Los gobernadores de bancos centrales y ministros de Finanzas del grupo “de los 20” (G20) se reunieron durante dos días en México para tratar la crisis financiera global. La agenda estuvo marcada por la posibilidad de que la economía de Estados Unidos postergue tomar medidas para corregir el déficit fiscal que lo lleve a un “precipicio” con consecuencias globales. Declaraciones de algunos de los participantes demuestran que el denominado “precipicio fiscal” en este país podría ser la mayor amenaza en el corto plazo para el crecimiento mundial, más aún que la discutida crisis europea. El déficit presupuestario en Estados Unidos ronda 7% de su Producto Interno Bruto y varios países del G20 temen que una postergación de las decisiones empuje a un ajuste profundo en 2013 con fuertes efectos recesivos. Además esta situación se da ante la ausencia de un consenso político entre demócratas y republicanos, agudizado por la pugna electoral que posterga los anuncios sobre las medidas a tomar.

Visiones

La declaración más optimista la hizo el secretario de Hacienda mexicano, José Antonio Meade, quien señaló que “en las últimas reuniones Estados Unidos ha manifestado su confianza en que será capaz de lograr los consensos políticos necesarios para que se dé un ajuste que mande señales claras de consolidación fiscal”. Por su parte, Masaaki Shirakawa, gobernador del Banco Central de Japón, indicó que “si Estados Unidos falla en resolver su precipicio fiscal, ello podría golpear la economía de este país tan duro como la del mundo”, y finalizó su intervención diciendo que “cada país del G20 debería emplazar al gobierno de Estados Unidos a solucionarlo”.

Faltan jugadores

En este marco se destacaron algunas ausencias. En primer lugar, la del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, la del jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y de funcionarios chinos.

Si bien el comunicado oficial se dará a conocer hoy, no se esperan grandes acuerdos en la reunión. En un borrador que trascendió a la prensa, los países sugieren a Estados Unidos “calibrar cuidadosamente el ritmo de ajuste fiscal para asegurar que las finanzas públicas se establezcan sobre una base ‘sostenible’ a largo plazo y así evitar una aguda contracción fiscal en 2013”. El borrador del comunicado de prensa, sin embargo, concluye que las economías más importantes del mundo “se darán más margen de maniobra” para cumplir con sus propias metas a fin de reducir los déficits presupuestarios, “en lugar de arriesgarse a agravar la desaceleración” en muchos países, entre ellos Estados Unidos, objetivo que va en línea con los compromisos de mediano plazo acordados en Toronto en 2010. En la cumbre de Toronto, los líderes del G20 se habían comprometido a estabilizar la deuda pública para 2016 en la mayoría de los países avanzados, así como reducir a la mitad sus déficits para finales de 2013.

Con vista a futuro, el G20 propone plantearse un nuevo conjunto de objetivos para la reunión de Moscú, en febrero.