Desde Ipusa negaron que hayan realizado aportes a la última campaña electoral del FA, junto con cualquier tipo de vínculo con partidos políticos. En diálogo con la diaria, su gerente general, Ricardo Pereiras, sostuvo que la empresa no tiene ese tipo de políticas y agregó que el único vínculo que tienen con el gobierno se da por intermedio de sus instituciones. “Han venido a visitarnos ministros pero invitados por la empresa para que conozcan un proyecto industrial.

Por ejemplo, nos fue aprobado un proyecto de inversión, pero como a cualquier empresa que presenta proyectos en los últimos años, de acuerdo a la nueva ley de exoneraciones tributarias para inversión”, sostuvo.

Consultado acerca de su visión sobre la regulación en el sector, consideró que las medidas proteccionistas no son la salida y que la industria debe funcionar con los elementos que ella misma tiene y sin intervenciones estatales. Por otra parte, mencionó que existe una asociación de productores de papel que nuclean tanto a las fábricas que producen papel tisú como a las que generan cartón y las que trabajan con fibras vírgenes como la celulosa.

Pereiras resumió el funcionamiento de Ipusa y explicó que los recortes de papel ya llegan enfardados y prontos para moler y producir la fibra, cuyo color depende del tipo de papel que se quiera obtener. Ilustró también sobre los distintos gramajes, que dependen de la cantidad de fibra que se va poniendo sobre la tela en la que el papel se forma, y que la fibra se seca y se pone en bobinas, que después van procesando los distintos tipos de papeles. Luego ya queda pronto para su comercialización en distintas variedades, tanto para el mercado interno como para exportarlo al sur de Brasil y Argentina. Pereiras añadió que únicamente es factible exportar a regiones cercanas porque la mercadería se traslada por vía aérea, y a mayor distancia se encarece el flete y, por lo tanto, el producto.

A la planta, que queda en Pando, por mes llegan entre 2.500 y 3.000 toneladas de recortes de papel para su reciclaje, en el que trabajan cerca de 450 empleados y por el que además se generan otros 300 puestos de trabajo indirectos, según el gerente. Ipusa compra el papel a los tres grandes depósitos tradicionales -que tienen cerca de 90 años en el mercado, según dijo- y a otras empresas pequeñas y medianas, algunas de ellas compuestas por clasificadores. Pereiras sostuvo que muchas veces colaboran con ese tipo de emprendimientos, pero a cambio les exigen constancia, es decir, que se comprometan a entregar todos los meses una cantidad determinada de materia prima. Sin embargo, señaló que sólo algunos clasificadores optan por nuclearse en este tipo de organización, porque “la mayoría prefiere trabajar entregando a intermediarios y no en forma directa”.