La celebración estaba pautada para las 10.00. Llegamos con suficiente anticipación. La caminería y los espacios centrales estaban en impecable estado; en medio del paisaje verde sobresalían los pabellones remodelados, pintados de amarillo fuerte. La mañana se prestaba para dejarse llevar por la arboleda centenaria, por aquellos caminos con tanta historia. Fuimos a la cantina, algo así como un centro social a donde los residentes que tienen pensión van a darse algún gusto:un refresco, un alfajor, una milanesa. Sin apuro, varios escuchaban algunos chistes de la cantinera, pero el rumor central era “viene el presidente”, “viene en helicóptero”.

El estrado se armó en una de las avenidas; delante había varias hileras de sillas hasta ese momento vacías, y más atrás, largos bancos de madera donde ya estaba la mayoría de los pacientes. Etchepare tiene unos 450 residentes y su vecina Santín Carlos Rossi, la otra colonia psiquiátrica, tiene un número similar. En la celebración había cerca de 150 pacientes.

Las autoridades arribaron en hora: la directora de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), Beatriz Silva, y el resto del directorio, el intendente de San José, José Luis Falero; el director de las colonias, Osvaldo do Campo; la ex ministra de Salud Pública María Julia Muñoz, que preside la comisión de festejos del centenario de Etchepare; y el presidente José Mujica.

Al verlo subir al estrado los pacientes aplaudieron y comenzaron a alentar: “Pepe, Pepe, Pepe”. Enseguida una de las funcionarias vestidas de blanco empezó a decirles que no gritaran, que podían aplaudir pero no gritar.

Luego de un saludo inicial y de recibir la indicación de ponerse de pie, comenzó el Himno Nacional. Era otro peso institucional, pero en este caso resultaba grato ver el disfrute de los pacientes: la mayoría lo cantaba, otros miraban y escuchaban con respeto; en la parte instrumental un paciente hacía señas como si fuese director de orquesta, había quienes acompañaban con palmas y unos cuantos se llevaban la mano al corazón.

Durante la sumatoria de discursos hubo ingredientes extra que desviaron el foco de atracción: a poco de empezado el acto el helicóptero que trasladaría a Mujica a Rocha comenzó a sobrevolar el espacio. Los discursos continuaban mientras el vehículo ganaba miradas y saludos. Descendió cuando Mujica decía que “los problemas de psiquiatría no los tenemos acá, también los tenemos afuera” y aprovechó la instancia para ejemplificar: “Si no, ese helicóptero no hubiera bajado ahí”.

Sus palabras fueron directas hacia un público que lo esperaba. Contó su “peripecia personal” de cuando “tenía una persecuta infernal, me figuraba voces”. “Aburridos de bancarme, me metieron en un hospital, en ese hospital me iba a atender una señora que me recomendaba un puñado de pastillas y yo la miraba. Esa pobre señora estaba peor que yo. Y me decía entre mí: si le llevo el apunte a ésta la quedo”. Despertó las risas de todos y hasta un “vamos, Pepe”. Continuó: “Las pastillas no servían para un carajo y yo las tiraba todas [risas otra vez, aunque también caras de duda], pero lo que sirvió fue que logró que me autorizaran a escribir y a leer ciencia. Me puse a leer química y física y con un lápiz fui dominando una cabeza que se me volaba y que andaba por ahí. Salí de la persecuta que tenía encima y salí muy bien, y como la vida es poesía estoy como para contar la anécdota”. La vida es poesía era el título del libro que recibió como obsequio: una recopilación de poemas de pacientes; además, le entregaron un cuadro y una caricatura suya.

Las colonias también obtuvieron presentes: dos ambulancias -no contaban con ninguna, a pesar de que en Etchepare funciona un hospital que atiende a 10.000 personas- y se inauguró la remodelación del pabellón 26.

Presionar al Estado

En 2006 se conformó la Comisión Honoraria de Administración y Ejecución de Obras, integrada por Alberto Grille, Francisco Wins, Julio César Sánchez Padilla, Felipe Costa Pino y Remo Monzeglio. Esa comisión ha presionado a organismos estatales y junto con la dirección ha logrado varias mejoras en los últimos años: activar y culminar el trámite de saneamiento de Etchepare -iniciado hacía más de tres décadas-, refaccionar la caminería e iluminación, remodelar los pabellones, reacondicionar el centro educativo, tener una sala con computadoras con conexión a internet y convenios con UTE para acondicionamiento térmico de los pabellones.

Silva, Falero y Muñoz como Mujica elogiaron el trabajo de la comisión. El presidente remarcó: “El Estado es frío, el Estado es abstracto, si no hay corazón humano que le ponga calor, la administración del Estado siempre va a ser insuficiente”, “rutinario y burocrático”.

Más directamente lo dijo luego, cuando con el general Wins recorría el pabellón 26: “Esto sale del Estado porque están ustedes rompiendo los quinotos”. Wins aprovechó para recordarle que algunas de las obras se financiaron con las partidas de 26 millones de pesos que destinó la Ley de Presupuesto para 2011 y 2012, y agregó que tal vez pueda pensarse en conseguir más apoyos de ese tipo en 2014 y 2015.

Cuando se descubrió una placa en homenaje a los funcionarios, Mujica ya se había ido; ante las autoridades de ASSE, los trabajadores recordaron la falta de personal asistencial, los pabellones que quedan por remodelar, sobre todo en Santín y la necesidad de una correcta atención a pacientes judiciales.

Inserción en la comunidad

En su alocución, la presidenta de ASSE dijo que las colonias se fundaron “con un modelo” en el que “se dejaba a las personas que tenían alguna dificultad lejos, separadas de la comunidad y de la vida diaria de todos nosotros”. Afirmó: “Debemos continuar apostando por el cambio del modelo”.

Ese modelo es el sugerido por especialistas a nivel mundial y también por los uruguayos que junto con varias organizaciones en 1986 crearon el Programa Nacional de Salud Mental para destinar mayores recursos a la prevención de las enfermedades mentales y a su atención a nivel comunitario.

En diálogo con la diaria, Silva confió en que “en esta etapa de transición” se tiene el deber de atender los requerimientos básicos de confort que se necesitan en las colonias “hasta que podamos tener otros indicadores de residentes en hogares más pequeños que sean como su casa”.

Hace 26 años de aquel completo y consensuado plan, pero todavía faltan esos ejemplos que no dejen dudas de los beneficios de esa modalidad de atención. A juicio de Silva, el dinero no es lo más difícil de conseguir, sino los recursos humanos y la apertura de una sociedad que todavía esconde la locura.

Con todo el peso de un siglo, el abandono y los derechos vulnerados de tantas personas, conmemorar este centenario generaba sentimientos contradictorios. Al menos eso se dijo en voz alta y baja. Habrá que ver qué apertura depara el siglo XXI.