Con un corte de cinta a cargo de autoridades de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) quedaron oficialmente inaugurados ambos centros, aunque sus puertas abrirán a partir del lunes. Son dos espacios divididos pero se ingresa por la misma entrada. Están frente a la sede central del Inca, ubicada en Joanicó y Dámaso Antonio Larrañaga. Se construyeron donde supo funcionar la antigua sala de operaciones del centro y la de internación. Al entrar a la Sala de Paso todavía pueden percibirse restos de aquella sala de operaciones, principalmente por la estructura edilicia y los colores de las baldosas y las paredes. Sin embargo, se ambientó de manera tal que por momentos la persona puede llegar a olvidar que está en medio de un tratamiento. A la entrada colocaron un cartel provisorio que anuncia: “La Casa de Paso recibirá a los pacientes del Inca derivados por su médico y que deban esperar consultas, tratamientos ambulatorios u ómnibus”. Allí podrán permanecer con un acompañante “debidamente identificado”.

Hay dos computadoras con conexión a internet, cafetera, calefacción, sillones y televisión para pasar el rato. El horario de funcionamiento será de 7.00 a 19.00.

Álvaro Luongo, director del Inca, explicó que con la sala de paso se cuenta con un lugar de base para los pacientes que viajan a Montevideo a hacerse algún tratamiento y tienen que esperar horas para que los lleven de nuevo a su casa o se tomen el ómnibus. “Antes quedaban por el hospital, giraban por el barrio, entonces hemos logrado un lugar donde pueden permanecer. No solamente permanecer sino estar cómodos, bien”, comentó. Además de las comodidades materiales, el médico mencionó que los pacientes contarán con apoyo psicológico brindado por técnicos del Mides. En relación a este servicio, dijo que la atención psicológica es “lo más importante” de un tratamiento. “Aislar a los pacientes por el tratamiento médico es un gran error, la droga no soluciona una cantidad de problemas”, opinó.

El Centro Tarará Unión sí puede hacer que los pacientes recuerden que están en medio de un tratamiento, sin embargo, seguro se van a sentir más cómodos que hasta ahora. Es que a los pacientes que se autovalen y que deben permanecer entre seis y siete semanas en Montevideo no se les daba el alta, se los tenía internados en la sala de internación. De esta manera, convivían pacientes que podrían entrar y salir a la calle con los que atravsaban un momento más complicado en la enfermedad. “De esa forma vamos a desagotar las camas que hoy utilizamos en el hospital”, detalló Luongo. Por lo que se ganarán 12 camas más.

El director del Inca resumió que los centros tienen objetivos “diferentes aparentemente” pero responden a uno “primordial”: “Mejorar la calidad de permanencia de los pacientes cuando están en tratamientos oncológicos”.

Ni mucho ni poco

En el Inca se atienden diariamente alrededor de 150 pacientes de ASSE en radioterapia y 30 en quimioterapia. Además, efectúan unos 70 tratamientos en policlínicas, tienen más de 20 cirugías mensuales coordinadas y cubren 2.500 protocolos de pacientes del interior del país, a los que se les envía la medicación para la quimioterapia.

Consultado por las necesidades actuales que tiene el Inca, Luongo mencionó la falta de personal, pero reconoció que es una carencia de todo el sistema de salud, de ASSE y del sistema privado. “Hemos solucionado los problemas más agudos y más críticos, pero todavía nos falta algo de personal y estamos luchando por eso y ASSE nos ha comprendido”, detalló. En relación a las mejoras detectadas en los últimos años, señaló las edilicias y contempló el equipamiento tecnológico que se aplica en los tratamientos de quimioterapia. Para los tratamientos de radioterapia dijo que se necesita “algo más de tecnología”; “pero quizá no sea sólo en el Inca”, puntualizó.

“El instituto ha cambiado lo edilicio y está cambiando en su filosofía, quizá en la forma de tratamiento y de integrarse. Yo creo que estamos mejorando y que las cosas no son tan malas como se las pinta a veces ni tan buenas como decíamos, están en el medio. El camino es que estamos cambiando y por suerte para bien”, concluyó.