En la sección de Competición, el jurado internacional presidido por el cineasta británico Mike Leigh premió con el Oso de Oro a Paolo y Vittorio Taviani (de 81 y 83 años, respectivamente) por “César debe morir”. Su propuesta es una mezcla de ficción y documental rodada en una cárcel de alta seguridad de Roma. Allí, los hermanos Taviani grabaron durante seis meses a los presos mientras ensayaban un nuevo montaje de “Julio César”, de Shakespeare. Un premio bien merecido y acorde con la filosofía del festival: el compromiso social, el talento cinematográfico y la capacidad para crear emociones en el público y transmitir un mensaje humanista. Había otras buenas películas, pero ninguna expresaba mejor esa concepción.

Diecinueve películas competían por el Oso de Oro que obtuvieron los hermanos Taviani. La mayoría se basa en hechos reales o son adaptaciones de obras literarias, muchas de ellas novelas históricas. Así, la 62ª edición de la Berlinale mantuvo los pies en la tierra y quizás por eso se alejó de las estrellas de Hollywood.

Entre los grandes nombres que sí estuvieron en Berlín destacó Billy Bob Thornton que competía con su nueva película, “El coche de Jayne Mansfield”, que interpreta y dirige. También hizo acto de presencia Isabelle Huppert, protagonista de la última película de Brillante Mendoza, basada en el secuestro de doce turistas perpetrado por un grupo yihadista en Filipinas en 2001. Y no faltó Max von Sydow, con el último trabajo del multipremiado director británico Stephen Daldry, con el atentado del World Trade Center de Nueva York como trasfondo. Ninguno de estos trabajos fue galardonado, pero todos tuvieron una gran repercusión y respuesta del público.

Fuera de concurso, Antonio Banderas presentó “Haywire”, el último proyecto de Steven Soderbergh. Igualmente, estuvo presente el español Álex de la Iglesia, acompañado por Salma Hayek, protagonista de su último film, “La chispa de la vida”. Ambos films pusieron el entretenimiento a esta edición de la Berlinale, dominada por los retratos de problemas sociales y revoluciones de ayer y hoy, desde la Ilustración a la Primavera Árabe.

La sorpresa del festival la puso Angelina Jolie, con su debut como directora del film “En la tierra de sangre y miel”, una historia sobre las consecuencias de la guerra civil en la ex Yugoslavia. El homenaje oficial fue para Meryl Streep, a la que se dedicó una retrospectiva y a quien otorgaron el Oso de Oro Honorario.

La producción europea más celebrada, tanto por su factura como por la calidad de sus interpretaciones, ha sido “A royal affaire”, una tragedia basada en hechos reales sobre un médico alemán que logró imponer las ideas de la Ilustración en una Dinamarca dominada por el temor a Dios y a los señores feudales. Tras ganarse la confianza del monarca danés, Christian VII, comete el error de enamorarse de su reina, Caroline Mathilde. El proyecto pertenece a Zentropa, la productora de Lars von Trier, y es dirigido por el prolífico director y guionista Nikolaj Arcel. Este joven danés ha sido premiado con un Oso de Plata por su notable guión, escrito en colaboración con Bodil Steensen-Leth y Rasmus Heisterberg. Y también mereció premio el actor Mikkel Boe Folsgaard, impresionante en su interpretación del delirante, caprichoso e infantil rey de Dinamarca.

El premio a la mejor actriz ha sido para una jovencísima Rachel Mwanza por su espontánea y conmovedora interpretación de una niña-soldado reclutada en una aldea africana por el mismo ejército rebelde que asesinó a sus padres. Este premio, tan justo como reivindicativo, expresa la voluntad del Jurado Oficial de la Berlinale de dar visibilidad a las culturas y a los problemas de África.

De la abundante y variada presencia de cine alemán sólo sobresalió “Bárbara”, de Chistian Petzold, reflejo de la opresiva atmósfera de la antigua Alemania del Este, de la que la que una joven pediatra quiere emigrar.

El Premio del Público fue para “El desfile”, del serbio Srđjan Dragojević. “El desfile” es la película más original y divertida de todas las proyectadas en esta edición de la Berlinale. Cuenta las vicisitudes de un activista gay empeñado en conseguir apoyo para llevar a cabo un desfile homosexual en una Serbia exageradamente homofóbica.

La película uruguayo-mexicana “La demora”, de Rodrigo Plá y Laura Santullo, también recibió dos premios independientes del jurado oficial. Por un lado, recibió un Oso de Plata del jurado ecuménico, y por otro, resultó elegida por los lectores del diario alemán Tagesspiegel.

La Berlinale cerró su 62ª edición con buena salud. Este carnaval de cine inundó el centro financiero de la capital alemana y los grandes recintos de la ciudad con espectadores ávidos por descubrir nuevas historias. La Berlinale demostró que sigue siendo una cita abierta a obras de cualquier género y presupuesto dispuesta a darle una vuelta más a las cuestiones universales. En sus diferentes secciones acogió muchos documentales que propiciaron debates sobre cuestiones de actualidad: la situación de los países subdesarrollados, los conflictos religiosos y el racismo.