Existen numerosas copias de la Mona Lisa, y la que se conservaba en El Prado no parecía revelar nada especial. Lo que se habría descubierto ahora, que se trata de una copia del trabajo de Leonardo Da Vinci realizada en simultáneo con la obra del maestro, fue enmascarado por dos motivos. Por una parte, el paisaje toscano que constituye el fondo del retrato de Da Vinci estaba en esta copia totalmente cubierto de pintura negra, lo que llevaba a pensar que era una reproducción mal ejecutada, ya que desmerecía a la figura femenina. Pero, además, se creía que el marco en el que se conservaba la pintura madrileña era de nogal, un material utilizado por los artistas holandeses en lugar del roble preferido por los italianos.

Sin embargo, los trabajos de restauración de la copia revelaron que la pintura negra había sido añadida posteriormente -un siglo después de creada la obra original, que Da Vinci pintó entre 1503 y 1505- y que la madera del marco no era nogal sino roble. Estos dos datos "acercaron" la copia al original de Leonardo, pero el dato fundamental provino de una comparación de análisis realizados con rayos infrarrojos. Éstos revelaron que los bocetos de la copia de Madrid tienen una enorme similitud con los que existen debajo de la pintura de Da Vinci, que se sometió a ese estudio imagenológico en 2004. Que los esbozos que están debajo de la pintura coincidan significa que la copia fue realizada al mismo tiempo en que se iba pintando el célebre retrato original de Lisa del Giocondo, esposa de un comerciante florentino.

Todos estos datos fueron presentados hace dos semanas en Londres por Ana González Mozo en una exhibición de obras de Da Vinci organizada por la National Gallery. La especialista del museo de Madrid y Bruno Motti, cabeza del Centro de Investigación y Restauración de Museos de Francia, también especularon sobre la identidad de los autores de la pintura de El Prado. Los candidatos son Andrea Salai, que trabajaba con Leonardo desde 1490, y Francesco Melzi, que comenzó a hacerlo más de una década después.

Mundo espejo

La presentación de González Mozo obligó a las autoridades de El Prado a adelantar el anuncio oficial del hallazgo, planeado para finales de este mes. Miguel Falomir, curador del museo, consignó que la réplica aparece inventariada a partir de 1666 como parte del tesoro del Palacio Alcázar de Madrid.

El descubrimiento es relevante no sólo por motivos históricos -si se realizó en simultáneo con el original se trata de la primera copia del retrato más famoso y enigmático de la historia-, sino también por razones estrictamente pictóricas: la restauración de la obra madrileña podrá revelar facetas de la técnica de Leonardo que ya no se pueden extraer del original que se conserva en el Museo del Louvre, que presenta grietas y otros signos de deterioro. La copia no sólo se ve más joven (ver las excelentes imágenes que ofrece El País de Madrid en http://ladiaria.com.uy/Ud) y está mejor conservada, sino que será pasible de posteriores análisis minuciosos e “invasivos” que permitan conocer más detalles sobre la forma en que se trabajaba en el estudio de Leonardo Da Vinci.

La agencia Efe informa además que las Mona Lisa “gemelas” volverán a reunirse a mediados de año, cuando la copia madrileña viaje a París para una exposición en El Louvre sobre otra de las obras icónicas de Leonardo, La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana.

Curiosamente, este descubrimiento se anuncia en la misma semana en que se dio a conocer que otra de las creaciones más famosas de Da Vinci, El hombre de Vitruvio, habría sido realizada en colaboración con un arquitecto amigo del artista, como si empezaran a proliferar socios y dobles del genio renacentista.