“No habrá paz para los malvados”, la historia de un policía que se involucra en un caso mucho más complicado de lo que parece a primera vista, se llevó la mayoría de los premios Goya, incluidos el de Mejor película y el de Mejor director para Enrique Urbizu. Aunque se le ha ponderado la mezcla de estilo hollywoodense y cine de autor europeo, no tuvo igual suerte la película de Pedro Almódovar, “La piel que habito”, en la que el director manchego también incursionaba en géneros igualmente perfeccionados en Estados Unidos, para el caso el terror y el suspenso: se llevó cuatro premios Goya, pero el único “grande” fue el de Mejor actriz (Elena Anaya).

Ya Antonio Banderas, protagonista de la película de Almodóvar, al ingresar a Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones en Madrid, había adelantado que no creía que la del domingo fuera su noche. Efectivamente, los últimos Goya resultaron ser la consagración de José Coronado (Madrid, 1957), quien resultó Mejor actor por su rol como el “policía malo” (pero bueno) Santos Trinidad, un personaje al que la prensa española saluda como un nuevo arquetipo narrativo.

Otro “policía malo” que estuvo presente, aunque no como nominado en categoría alguna, sino en la voz de su creador, fue Torrente: Santiago Segura hizo un divertido discurso en el que cuestionó la forma en que toma sus decisiones la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas española al tiempo que reivindicó (por el absurdo) a su personaje. En la ceremonia hubo otras desviaciones del discurso oficial, aun menos esperadas que las de Segura: un par de personas con máscara de Guy Fawkes -que suelen vestir manifestantes como los “indignados” españoles o los acampantes de Occupy Wall Street- pasó brevemente delante de los presentadores, así como un hombre identificado como El Muletilla, que prentendía atraer inversores para realizar “el primer western extremeño”. Tal vez haya sido inspirado por “Blackthorn”, western español rodado en Bolivia (ficción sobre las andanzas de Butch Cassidy en esa tierra) que se llevó cuatro premios en rubros técnicos.

La aparición de El Muletilla interrumpió el discurso de la directora y publicista Isabel Coixet, que recibió el premio a Mejor documental por “Escuchando al juez Garzón”. Con inmejorable timing, la realizadora de “La vida secreta de las palabras” criticó “la injusticia de la Justicia” respecto a las condenas que desde la semana pasada pesan sobre Garzón.

Por su parte, el argentino Ricardo Darín, protagonista de “Un cuento chino” (de Sebastián Borensztein), se mostró alegremente sorprendido cuando tuvo que leer el papelito que decía que su película había ganado el premio en la categoría creada para las coproducciones de España y países de esta región (Mejor película iberoamericana). Como Mejor película europea, los jueces españoles eligieron a “El artista”.