El mínimo era 66,7%. Cuando el reloj de Atenas marcó las 22.00 de ayer todos los pronósticos y trascendidos coincidían en que el piso necesario para que el país pueda recibir el segundo rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) había llegado, casi, hasta el techo. Más allá del optimismo transmitido por el gobierno comandado por el primer ministro, Lukás Papademos, ayer en la tarde helena se conoció el primer dato oficial que daba tranquilidad a propios y extraños: la agencia griega ANA informó que 75% de los tenedores de deuda había dado el sí en un registro abierto para tales efectos, porcentaje que horas más tarde se elevó a 85%.

Ya en la medianoche europea fue el diario El País de España el que arriesgó que “alrededor del 95% de los bonos regidos bajo leyes griegas” habían aceptado la quita de 53% de los bonos griegos en su poder, que para ellos significa pérdidas reales de más de 70% del monto. Hoy será el día en el que el Ejecutivo informe públicamente la cifra final. Pero quizá la confirmación de que al menos por ahora Grecia vuelve a respirar lo hayan dado las bolsas europeas, ya que varias de ellas cerraron al alza alentadas ante el cumplimiento de la meta. Otro indicio claro fue que ayer el Banco Central Europeo anunció que volverá aceptar los bonos griegos como garantía en sus operaciones. El órgano europeo había dejado de asumir los títulos helenos como garantía el 28 de febrero, cuando la agencia crediticia Standard & Poor’s rebajó la nota país a impago selectivo.

De acuerdo con estos números, el Estado conseguiría reducir su deuda en 107.000 millones de euros (70 % del total de deuda a reestructurar de 206.000 millones), monto suficiente para que se libere el segundo rescate, que había sido pactado en febrero, el cual asciente a 130.000 millones de euros.