La organización está presente en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Paraguay y Bolivia. Un artículo publicado en la página web del CCS afirma que América Latina es la región más urbanizada del mundo (78% de la población vive en las ciudades) y que en los últimos años se ha incrementado el déficit de vivienda y la instalación de asentamientos irregulares. Olsson sostiene: “Muchos de los alcances de la crisis se dieron porque el Estado ha sido degradado -por todos los consensos de Washington y las recetas neoliberales- a algo que ni siquiera sirve para casi barrer las calles”. “A veces no tiene ningún papel más que jugar a ser un botín de corrupción de los grandes tiburones de siempre”, añadió.

En América Latina el CCS trabaja, desde hace más de diez años, únicamente con el modelo de FUCVAM y en 2013 extenderá la experiencia a África. Es referencia “por aspectos metodológicos, por la lucha por el suelo, por [la creación de] marcos legales favorables para que la gente pobre pueda organizarse y resolver su problema de vivienda”, dijo Olsson. Con 40 años de vida y con cerca de 500 cooperativas, FUCVAM es “el ejemplo” que tiene el CCS para que personas de otros lugares se animen a construir bajo esa modalidad. “No es que alguien viene y le resuelve a la gente sus problemas de vivienda, la gente misma los resuelve. Eso asusta a las empresas privadas de construcción, porque la calidad es muy superior a la que dan por el mismo dinero las empresas privadas, que tienen que ganar. Por otro lado, FUCVAM siempre ha dicho que la vivienda es un derecho, no es una mercancía, y ése es también un desafío para políticos que buscan decir ‘esto es un regalo que yo hago a la gente para que siga votando por mí’. Esas relaciones clientelistas de la política no están con el sistema”, señaló el entrevistado.

Confianza en sí mismo

“Muchas veces cuando empezamos a trabajar el peor enemigo que tenemos es la baja autoestima de la gente, porque siente que no tiene capacidad de nada, porque toda la vida los han ninguneado, les han dicho que no son nadie, que son vagos”, sostuvo Olsson. Dijo que el CCS financia “procesos de capacitación para que la gente tome las riendas del asunto”, les da a los grupos herramientas para la organización y para que “les exijan a los gobiernos” el derecho que tienen “de acceder a financiamiento para construir su vivienda”.

Comentó que hubo dos casos, en Nicaragua y en El Salvador, en los que “habíamos llegado a una situación en que no se lograba avanzar en la incidencia porque las personas nos decían ‘Suena muy bien pero no se puede hacer así aquí, tal vez se puede hacer en Uruguay pero Uruguay es muy distinto, toda la gente es blanca, aquí somos todos indios’. Allí nosotros excepcionalmente, con dineros propios del CCS (los del gobierno sueco no los podemos usar para construcción), hicimos un fondo de crédito, mediante el cual tratamos de emular las condiciones de crédito y nivel de subsidio que tienen las cooperativas en Uruguay, para demostrar que con las condiciones adecuadas financieras puede lograrse”. Luego de haber intervenido en esas cooperativas que se construyeron, una con 34 viviendas y la otra con 36, se han vuelto como “lugar de romería”. “Reciben visitas todos los días de personas que quieren verlas porque se preguntan ‘¿será cierto que ustedes hicieron esto?, si son gente como nosotros’ [...] En León, Nicaragua, y en el Puerto de la Libertad, El Salvador, está esto, y la gente está pagando el crédito, aunque es muy humilde”.

Incidencia

El acceso a una vivienda es un derecho incluido en la Declaración Universal de Derechos Humanos; sin embargo, quienes se organizan se enfrentan aún a dos principales obstáculos: la falta de financiamiento y la dificultad en el acceso a la tierra.

Olsson puso el ejemplo de Guatemala, donde “hace seis años las organizaciones presentaron una propuesta de ley de vivienda de interés social para que hubiera condiciones mínimas para acceder al financiamiento, que recién se aprobó [en febrero], y es una lucha de muchos años; la gente no se cansó de hacer plantones frente al Parlamento, de escribir, de exigir, de aparecer, ellos fueron los que lograron eso”. Pero reconoció que todavía resta seguir trabajando, porque la ley se creó sin financiamiento “y ésa es otra lucha”, dijo pronunciando enfáticamente el término ‘otra’.

“Uno pensaría que en países donde hay gobiernos progresistas sería mucho más fácil conseguir financiamiento, no obstante no es tan así, porque el discurso cambió pero la práctica, los mecanismos de financiamiento, se mantienen”. Dijo esto en relación a Bolivia, Nicaragua, El Salvador y respecto a Centro América y Paraguay agregó: “Hay lugares como Guatemala en los que no podés decir ‘reforma agraria’, en los que no se puede tocar la sacrosanta propiedad privada. Las condiciones políticas, e incluso de seguridad, son muy complicadas, hay gente que vive bajo amenaza de muerte porque se organiza; todavía la palabra ‘cooperativa’ sigue siendo algo medio subversivo”.

Economía social

El 2012 fue denominado por la Organización de las Naciones Unidas Año Internacional de las Cooperativas. Olsson dijo que el CCS aprovecha esta ocasión para difundir: “Este tipo de cooperativa puede hacer una gran diferencia en tiempos de crisis como los que tenemos en este momento. La propuesta cooperativa es algo mucho más concreto, no es la especulación financiera que nadie sabe dónde está, son actividades de respuesta a necesidades concretas que pueda tener la gente”. El entrevistado advirtió: “Siempre existe el riesgo de que uno caiga en cosas publicitarias, en show; hay esferas cooperativistas que realmente ya se hicieron parte del establishment, que no tienen una propuesta para una sociedad más igualitaria, más justa, más desarrollada”.

Consultado acerca de la crisis europea, que muestra impactos en la vivienda, Olsson respondió que “hoy la situación de problemas que siempre se han tenido en países ‘de tercer mundo’ se repite en Europa. Esa fe ciega en que el mercado inmobiliario resuelva las cosas está muy cuestionada” y señaló que la explosión de la burbuja de la especulación financiera fue la que causó la crisis. “A nosotros, como promotores de la economía social, la crisis nos da argumento para decir que una cooperativa siempre va a estar pensando en su entorno concreto, económico, de necesidades y derechos en la localidad, a diferencia de las bancas comerciales, que cada vez son más internacionales y más etéreas en la manera en la que invierten”.