En el departamento de Adopciones de INAU funciona el área Búsqueda de los Orígenes. Para potenciar el archivo de los documentos existentes en el registro, la institución firmó en abril de 2010 un convenio con la Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines de la Universidad de la República. Allí están contenidas las historias de vida de las personas que pasaron por los registros de adopción a partir de 1940. Un equipo de archivólogos y estudiantes liderados por la docente Liliana Gargiulo trabajó, con el compromiso de respetar la confidencialidad, en identificar, seleccionar, organizar y clasificar 3.670 expedientes que se encontraban en condiciones de humedad, varios con un importante deterioro, y en un total desorden.

Perjudicial

Desde el público, otra madre adoptiva, abogada de profesión, recogió un planteo subyacente en la actividad: "Así como es tan hiriente no tener una respuesta a una historia de vida, es hiriente que cualquiera de nuestros hijos adoptivos pueda leer en un diario cuál es su historia biológica". Y pidió al organismo que trabajara "en el tema de la prensa, que maneje bien cómo y qué pasa con las historias de nuestros hijos biológicos que pasan a un diario de circulación masiva". Salsamendi respondió: "El tema de la prensa es si les interesa más informar o vender". No obstante, opinó que "filosóficamente soy de los que participan que la mejor ley de prensa es la que no existe, pero esto tiene que estar dado en el respeto de derechos y libertades", acotó. Sin manifestarlo públicamente la madre siguió discrepando con la postura de Salsamendi. Sabe en carne propia que en el afán de vender y de buscar la noticia, cueste lo que cueste, terminan señalándose con los peores dedos a niños que continúan siendo victimizados.

El trabajo de hormiga que efectuaron redundó en beneficios a la hora de buscar información, ahora está todo encarpetado y colocado en cajas. Se incorporaron documentos de otros departamentos de INAU, se crearon fichas y un pequeño software de búsqueda de expedientes. Todo esto fue explicado con minuciosidad por Diego Aguirre, estudiante de Bibliotecología y becario del convenio, que también mencionó algunas situaciones detectadas, como la ausencia de informes técnicos que acompañaran los expedientes anteriores a 1980, o los "documentos testados", producto de la política impulsada en los años 70 "de testar, de borrar todo lo que se consideraba datos sensibles", comentó Aguirre.

Pero para quien no estaba empapado en la temática, la real importancia de la tarea se hizo evidente cuando se presentaron datos concretos de búsquedas.

Historias personales

Silvia Frávega y Olga Portas, asistente social y psicóloga respectivamente, integran el área de Búsqueda de Orígenes del departamento de Adopciones. Presentaron tres situaciones que trabajaron en el transcurso del año e indicaron que "son situaciones habituales de las que llegan a nosotros".

María tiene 42 años y nació en 1969. Fue adoptada, a los pocos días de nacida, por una cuidadora institucional de INAU y su esposo, bajo la legitimación adoptiva del Consejo del Niño. Su padre adoptivo murió, su madre adoptiva tiene 67 años. Las técnicas comentaron que esta última "está en funciones actualmente como cuidadora del organismo y está al tanto del deseo que tiene María de buscar sus orígenes; lo respeta pero no le brinda información que ella [María] sienta que es confiable". Se enteró de que era adoptada a los 17 años, por una persona ajena a la familia, y hace diez busca responder una pregunta: por qué la dejaron. Llegó al departamento de Adopciones en el correr de 2011 con "su partida de nacimiento primitiva que la tuvo en forma irregular y la partida de nacimiento sustitutiva, de su legitimación adoptiva", mencionaron. Entre ambos documentos, se produjo el cambio de nombre de pila. "En estos diez años María recorre muchas y variadas instituciones públicas y privadas de Uruguay, incluso del extranjero, buscando datos", indicaron.

Su caso, así como las otras dos situaciones que expusieron, llegó al departamento en 2011, luego de pasar por la asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos, puesto que las tres adopciones se produjeron cerca del período dictatorial.

Las técnicas detallaron que María fue al Registro Civil porque sabe cómo se llaman sus padres biológicos, pero en esa oficina no hay partida de nacimiento, de defunción ni de matrimonio de sus padres (que figuran como casados en su partida de nacimiento). Tampoco halló documentos de ellos en Identificación Civil ni en la Corte Electoral. El departamento de Acogimiento Familiar de INAU no logró detallar su ingreso, tampoco encuentra datos en el Archivo Central del instituto y, según las técnicas, en el de Adopciones existe "una carpeta donde solamente consta el trámite jurídico de la institución que es la pérdida de la patria potestad, pero no hay datos de su historia personal, familiar, ni social".

El otro caso fue de Carolina, nacida en 1981. Su adopción se hizo fuera de la órbita del INAU. Su padre adoptivo falleció cuando ella tenía 15 años y su madre adoptiva tiene 70 años; tenían dificultades para procrear y adoptaron "por deseo de la figura masculina", relató la chica, recogiendo el relato familiar. Vivió con ellos desde su año y medio y antes estuvo en un hogar del Consejo del Niño. A los cinco años los padres le confesaron que era adoptada, "alguien" le dijo que su madre biológica había muerto y que habría estado también en el Consejo del Niño. Carolina comenzó la búsqueda de su origen hace diez años. En el Departamento de Adopciones encontró "un libro viejo" donde "constaba la solicitud de adopción de quienes serían luego sus padres adoptivos, quienes fueron aceptados, pero no hay registro de su tenencia ni de una legitimación adoptiva posterior". Al tiempo, su madre adoptiva le dio la dirección del hogar a donde habría ido a buscarla su padre; allí no le dieron respuesta, la derivaron a una oficina y abandonó la búsqueda. "Hasta el día de hoy su madre sigue diciendo firmemente y enojada, por su insistencia, que no sabe nada, sin embargo, tiempo después le dirá que está escribiendo una carta 'para cuando ella no esté en este mundo'; 'sólo así me iba a enterar'”, parafrasean. "Saber la verdad, si existe, la quisiera conocer y nada más", planteó la chica en 2011 cuando se presentó al Departamento de Adopciones. Las técnicas le sugirieron presentarse en el Registro Civil con su partida sustitutiva para obtener la partida primitiva; no la obtuvo, pero sí la sentencia de adopción, donde descubrió el nombre y apellido de la progenitora y el número de expediente judicial. Recorrió diferentes oficinas y de ninguna obtuvo nada, por ejemplo en el Registro Civil le dijeron que había muchas mujeres con ese nombre; por medio de la guía telefónica, Carolina localizó a dos personas, y una resultó ser su madre de origen. Las técnicas acompañan y orientan ahora el proceso de encuentro que viene produciéndose.

Frávega y Portas sugirieron ir más allá de los casos puntuales, para enfocarse en las responsabilidades del Estado. Sobre el de Carolina, plantearon: “¿Quién autorizó que esta niña saliera de un hogar y que estuviera en tenencia con fines de adopción?”. “¿Qué pasó con su partida de nacimiento? ¿Dónde nació? Su madre biológica estuvo en el Consejo del Niño y no se encuentran registros".

Alicia nació en 1975. Su padre adoptivo falleció en 1984 y la madre en 2007. Cuando ésta aún vivía "alguien le dijo que era adoptada"; ella le preguntó a su madre, pero ésta lo negó. A comienzos de 2011 "una persona allegada a su familia materna" le dijo que era adoptada. Familiares de Detenidos y Desaparecidos la derivaron al Departamento de Adopciones. En su partida de nacimiento figura que nació "en domicilio" y que fue inscripta días después sin que mediara una tenencia. "No hay ningún dato que nos permita a nosotros ni a ella investigar esa situación", comentaron las funcionarias. "El único camino que tiene de confirmar si fue adoptada o no es por medio de un familiar", concluyeron, con cierta desazón.

Algo más que amor

INAU repartió ayer un documento derribando mitos respecto de la adopción. Uno de ellos es: “Si le decimos la verdad, va a sufrir”, y era rebatido con la afirmación que sostiene que es un derecho del niño conocer su condición de adoptado y que los adultos deben prepararse para ello. Tanto Javier Salsamendi, presidente de INAU, como Beatriz Scavone, directora del Departamento de Adopciones, insistieron en las responsabilidades del Estado en la temática.

Aurora Reolón, madre adoptiva e integrante de la Asociación de Padres Adoptantes del Uruguay, tomó la palabra cuando se abrió al público, y reafirmó, desde su lugar, que “éste es el camino y está bien que cada vez el Estado nos apoye más en la búsqueda, porque hacer todo ese recorrido que tuvieron que hacer esas personas es herirlas aún más”. Agregó otro aspecto importante: “Ésta es una corroboración de que el amor no es suficiente, que mucho más que amor se necesita para una adopción: es amor, es responsabilidad y es respeto”, e insistió en que “la mentira es mil veces peor”, “por más que su historia anterior a la llegada de adopción sea una historia dura”. Emparentado con eso, Reolón sugirió desestigmatizar el concepto de adopción, y varios prefirieron abolir esas distinciones, porque son hijos y punto.