Los problemas de Europa no son pocos ni fáciles de resolver, y en este sentido, ayer, las agencias internacionales de noticias daban cuenta del enrarecido clima político interno en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuyo equilibrio financiero y solidez política se encuentran severamente cuestionados por la crisis económica en el viejo continente y la apuesta de EEUU a fortalecer su presencia política y militar en el área del Pacífico, donde China ya le disputa la hegemonía en todos los terrenos. En ese contexto, en la víspera, el matutino paulista Folha de São Paulo publicó una entrevista realizada al canciller español, quien convocó a impedir lo que él vislumbra como un probable desastre económico y político en su zona de acción. “La salida del euro es un escenario no previsto en los tratados. Nadie sabe lo que ocurrirá con Grecia, pero debemos impedirlo. Para los griegos sería condenar a una generación, para los demás los efectos son desconocidos. Es un escenario tan dantesco que prefiero no imaginarlo”, disparó García Margallo. Defendió la política general de ajuste del gasto público que aplica el gobierno conservador que integra, dirigido por Mariano Rajoy, y después aseguró que de producirse un desastre derivado del posible egreso griego de la zona monetaria común, ni siquiera Alemania se salvará de unas consecuencias que prevé muy negativas. “Alemania, que es el país con mejores números, escapó por poco de la recesión. La mitad de las exportaciones alemanas van para la UE. Esto es como el Titanic. Si se hunde, los pasajeros de la primera clase también se hunden”, graficó.

Volvió a marcar lo que entiende como el único camino viable para enfrentar la debacle económica general. “La austeridad fiscal es esencial porque no habrá crecimiento europeo en un clima de indisciplina macroeconómica”, objetivo para cuya consecución “es necesario estabilizar a los mercados, garantizar la sustentabilidad de la deuda pública para que no se ahogue a los países que están haciendo sacrificios”, agregó. Luego, y bordeando el cinismo, el canciller ibérico respondió sobre el problema de desempleo que padece el mercado laboral de su país, especialmente en su afectación sobre los jóvenes. “La falta de oportunidades puede oxidarlos, pero es algo simple para solucionar”, aseveró, aludiendo a la posibilidad de emigrar en busca de nuevos horizontes que tienen algunos de esos ciudadanos, según consignó la agencia italiana de noticias ANSA.

La cuenta, por favor

En tanto, y de acuerdo a información publicada por la agencia noticiosa francesa AFP, el costo directo de un egreso griego de la eurozona para los contribuyentes europeos oscilaría en entre 150.000 y 350.000 millones de euros, según estimaciones realizadas por analistas de Barclays Capital. Es que ese desenlace implicaría desde el inicio una moratoria helénica frente a los acreedores europeos.

En medio de las consideraciones sobre un eventual egreso de Grecia debe ubicarse el monto de los préstamos ya concedidos a Atenas, directamente y por medio de las contribuciones al Fondo Monetario Internacional (FMI); la participación en las pérdidas que padecería el Banco Central Europeo por la deuda griega consolidada en sus carteras (entre 35.000 y 55.000 millones de euros); y las pérdidas sufridas por los bancos centrales nacionales por su exposición a la deuda de Grecia a través de la tenencia de títulos públicos del Estado egeo.

El banco alemán DekaBank calcula que los conceptos citados sumarían unos 350.000 millones de euros, de los cuales 86.000 millones corresponderían sólo a Alemania, que de esa forma exhibiría el grado mayor de exposición a los vaivenes de la economía mediterránea. El ex ministro de Economía francés François Baroin contabilizó el martes la cifra de 50.000 millones como posible pérdida para su país de resolverse la salida de Atenas del grupo, mientras que para Holanda, el economista Marteen Leen, del banco ING, anticipa pérdidas de cartera por aproximadamente 20.000 millones de euros.

A todo ello debe sumarse una moratoria sobre los pasivos en manos de actores privados, en particular la deuda griega presente en las carteras de los bancos privados europeos, que aún luego de concertado el reciente canje de obligaciones alcanza a unos 100.000 millones de dólares.

Las oscilaciones de los pronósticos de pérdidas varían según se analice un escenario de default parcial o total de Atenas, donde los problemas se agravan a diario sin que los partidos políticos hayan logrado conformar un nuevo gobierno tras las recientes elecciones de emergencia. Frente a los 350.000 millones de euros en costos para los contribuyentes europeos estimados por el germánico DekaBank, el Barklays Bank es más optimista, al vislumbrar una moratoria parcial con un costo de entre 150.000 y 230.000 millones de euros para el erario comunitario. A su vez, el banco suizo UBS prevé una depreciación de 75% de la deuda griega, con pérdidas asociadas por 225.000 millones de euros.

Si bien hay analistas que entienden que la salida griega de la eurozona sería un hecho mucho más manejable hoy que si hubiera ocurrido dos años atrás, para UBS “el verdadero riesgo está en otra parte”, en referencia a los efectos inducidos, “en particular una corrida bancaria en otras partes de Europa”. Tales costos indirectos no son fáciles de calcular porque dependerían finalmente del alcance y profundidad del contagio a las otras plazas de la zona.

Sueño infernal

En este caso, algunos expertos ven la posibilidad de que los ahorristas de los sistemas financieros más expuestos, España e Italia, vacíen sus cuentas bancarias para proteger sus recursos, con lo cual el resto del área debería establecer rápidamente mecanismos preventivos para evitar el contagio, como por ejemplo sistemas de garantías para el ahorro. En este escenario, el BCE tendría que garantizar liquidez a toda la banca regional. No obstante, más allá del probable egreso griego, la zona tendría que facilitar “miles de millones de ayuda” a Atenas “porque no se podría dejar que ese país se hunda por completo”, razonó Martin Schulz, presidente del Parlamento europeo.

Menos optimista se mostró Hans-Werner Sinn, presidente del instituto alemán de investigación económica IFO, quien vislumbra para Alemania un costo de un billón de euros por pérdidas totales, que se daría en una situación apocalíptica que terminaría con toda la eurozona desplomándose como un castillo de naipes. Pero esto es demasiado teórico y refleja una visión de gabinete, matizó el jefe legislativo de la UE. “Siempre se pueden elaborar hipótesis en el confort de los institutos de investigación, [...] pero la realidad política es algo diferente”, dijo Schulz el viernes. Un reporte publicado el fin de semana consignó que la prolongación del capítulo europeo de la crisis internacional ya produjo 19 caídas y cambios de gobierno en la zona, considerada desde los años 60, y hasta el actual proceso en curso, el paradigma del llamado estado de bienestar.

Desde el fin de semana anterior al pasado se extiende la incertidumbre política más recurrida del delicado momento que vive la región, a saber, qué camino adoptará el galo François Hollande.