La política trajo novedades este domingo con el triunfo del socialista François Hollande a la presidencia de Francia, y sus próximos efectos sobre el terreno de las posibles decisiones que las potencias adoptarán en materia de economía ya se vislumbran al menos como de tránsito lento y sinuoso.

Apenas horas después de confirmada la derrota electoral del bloque oficialista galo de derecha, encabezado por el ahora saliente Nicolas Sarkozy, la jefa de gobierno de Alemania, la también derechista Angela Merkel, advirtió que su administración “no va a renegociar el pacto fiscal” concertado durante los dos últimos años de crisis por los líderes de la Unión Europea y la eurozona; es decir, el paquete de medidas de austeridad y estricto control de las cuentas públicas de los Estados.

This is the end

“Tal vez todavía no se sepa a ciencia cierta si es bueno estar en el BRICS, pero lo que sabemos es que estar fuera del grupo” sería peor, expresó ayer la embajadora Maria Edileuza Fontenle, subsecretaria de Asuntos Políticos de la cancillería brasileña. Carlos Márcio Cozendey, colega de Fontenle, también habló sobre el asunto, abordado por el diario local Valor Económico, en el sentido de que el proyectado banco de fomento de los BRICS “tiende a reemplazar al Banco Mundial” en el financiamiento de emprendimientos para el desarrollo. La futura entidad tendrá inicialmente un crédito disponible de 80.000 millones de dólares y “ocupará el espacio dejado por el Banco Mundial, afectado por la crisis”, publicó dicho periódico basado en las declaraciones del diplomático.

La declaración de la canciller germana fue fácil e inmediatamente interpretada como un mensaje al victorioso Hollande. Merkel añadió que el debate en torno a la reducción de los pasivos públicos de la región debe realizarse “teniendo en cuenta los hechos”, según consignó la agencia italiana de noticias ANSA. Es que antes, precisó la dirigente, esa discusión “no se hizo sobre los hechos”, siendo el actual el momento de determinar con claridad ese aspecto de la crisis regional. A saber: “Si reducimos la nueva deuda o si podemos permanecer, en cambio, en el 5% anual de déficit, o si, como definió el acuerdo de ministros de Finanzas, se debe volver bajo 3% hasta 2013”, disparó, prosiguiendo en términos similares: “Nadie habla de repagar un euro de vieja deuda. Nadie dice que debemos arreglarnos con lo que tenemos, sino que la cuestión es si nos podemos permitir 11% de déficit, o tal vez 7%, 5% o si debemos volver bajo 3% hasta 2013. Que es siempre el techo máximo establecido por el pacto de estabilidad decidido para la introducción del euro”, recordó por elevación a Hollande.

Pero la profundidad de la crisis se expresa de diversas formas en cada país de la eurozona y alrededores, y augura nuevos ciclos de conflictos internos incluso en los Estados que parecen quedar fuera del circuito de ajustes, como la propia Alemania. Allí, los obreros metalúrgicos, cuyo sindicato suma en el ámbito nacional unos 3.600.000 afiliados, comienzan a ponerse en pie de guerra en demanda de un ajuste salarial muy distante del que ofrecen las patronales del sector. Primero fue el sindicato de mecánicos el que se levantó contra las compañías automotrices por mejoras salariales, seguido en la víspera por el poderoso gremio del metal (IG Metal) por la misma causa. El viernes fueron 90.000 los metalúrgicos que hicieron “paros de aviso” en reclamo de “una renovación contractual adecuada”, formulación resistida de plano por las empresas. Para el siguiente año, IG Metal exige una suba salarial de 6,5%, pero las empresas ofrecieron 3% para 14 meses. El sindicato también quiere poner fin a las contrataciones precarias y mejorar las condiciones de los aprendices.