El lugar queda en el centro geográfico del departamento de Montevideo, al norte de Casavalle y al este de Piedras Blancas. Se encuentra entre las calles San Martín, Capitán Tula, Pedro de Mendoza y Domingo Arena; al transitar por Capitán Tula salta a la vista la precariedad de las viviendas del barrio y en el cruce de una calle interna se destaca un magnífico local de una flamante escuela, la Nº 378. Metiéndose por esa callecita y doblando a la izquierda se llega al centro comunal. Ése fue el lugar que los vecinos eligieron para festejar el noveno aniversario desde que tomaron los terrenos que en aquella época eran pajonales.

Las calles son de balasto y las inmensas cunetas recuerdan la cuota pendiente con el servicio de saneamiento. Algunas casas son de material, la mayoría de chapa y otras de madera, producto de intervenciones anteriores de Un Techo para mi País y del Banco Interamericano de Desarrollo. El sitio fue elegido por el presidente de la República José Mujica para iniciar el Plan Juntos, a mediados de 2010.

Bloque a bloque

El predio no tiene carteles que lo identifiquen, por eso fue necesario confirmar si se trataba del lugar correcto. “¿Éste es el asentamiento 1º de Mayo?”, preguntamos. “Éste es el barrio 1º de Mayo”, subrayó Peter, que estaba sentado con otros vecinos. La aclaración no fue menor, y amplió que querían dejar de llamarse “asentamiento” porque se estaba transformando en barrio, pues estaban trabajando para eso.

Un grupo de jóvenes, adolescentes y algunos adultos jugaban al manchado en una improvisada cancha delineada en el frente del centro comunal. De fondo, sonaba la música bastante alta acorde con un día de fiesta, y debajo del alero de la construcción unas docenas de globos de colores y de guirnaldas hechas con papel de diario aportaban el toque de cumpleaños. Sobre un fuego estaba la olla con el guiso que ya habían comido los más pequeños y que un rato después les correspondía a los grandes.

El predio pertenecía al Banco Hipotecario; lo tomaron entre 25 y 30 familias la noche del 1º de mayo de 2003 y nunca se fueron. Luego la titularidad de los terrenos pasó al Ministerio de Vivienda y ahora está en la órbita de Presidencia, que es la que ejecuta el Plan Juntos. El lugar comprende entre 15 y 20 manzanas, incluye alrededor de 180 familias, 120 de las cuales participan en el Plan Juntos, dijo Peter.

La propuesta es que cada núcleo familiar se construya su propia casa y participe en la construcción de las de sus vecinos y, a modo de ejemplo, Peter señaló que les fabricaron las viviendas a siete personas discapacitadas. Sin embargo, otro lugareño comentó que su casa la había hecho solo él con su madre, y dejó ver algunas diferencias con la ejecución del plan al reprochar que la asistente social “sale poco del centro comunal” y no visita a cada familia para conocer las necesidades que tiene cada una.

Más allá de la casa

Además de la vivienda los vecinos destacaron otras prioridades. Patricia Gutiérrez, dirigente de la Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos Sólidos y habitante del 1º de Mayo, mencionó el mal servicio de limpieza. Dijo que hay un acuerdo vigente entre la Intendencia de Montevideo y Tacurú que no se está desarrollando de buena manera, porque no se respetan demasiado los horarios fijados y además no recorren todo el barrio. Las soluciones finales terminan siendo: quemar los residuos (propios y ajenos que llevan hasta allí algunos clasificadores) o tirarlos a un pantano que está en el predio.

Por otra parte, Gutiérrez reclamó que se habilite lo antes posible la escuela. Según indicó, falta la inspección de Bomberos y de UTE, y muchos gurises no están yendo a clases porque quedaron en lista de espera en otras escuelas, y según lo anunciado, las clases allí comenzarán recién en junio.

La conexión eléctrica es otro problema. Ni siquiera las casas construidas por el Plan Juntos tienen regularizada la conexión, porque aparentemente se está esperando a que todo el barrio sea regularizado, pero mientras tanto persisten las conexiones precarias y peligrosas, en un lugar con una alta población de niños.

Peter reafirmó varias veces su deseo de que canales de televisión y vecinos de otros barrios visiten el barrio para conocer en realidad cómo se vive allí, donde predomina la solidaridad entre los habitantes, y comentó que “podés salir y dejar sin trancar” y que eso, por ejemplo, no puede hacerse en Pocitos. “La gente necesita confianza desde afuera porque se siente muy discriminada”, confió. Como fuera, la multitudinaria y amena concurrencia que habían logrado para festejar su estadía era digna de celebrar.