Eran todas estudiantes, representantes de una carrera que tiene sólo uno o dos varones en toda su matrícula. Salieron pasadas las 13.00 de la Escuela de Parteras, ubicada en el Centro Hospitalario Pereira Rossell, rumbo a la Facultad de Medicina; tres varones representantes de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) acompañaban la movilización y dirigían el tránsito, dando paso a decenas de chicas que tenían por consigna ir vestidas de violeta. Con cánticos, carteles reclamando mayor presupuesto, silbando y aplaudiendo, llegaron a destino; la ola violeta ascendió las escaleras del majestuoso edificio de Medicina y los cánticos resultaron aún más fuertes en el hall: “Se siente, se siente, parteras presentes”.

Allí fueron recibidas por un estudiante, Martín Esteche, delegado de la FEUU en el Consejo de la Facultad de Medicina, que dijo que el organismo “no puede cerrar los ojos a esta movida de las parteras organizadas” y habló de desandar el camino “médico hegemónico”. Además, leyeron y entregaron al consejero la proclama de la marcha, solicitando acciones inmediatas.

Gestiones por más docentes

La carrera de partera dura cuatro años y medio. Las prácticas clínicas corresponden a 2º y 3º (en el último año se hace el internado); habitualmente el número de alumnos en cada uno de esos años ronda los 60. Pero la matrícula de la escuela va en ascenso y, además, en 2011 hubo una reestructura que provocó que este año haya 130 alumnos en 2º. Eso afecta las prácticas de los dos años, que están suspendidas desde hace tres meses por la disparatada relación numérica docente-estudiante: 25 alumnos por docente, cuando lo recomendado es que no sean más de diez.

La situación es nociva para todas las partes, incluso para las usuarias. Ivana Costa y Estéfani Troisi, dos estudiantes que dialogaron con la diaria, reforzaron esa idea: “La partería es una formación humanizadora, la carrera está orientada pensando en el respeto y cuidado de la mujer. Que una usuaria esté con 25 estudiantes es muy invasivo, estamos en contra de ese tipo de formación”. La preparación no sólo las habilita a asistir partos, sino al acompañamiento de la embarazada y de su familia, y al control del embarazo, reseñó Troisi, quien habló de una “crisis institucional severa”. “Hoy las estudiantes decimos ‘basta’. Queremos aprender, ser profesionales bien, no a medio pelo”.

Costa indicó que hace diez años que está en trámite la propuesta para que puedan formarse en el Hospital de Clínicas y ahora lograron reflotarla. Además, luego de comparecer hace dos semanas ante el Consejo de Medicina, consiguieron que éste votara la incorporación de siete cargos docentes asistenciales al hospital universitario, para habilitar las prácticas clínicas. Pero la contratación no la hará la facultad, sino el nosocomio, y las estudiantes reclaman la efectivización de esos cargos.

La otra propuesta del consejo fue que la Unidad Docente Asistencial (UDA) -convenio entre la facultad y la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE)-, que hasta ahora se usa únicamente para la carrera de Doctor en Medicina, se extienda también a las obstetras parteras, con lo que podrían habilitarse más prácticas en hospitales o policlínicas de ASSE.

Esteche dijo a la diaria que “en este momento hay una buena predisposición e intencionalidad política del decanato, del decano Fernando Tomassina, que fue impulsor del proyecto UDA, y del consejo, que ha cambiado su correlación de fuerzas y que hoy en día está mucho más en contra del modelo médico hegemónico que está bastante arraigado en la estructura de la Facultad de Medicina, siendo que históricamente fueron relegadas a nivel docente y a nivel edilicio”.

Sin techo

Actualmente 300 estudiantes tienen clase en un salón para 40 personas, dijeron las entrevistadas. Por eso se dividen por turnos para cursar los teóricos, por lo que el tiempo de clase es reducido.

En la proclama, pidieron a la facultad que priorice “la construcción del edificio destinado para las escuelas”. Costa resumió que está el dinero para construir en un predio municipal atrás del Hospital de Clínicas, a donde iría también la Escuela de Tecnología Médica y la de Nutrición, pero que el proyecto “está parado hace un año y medio” por “un juicio que hicieron debido a las canchas de baby fútbol que usan el predio, cuyos responsables no quieren cederlo. Si este año no comienzan las obras, la plata que se había designado, se pierde”.