En tanto, emergen las industrias ‘verdes’ como solución para la “reproducción del capital con menor impacto ecológico”, y aunque éstas no implican un cambio en las “leyes del capitalismo”, pueden favorecer el crecimiento de los bloques económicos endeudados, evaluó Gustavo Arce, docente de economía de la Facultad de Derecho de la Udelar. La actual crisis monetaria y su impacto en las relaciones internacionales fue el tema de la disertación de Failache en el marco de las Quintas Jornadas Académicas de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de esa facultad. Consultado por la diaria sobre los problemas monetarios actuales, el académico explicó que las “finanzas de mercado están planteando un riesgo de implosión muy grande, porque al final no se sabe ni cuáles son los valores de lo que se está transando”. En este sentido, el tema “se va a tener que resolver políticamente”, sentenció el docente, para quien la devaluación de las monedas europea y estadounidense es “suicida”. “Estos dos grandes polos económicos están obligados a aumentar las exportaciones para aumentar la actividad. La devaluación sería un camino pero es suicida, porque... ¿quién devalúa más, el euro o el dólar? Entran en una guerra de monedas, y no creo que sea la solución”, reflexionó Failache. En este contexto, la moneda de China, país que es “el gran competidor de Estados Unidos [EEUU] y la Unión Europea en términos de exportaciones, financieramente el mayor acreedor y comercialmente un gran exportador, detrás del cual está el gran capital transnacional instalado”, exige una sobrevaluación. “La realidad de China hay que tenerla en cuenta: son cerca de 1.400.000.000 de personas con un ingreso per cápita mucho menor que el de EEUU”, recordó. Algunos de los problemas radican en que los Estados confiaron en la autorregulación de los propios agentes del mercado, pero los “nuevos instrumentos financieros apelan a figuras jurídicas que son viejas, que son conocidas por el derecho: [sólo] les dan una forma de funcionamiento que es totalmente novedosa”. Así, la gestión del riesgo financiero será un asunto político, donde radicará “el arte de encontrar cómo desde alguna de estas finanzas de mercado, que son tan perniciosas, se pueda encaminar a finanzas de intermediación”, considerando que “el sistema neoliberal está haciendo agua”, valoró Failache, quien finalizó cuestionándose: “¿El poder político va a seguir diciendo que esto lo resuelva el mercado?”.

Capital verde

En EEUU y Europa, “que fueron los mayores exponentes del capitalismo mundial de los últimos 20 años”, con tasas de crecimiento muy bajas, los niveles de endeudamiento se tornan “impagables”, aseveró Arce, quien disertó sobre el tema “El endeudamiento internacional y el nuevo equilibrio de poderes en la economía mundial en el siglo XXI”. Es en este contexto que surge el “negocio del medio ambiente”, en virtud de que “son necesarias nuevas formas de producción y de consumo para solucionar el aumento de la brecha ecológica sobre el planeta”, explicó el académico. La industria ‘verde’, que implica la producción de bienes a partir de la gestión de la sustentabilidad, está vinculada a “la revolución científico tecnológica, que es fruto del ingreso a la sociedad del conocimiento”, analizó. Si bien ello supone “iguales términos que una economía de mercado, con leyes del capitalismo”, tiene como fundamento el objetivo de generar un modo de producción “sin destruir, para asegurar el bienestar de las generaciones futuras”. En este plano, los países capitalistas tienen “dominio” sobre los países emergentes, dadas sus respectivas inversiones en investigación y desarrollo, que generaron “brechas considerables, medibles en patentes, publicaciones y recursos humanos”, según Arce. En las próximas negociaciones internacionales, como la conferencia Río+20, se retomará la discusión, pero en un escenario en el que cambió el mapa de la contaminación ambiental. “El mayor responsable de las emisiones hasta 2005, y previsiblemente hasta 2010, fue China, con cerca de 26%, y desciende la responsabilidad de EEUU con 16%”, graficó. El foco estará puesto en que los países emergentes defiendan la idea de que “ninguna regulación, productiva, comercial, monetaria ni financiera, ni menos aún medioambiental, puede poner en cuestionamiento el derecho al crecimiento”. En el otro extremo, en tanto, los bloques deudores “son los que pueden ingresar a una economía de bajo o nulo carbón para hacer compatible una nueva fuente de producción, aun en términos capitalistas, es verdad, pero acorde a las exigencias de no participar en el aumento de la brecha ecológica”, concluyó el académico.