El salvataje financiero por 100.000 millones de euros aprobado el fin de semana por el Eurogrupo para dar oxígeno al sistema bancario español agravó la vulnerable posición fiscal del estado ibérico, cuya nueva deuda, destinada en teoría a apuntalar la actividad en una economía en franca recesión, fue evaluada ayer por la calificadora Moody’s como un factor de incidencia negativa suficiente para degradar en tres escalones la nota de riesgo crediticio asignada al país, de A3 (notable bajo) a Baa3 (aprobado bajo), y además para situarla en perspectiva negativa.

Moody’s evaluó que el rescate aumentará la deuda, la creciente dificultad de Madrid para colocar pasivo a precios sostenibles y la continua debilidad de la economía española, según un comunicado consignado por el servicio informativo BBC Mundo. El martes, la agencia Fitch había rebajado sustancialmente la nota de la deuda a largo plazo de 18 bancos españoles.

Las perspectivas no son auspiciosas para la eurozona y la Unión Europea (UE) en general, cuyas elites ya asumen una convulsión adicional por tener que decidir en muy breve plazo qué mecanismo vehiculizará la transferencia de los paradójicos 100.000 millones. Se trata de optar entre el mecanismo comunitario para emergencias vigente, llamado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF, transitorio) y el que regirá desde el 1º de julio de 2013, denominado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Ambos implican -de ahí la degradación de la nota de riesgo- el incremento del pasivo español y con ello la delicada situación fiscal del país. Pero el primero supone también un aumento de la deuda de los demás países de la región, porque opera por medio de las garantías que éstos aportan a cambio de liberar los fondos. La normativa que rige su funcionamiento no establece prelación favorable a públicos ni a privados en cuanto al orden de reembolso a acreedores.

Conforme a ello, el FEEF parece la vía más probable para rescatar a los bancos españoles según fuentes de la eurozona citadas por Reuters, porque evitaría la inquietud de los inversores privados por la suerte de sus activos. A efectos contables, los fondos son prestados por el FEEF a los países garantes, que a su vez los prestan a los receptores. El MEDE, en cambio, además de que tendrá carácter permanente, liberará créditos de recepción directa por los países y bancos en emergencia, no imputándose a los Estados garantes carga de ningún tipo. Mientras el FEEF tiene la forma jurídica de una sociedad anónima propiedad de los Estados garantes, el MEDE existe como “organización intergubernamental”, a semejanza del Fondo Monetario Internacional y con un capital que le permite asumir sus propios riesgos. Pero esta condición tiene su propia garantía -de hecho y de derecho- en virtud de que su asistencia, según información del Banco de España, “en forma de préstamos conocidos como apoyo a la estabilidad del MEDE”, estarán supeditados “a que se acuerde y cumpla un riguroso programa de ajuste macroeconómico”. Es decir que los Estados cobran primero y por vía política. “El tipo de interés de los préstamos, que puede ser fijo o variable, será la suma del coste de financiación para el MEDE y un recargo de 200 puntos básicos”. Entre tanto, los países de la eurozona ya debaten la posibilidad de establecer controles de capital si Grecia deja la moneda única. Según fuentes de la UE citadas por Reuters, los funcionarios analizan la opción de establecer dichos controles para evitar una salida masiva de capitales ante una eventual eyección egea. Asimismo, consideran la posibilidad de limitar la cantidad de dinero que pueda sacarse de los cajeros e imponer controles fronterizos.