En la entrada de la sede de la central sindical se instaló una feria de productos como conservas y dulces elaborados por trabajadores de empresas autogestionadas. Vestimenta y picaportes, así como jabones y una curiosa crema de manzana verde que, a la salida de la conferencia, tenía una nueva forma de ser promocionada por las jóvenes trabajadoras.

En la sala principal no entraba un alfiler entre trabajadores, ministros y técnicos involucrados en el desarrollo de las empresas autogestionadas.

Los obreros, nucleados en la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay (FCPU) y la Asociación Nacional de Empresas Recuperadas por Trabajadores (ANERT), presentaron en un documento al jefe de Estado y gobierno las conclusiones de una serie de encuentros que efectuaron durante los últimos meses. El secretario general de la FCPU, Jorge Bianchi, y el presidente de ANERT, Carlos Reyes, disertaron sobre el contenido del documento. En tanto, Mujica, con su particular habilidad que le permite no tomar notas, escuchó a los presidentes de ambas organizaciones y habló de casi todos los temas aludidos por los trabajadores, aunque uno quedó en el tintero.

La necesidad de acceder a las demandas de bienes y servicios del Estado, a través de las compras públicas, es uno de los requerimientos que plantean los obreros autoorganizados. En este sentido, el mandatario expresó que si bien el Estado es “la herramienta principal que tiene, sobre todo, el área subdesarrollada del mundo para poderse defender y ser”, también “tiene enfermedades”, y abundó: “Esas enfermedades somos nosotros mismos, que humanamente respondemos a la línea del menor esfuerzo”.

Los trabajadores autogestionarios abogan, en el texto referido, por “facilitar los trámites administrativos”, dado que las oficinas públicas no están familiarizadas con esta forma de gestión. Al respecto, Mujica expresó pausadamente: “Tenemos un Estado pesado, lento. Es lo que construimos históricamente, y lo tenemos que cambiar”, admitió. Si bien resulta claro que “las inoperancias y la tozudez del Estado” la pagan “los más jodidos”, también se mostró comprensivo y desechó la posible “maldad” de los empleados públicos. “Todos, si tenemos exceso de tranquilidad y seguridad, tendemos a responder por la línea del menor esfuerzo”, puntualizó.

Fondos

El documento analiza otro aspecto clave para el sector. Para que las empresas autogestionadas accedan al Fondo para el Desarrollo (Fondes) es necesario “simplificar y facilitar” su acceso, ya que “actualmente tiene muchas trabas en lo que hace a los requerimientos técnicos”. El Fondes, que a fin de año tendrá una integración de 100.000.000 de dólares, “no cayó del cielo” sino que “salió porque este viejo porfiado ganó las elecciones”, sentenció el presidente, ovacionado por una platea proletaria.

Después destacó que el desglose de los aportes al Fondes tiene un “origen social”, dado que “las ganancias” del Banco República que lo integran “son hijas de las deudas que contraen los empleados públicos de este país masivamente con crédito”, recordó. Por un lado, el mandatario apeló a la “responsabilidad” de los trabajadores porque “el Fondes se tiene que ir agrandando y tiene que dar oportunidad a nuevos compañeros”. Por otro, se dirigió a los especialistas: “Esto no puede ser algo para ganar. [...] El margen que pueden pagar las empresas que arrancan es ridículo o es mínimo, no pueden pagar tasas de interés, pero tienen que cobrar, porque lo está esperando otro”, graficó. Y el tercero en discordia no tardó en surgir en el discurso oficial. “El Fondes va a tener enemigos en fila”, advirtió, “pero no puede haber desarrollo si no hay financiación”, aseguró, augurando: “La contra va a salir a decir: ‘están tirando plata’”, con lo que provocó la risa del auditorio.

En su texto, los trabajadores, que “han aprendido haciendo”, plantean la necesidad de “la formación para la autogestión”, dado que se “enfrentan con mayores obstáculos que el resto de los emprendimientos”. Mujica no pasó por alto la afirmación: “Esto tiene que ser parte del movimiento obrero, es una forma de lucha y resistencia. Uno de los grandes problemas es que siempre se arranca con cadáveres, siempre se arranca con industrias, con empresas que están fundidas”, apuntó, prosiguiendo: “Hay que desterrar [la idea de] que se está creando un núcleo de patroncitos” por la autogestión; “es para ganarse el derecho de tener un trabajo firme”.

En ese contexto, el mandatario reflexionó sobre carencias y voluntad: “Que necesitamos asesoramiento, que necesitamos conocimiento, sí, compañeros, de eso no cabe ninguna duda”, pero luego aseveró: “Lo que más necesitamos es una lucha por una cultura distinta”. Tras preguntarse: “¿Cuál es la frontera de la autogestión?”, se respondió: “Es no prestarse a la explotación del hombre”, y alertó enseguida: “Jamás debe disfrazarse el capitalismo de cooperativismo, somos esencialmente distintos. El cooperativista no lucha para ser rico”, recalcó. Los verdaderos cambios, sugirió el presidente, radican en los “valores” del “balero”, y se señaló la cabeza, para aludir a la dificultad que la gestión supondrá para los cooperativistas. “Ésta es la madre del borrego que enfrentan ustedes, porque dentro del cooperativismo y de la autogestión sale el pichón capitalista de cada uno, porque estamos formados culturalmente en esa sociedad”, afirmó un Mujica nuevamente ovacionado.

“Se deben fijar criterios para la sustentabilidad ambiental de los emprendimientos productivos en general y para los autogestionados en particular”, reclama el último de los cuatro puntos mencionados por los trabajadores en su documento. Sobre éste, el presidente no se expidió.

A la salida, las trabajadoras que ofrecían los productos elaborados desde sus empresas autogestionadas mostraban la crema para manos de manzana verde, mientras una advertía: “No la coma, como el presidente”. Otra manifestaba: “Es que tiene tan rico olor”, aportando una explicación a la ingesta que del producto hizo Mujica.