Las proyecciones a la baja del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2012 elaboradas por el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) arrojan una expansión de 3,5% de la actividad para 2012 y de 4% para 2013. La tendencia es observada por Sebastián Rego, economista de ese instituto académico, como normal. “Es normal que se desacelere más hacia la baja. Estamos creciendo tendencialmente, lo que es saludable en el largo plazo: siempre es positivo crecer y luego mantener una tasa relativamente estable”, analizó el experto. Con igual tónica respondió a este medio el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos. “Habrá una moderación de la tasa de crecimiento, se crecerá en una capacidad mínima en una coyuntura estándar. Esa nueva tendencia será superior a la que ha sido históricamente, que fue de 2%, y estamos en 4%, aunque no creceremos en 7%”, pronosticó, para agregar después: “Hay una capacidad instalada y existe una generación de recursos que permiten avizorar la tendencia de crecimiento”. En tanto, desde la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC), el economista Ramón Pampín analizó que el crecimiento está “más amenazado que hace cuatro meses”, a pesar de lo cual resulta una expansión de 3,8% de la última medición. El escenario base que toma PwC para su previsión presupone “un arreglo de la crisis financiera relativamente ordenado”, por lo que aún “no hay argumentos al alza”.

¿Mercoqué?

Los analistas coincidieron en que la suspensión política de Paraguay en el Mercosur y el ingreso de Venezuela no tendrán mayores efectos económicos, aunque la delicada situación institucional del bloque no deja de inquietar. En los aspectos comerciales, la suspensión de Paraguay, según el técnico de Oikos, no significará “mayores amenazas”. “Es más dependiente Paraguay en el comercio bilateral, tanto por volumen como por el tipo de bienes, que Uruguay”, afirmó Moya. La balanza comercial favorable frente a Paraguay está dada por la importación de “insumos de capital”. “Eso puede resentir la producción a futuro de Paraguay, al que Uruguay exporta insumos agropecuarios”. En este contexto, para Uruguay “es un mercado muy menor: representa 3% del total de exportaciones”.

Por otro lado, la coordinadora del Área de Coyuntura del Instituto de Economía (Iecon) de la Universidad de la República, Gabriela Mordecki, explicó que si bien “la relación comercial no es demasiado intensa” con Paraguay, es crucial la importancia de Uruguay por “el rol que cumple el puerto para la salida de la producción de Paraguay, y eso se mantendrá”. Venezuela, como socio comercial de Uruguay, recordó la académica, “ha crecido mucho en el último tiempo”, aunque “exporta energía e importa alimentos”, ecuación conveniente para Uruguay pero el país entraría en “competencia con los otros socios” que también exportan alimentos. En la misma línea, Moya expresó que Uruguay interviene en más de 90% del paquete de importaciones de Venezuela. Ambos analistas reconocieron que los acuerdos arancelarios, sobre todo en relación a la importación de combustibles, ya son favorables para el país.

Cuidate del entorno

La desaceleración de la economía de Argentina, que en el primer trimestre de 2011 creció a una tasa de 10,8% y en el segundo de solamente 3,2%, según datos consignados en el informe financiero de la Rendición de Cuentas (ver páginas 12 y 13), seguirá vulnerando la economía uruguaya y no sólo en materia de exportaciones. Según el analista de PwC, “la guerra proteccionista o efecto espejo existe entre Argentina y Brasil, y eso impacta también en el comercio intraindustrial e intrafirma”. La baja en las importaciones argentinas en el primer cuatrimestre de 2012, que produjo un saldo negativo de casi 4% al vecino, coincide con una medida de resguardo. “Argentina llevó al proteccionismo a la balanza comercial”, graficó Pampín. Esa caída de las compras afecta a las empresas que son filiales y cuyas casas matrices habitualmente no radican en los países emergentes, explicó Pampín.

Por el lado de Brasil, que tiene expectativas de crecimiento del nivel de actividad ajustadas a la baja desde el 4,5% de comienzos de año hasta el 2,2% de junio, las medidas que pueda adoptar Brasilia también guardan gran interés para la economía uruguaya. Rego, a su turno, analizó que “la expansión monetaria [de Brasil] puede llegar a complicar en terminos de competitividad por un aumento del tipo de cambio”. La frágil situación institucional del Mercosur es citada por los analistas como una debilidad para el conjunto del bloque. Según Mordecki, es necesario analizar el funcionamiento del Mercosur así como apreciar las posibilidades “de un bloque entre países tan desiguales”. Según la académica, hubo avances “significativos” en las áreas sociales y universitarias, pero no en la comercial.

Moya, por su parte, se refirió también al riesgo institucional: “Las cuestiones políticas afectan los movimientos económicos”, puntualizó, y señaló que “hay un fuerte cuestionamiento con la sanción de Paraguay y el ingreso de Venezuela”. “A una institucionalidad que ya era débil, sobre todo en las controversias entre países chicos y grandes, se suma una debilidad adicional de cómo es percibido el Mercosur”.

De acá a la China

Una posible asociación con la potencia asiática, tanto a nivel de Mercosur como bilateral, encuentra a los analistas en posiciones contrariadas. “Soy escéptico a la materialización de esos acuerdos. Argentina propuso subir el Arancel Externo Común para frenar las importaciones de China”, afirmó Moya. Con relación a los acuerdos bilaterales, evaluó que sería positivo “profundizar” los vínculos así como “la complementariedad tecnológica” con el gigante de Asia. Sin embargo, recordó que existen “rispideces”, dado que “estar en el marco de un acuerdo regional [como el Mercosur] da pocas posibilidades de llegar a acuerdos significativos”, concluyó.

Por otro lado, según el economista del Cinve, “estar más cerca de China siempre es positivo”, sobre todo en la “demanda de materias primas” expresadas en “los commodities”, ya que “los precios internacionales se mantendrían altos”, consideró Rego. Claro que el gigante económico asiático también sufre un enfriamiento, cuya evolución, aunque a ritmo moderado, dependerá de la recuperación de Estados Unidos y la UE (ver la diaria del 28/06/12). A pesar de ello, Rego adelantó: “No creemos que deje de demandar”.

En otro aspecto de relevancia, la modalidad de inversión de China en América Latina también fue puesta en cuestión por los especialistas. El economista de PwC indicó la conveniencia de “reparar en que la inversión de China se realiza en sectores con planes de negocios a largo plazo”, lo que implica “una política de venir y comprar, y se asegura la provisión de la materia prima”, ilustró Pampín.

Para Mordecki, en tanto, los acuerdos de inversión con China pueden ser positivos, pero los de libre comercio “hay que estudiarlos con cuidado”, alertó. La inversión de ese origen, destacó, implicaría para Uruguay “exportación, trabajo, servicios, compra de materias primas complementarias, como es el caso de los autómoviles”, enumeró. Sin embargo, un tratado de libre comercio con ese país supone otras dificultades. China “negocia por cupos: lo que exporta Uruguay lo hace por cupos”, además de que China sólo “compra materias primas”. “No podemos exportarle productos” con valor agregado, apuntó críticamente. Asimismo, a este lado de la relación “entrarían productos todavía más baratos”. “Lo veo como un problema: China es un socio gigante”, calificó la académica.