En 2013 se conocerán los resultados de la nueva edición del estudio comparativo de sistemas educativos de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La última evaluación PISA se conoció en 2010, allí se resumía información recabada durante 2009. En nuestro país fueron muchas las repercusiones por la ubicación de Uruguay en el ranking internacional (puesto 47 en 65 países), por los niveles de las distintas habilidades alcanzadas por nuestros jóvenes, y por la fuerte fragmentación social del sistema educativo nacional registrada. Las pruebas efectuadas arrojaron que los niveles de desempeño más bajo se concentraron en los centros educativos de contextos socioculturales más desfavorables y los mejores en las instituciones ubicadas en contextos favorables. Además los resultados de los alumnos de escuelas técnicas y rurales obtuvieron promedios inferiores en relación a sus pares de otros liceos públicos y privados.

Andrés Peri, director de la División de Investigación, Evaluación y Estadística del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), destacó en diálogo con la diaria que en 2010 “los rankings se interpretaron muy mal”. A modo de ejemplo, dijo que muchos argumentaban que Uruguay había bajado en el ranking cuando comparaban con las evaluaciones de 2003 y 2006, pero destacó que antes eran menos países los que participaban. En el primer ciclo de pisa la participación no superó los 30 países, mientras que en la segunda edición alcanzaron los 45 países. En 2009 fueron evaluados estudiantes de 65 países y este año superarán los 70. “El lugar que uno ocupa en un ranking depende del desempeño propio pero también depende de cómo les va a los otros”, resumió.

Al ser consultado sobre cuál sería un análisis correcto de la prueba PISA, enfatizó que primero hay que “mirar lo que se evalúa”. Se indaga información sobre cultura científica, competencias matemáticas y competencias en comprensión lectora. Las respuestas de las interrogantes se distribuyen en distintos niveles numéricos que van detallando las habilidades de los estudiantes. “PISA quiere evaluar qué puede hacer el estudiante con lo que sabe, o sea que es la aplicación de ese conocimiento que aprendió en el ámbito educativo”, indicó. En este contexto cada país debe describir los niveles de desempeño que espera de sus estudiantes, de manera que puedan manejar determinadas variables ante un problema a resolver.

Todo suma

La aplicación de la prueba dura dos horas. Hay preguntas múltiple opción, verdadero o falso y abiertas. Asimismo, los estudiantes deberán resolver ejercicios en un ordenador. Si bien todos los años se evalúan las mismas áreas, en esta edición se concentrarán en los conocimientos matemáticos. Es por esto que dos tercios de la prueba serán sobre matemáticas, mientras que el tercio restante se repartirá entre comprensión lectora y ciencias. Cabe señalar que en 2009 el foco de la prueba estuvo puesto en la comprensión lectora de los adolescentes.

El estudio se centra en estudiantes de 15 años porque hasta esa edad se solía extender el sistema obligatorio educativo, además, tradicionalmente se asociaba esa edad a una etapa de transición al mundo adulto. Se toma la referencia de edad y no de grado porque las escalas de formación varían de un país a otro.

Los resultados obtenidos arrojan información sobre la situación de cada país en relación con los demás, y aportan datos sobre la realidad educativa individual según las zonas geográficas, los contextos sociales, tipos de instituciones, localidades según la cantidad de habitantes, etcétera.

El director de Investigación, Evaluación y Estadística de la ANEP, definió las pruebas como “un dato importante de la realidad” pero sostuvo que “es uno de los elementos que se toman en cuenta, además de otros”. En lo personal, señaló que considera más importante la lectura a nivel nacional que internacional. “Lo que muestra la comparación contra nosotros mismos -ya que hemos participado en tres ciclos de evaluación PISA- es que estamos estancados, no hay variación entre 2003, 2006 y 2009. No hay cambios relativos cuando uno mira los ciclos de evaluación PISA. A mí me parece que el que no haya cambios es un problema”, indicó.

Por otra parte, reflexionó que la importancia que le atribuyen los uruguayos a la prueba se debe a la falta de un sistema nacional de evaluación de aprendizajes en la educación media, que carece, a diferencia de Primaria de un sistema de Evaluación en Línea, lo que permite a cada maestro tener un panorama de la realidad de sus estudiantes y a las autoridades un paneo general. Resumió que en la actualidad PISA es lo que permite evaluar “cuán bien Uruguay distribuye el conocimiento socialmente valioso” en secundaria. “Y lo que demuestra es que hay una heterogeneidad en el desempeño muy grande”, concluyó.