El aura de prestigio que aún conserva el libro en nuestra cultura a veces pareciera ponerlo al margen de los circuitos comerciales ordinarios, como si cada título naciera de una necesidad más elevada que la simple renovación de stock de cualquier industria; sin embargo, al libro casi siempre le comprenden las generales de la ley (de mercado) como a cualquier otra mercancía hija de vecino. Así como los importadores de electrodomésticos, previo al inicio del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, se encargaron de multiplicar la oferta de televisores plasma y LCD, los editores locales, a caballo del cuarto puesto de la selección, se esforzaron en generar una oferta editorial acorde para que la afición pudiera llevarse un souvenir de la fiesta mundialista.

El pajarito (Bibliopola uruguayensis) que nos chusmea de libros podría enumerar una decena de títulos: lo que abunda en este miniboom editorial es la opinión con el diario del lunes y la corrección política; por eso el más interesante es “El camino es la recompensa: conversaciones con Óscar Washington Tabárez" (Tato López, Aguilar), también celebratorio, aunque busca zafar de la memorabilia lineal y ofrecer algunas herramientas de reflexión sobre el evento fetiche del imaginario uruguayo por estos días.

El origen de este libro puede encontrarse en “La fiesta inolvidable", anterior trabajo de Tato López, que reúne las columnas que fue escribiendo para el portal de noticias 180.com.uy en el transcurso del mundial, aportando su mirada de deportista que también supo estar peleando en la alta competencia. Uno de esos textos llamó la atención de Tabárez que, aún desde Sudáfrica en pleno torneo, se comunicó con López para decirle que compartía sus opiniones y que se debían un café.

"El camino es la recompensa" repasa diversos momentos de la vida de Tabárez hasta convertirse en un entrenador de renombre. Es el relato de un muchacho de barrio que basado en sus capacidades y su esfuerzo logró llegar alto en lo suyo, es decir, el relato de un self-made man típico del Uruguay integrador. Pero a nuestro bibliopola amigo le interesa hacer hincapié en la parte más programática del libro, allí donde Tabárez defiende lo que viene haciendo desde 2006, la puesta en práctica de ese mantra que ha repetido en innumerables conferencias de prensa dejando turulecos a muchos periodistas que no llegaban a entender si les estaba hablando de fóbal o qué ocho cuartos: “Institucionalización de los procesos de las selecciones y la formación de sus futbolistas”.

El Maestro hace una especie de geopolítica de la pelota, con centros desarrollados y periferias que van tirando, con países exportadores y países importadores de futbolistas. Es decir, contextualiza las cosas y ubica al fútbol uruguayo en ciertas coordenadas sociohistóricas (pongamoslé), y basado en ese análisis crítico busca líneas de trabajo para potenciar sus fortalezas y minimizar sus debilidades. Puede gustar más o menos cómo juega la selección, pero no se puede acusar a Tabárez de vendehumo y no reconocer el laburo de sesera que hay detrás de su proyecto.

"El camino es la recompensa" habla de tipos de organización, tipos de liderazgo y varias cuestiones por el estilo de las que también se ocupa otro de los libros taquilleros de este tiempo.

“No more palids”

En junio de 2010, mientras la celeste estaba en Sudáfrica, aquí se presentaba “No + pálidas: cuatro actitudes para el éxito”, libro de Enrique Baliño con la colaboración de Carlos Pacheco. En estos dos años la selección ganó la última Copa América y marcha mejor que nunca en la clasificatoria mundialista (y se fue temprano de Londres, es cierto), mientras que “No + pálidas” ha vendido la friolera (para nuestro mercadito) de miles y miles de ejemplares.

Aparte de los textos técnicos de las diversas áreas de la administración, la industria editorial ha generado una vasta literatura empresarial semejante a la de la autoayuda. “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, de Stephen Covey, es uno de sus clásicos indiscutidos. Ya desde el título muchos de estos libros prometen la enumeración práctica de ciertas pautas o leyes útiles para que el empresario desnorteado afine la puntería.

“No + pálidas” es una suerte de compendio con color local de los tópicos del género y sigue su línea narrativa base: líder exitoso narra su experiencia, extrae de ella una serie de conclusiones y las ofrece como fórmula universalizable de éxito. Baliño cuenta que su mayor experiencia profesional fue por los años 90 cuando fue gerente de IBM Uruguay, donde empezó a desarrollar las actitudes que resume en el libro.

“El éxito es un viaje, no un destino”, dice Baliño (algo así como que el camino es la recompensa), y nos alienta a dejar de lado la cultura de la queja (Tabárez habla de “la cultura del bajón” en nuestro fútbol) y a enfocarnos en un pensamiento positivo para superar los inconvenientes, ya que hay sólo dos tipos de problemas: los “resolubles” son aquellos cuya solución está a nuestro alcance, mientras que los “manejables” no dependen de nosotros y, por lo tanto, no deben quitarnos tiempo ni energía.

Esta “actitud positiva” es fundamental para desarrollar las que le siguen: la “actitud de equipo” (en la que el objetivo grupal es más importante que el individual: el Maestro suscribe 100%), la “actitud de mejora continua” (en la que la confianza en las propias capacidades no debe transformarse en soberbia: si hay algo que teme el Maestro es que la selección se llene de papelitos en ciertas zonas pudendas), la “actitud de responsabilidad” (en la que cada uno debe “adueñarse” de la parte que le toca sin hacerse el otario: el Maestro dice que el libre albedrío de sus jugadores va acompañado de ciertas responsabilidades tácticas).

Hasta aquí no hay mucho que objetar; como el propio Baliño reconoce, son todas cuestiones de sentido común. A nuestro bibliopola le congratula que además se nombre la palabra “ética” en un libro de negocios, al señalar que el éxito no debe buscarse a cualquier costo. Pero por eso mismo también se sorprende cuando lee fórmulas del tipo “ser subdesarrollado es una elección”.

“No + pálidas” toma como eje de reflexión la empresa pero generaliza su propuesta a todo tipo de organizaciones, desde la familia hasta los estados. Todo bien con el “emprendedurismo”, pero ojo con su exacerbación acrítica: es cierto que somos arquitectos de nuestro propio destino, pero los de afuera no siempre son de palo.

Baliño cita a Covey, cuyo libro “Los 7 hábitos…" se editó en 1989, año clave para entender el auge de esta literatura empresarial, quizá prefigurada en el individualismo a cara de perro de Ayn Rand y sus “novelas filosóficas” de los 50 (ver http://ladiaria.com.uy/ABMU). Con la caída del muro de Berlín muchos salieron a gritar con el dedito en alto “¡Ah… vieron, teníamos razón!”; uno de ellos fue Francis Fukuyama, también citado en “No + pálidas”, héroe intelectual del neoliberalismo que empezó a hablar del fin de la historia (por no decir de la ideología) en aquellos años 90 en que Baliño se desarrollaba como gerente. Su libro, faltaba más, es editado por Xn Publishig, parte de la empresa consultora de Baliño.

Así que fenómeno con la consigna “no más pálidas” pero hay que ser muy cuidadoso con eso del subdesarrollo, por ejemplo, ya que no hace falta ser ningún bolche resentido para ver que el discurso empresarial de aquellos años, ese microclima que parecía autosuficiente y autotélico, aplicado a la gestión de la cosa pública, generó una fiesta para pocos invitados.

Pero nuestro pajarito no quiere que lo dicho se tome como una pálida contra la propuesta de Baliño y sus buenas intenciones, ya que en realidad esa falta de perspectiva crítica (sociohistórica, pongamoslé) es un problema de los “resolubles” y está en nosotros modificarlo.