Eran cientos de niños y niñas sentados en el piso del club Capitol, sobre el parqué, ocupando más de la mitad de la cancha. En la otra mitad fueron ubicándose los cerca de 70 músicos que componen la Banda Sinfónica de Montevideo. En el medio tres payasos que lograron con éxito conectar ambos mundos.

La escena descripta es fruto de un convenio que mantienen, desde hace años, el departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo y el Consejo de Educación Inicial y Primaria, mediante el cual los músicos dan conciertos para escuelas, que van rotando año a año. Ayer se inició el ciclo 2012, que se extenderá hasta el 18 de setiembre, alcanzando a cerca de 10.000 escolares; los conciertos se desarrollan en clubes, gimnasios, escuelas y centros sociales, abarcando los barrios Prado, Cerro, Rincón del Cerro, Pocitos, Cordón, Colón, Aguada, Peñarol, y el último se desarrollará en la Sala Zitarrosa, ubicada en el Centro de Montevideo.

La Escuela 27 “Eduardo Acevedo”, en el Prado, fue la que colmó el club Capitol: estaba la totalidad del alumnado, que desde el nivel de 4º a 6º año suma 450 alumnos, las practicantes y las maestras.

Los payasos Lichi Sánchez, Jorge Bell y Gonzalo Pieri comenzaron la función y detrás estaban las sillas vacías de los músicos. Cada payaso presentó a los integrantes de “sus familias”: los primos de percusión, de cuerdas y vientos. Con esa excusa presentaron cada instrumento, hicieron una breve reseña de sus características y los músicos, que iban ocupando sus puestos, tocaban pequeñas estrofas de temas que resultaban conocidos para los chicos. Los más aclamados de esa etapa fueron “Ai si eu te pego” y “El mundo del revés”. Luego de enumerar a los músicos introdujeron a “la abuela”, Yanela Bia, que fue quien dirigió la banda.

Así sonaron temas como Guillermo Tell, Los Simpson y Cartoon, entre otros. Se propuso que los chicos escucharan y luego identificaran los temas o el estilo musical, o si lo asociaban a películas de acción, de amor, de terror, cómicas o tristes. En tanto, los payasos iban haciendo payasadas, literalmente, y compartían el centro de atención, pero todo iba orientado y guiado por la música. Varias de esa serie gustaron, pero luego, al ser consultados, muchos dijeron que la favorita fue ICarly.

Interacciones

Sandra Nion y Ana Apotheloz, flautistas e integrantes del consejo artístico asesor de la Banda Sinfónica, comentaron que el número de los payasos fue incorporado hace cuatro o cinco años; antes la actividad era realizada de manera más formal. “Los niños se divierten mucho y, aunque parezca mentira, prestan más atención con los payasos que en un concierto solamente musical”, destacaron.

Apotheloz, quien integra la banda desde hace casi 30 años, agregó que “los niños de hace 15 años eran diferentes”, más tranquilos, sugirió, y dijo que por eso fue necesario incorporar mayor dinamismo. También el repertorio debe ser actualizado: “Hemos pasado de tocar Los Picapiedras a tocar ICarly y los Padrinos Mágicos”, graficó.

Muchos de los niños que fueron ayer nunca habían visto la Banda Sinfónica. A todos les encantó. “Estuvo buenazo”, comentaban. Algunos dijeron no conocer “ese instrumento que era largo”, en alusión al fagot, mientras que una niña comentó que nunca había visto una flauta.

Nion comentó que en los conciertos que hace la banda “el repertorio dedicado a los niños para nosotros es fundamental: esa parte formativa de la introducción a la música y a los instrumentos”. “Nos interesa mucho que los niños se acerquen a la música, es como formar nuestro nuevo público”, afirmó.

A todos los niños con los que dialogó la diaria les había fascinado la música, pero los payasos, con las melodías de fondo, eran los que habían acaparado su atención. Ante la pregunta ¿qué te gustó más?, opinaron: “Cuando hacían los trucos”, “me gustó más cuando lo levantaron [al payaso]”, “a mí la batería”, sostuvo otro. Al preguntarles qué les hubiera gustado que sucediera, un chico respondió: “Que el payaso se cayera y se hiciera pedazos”; le siguieron las risas del resto y otro compañero aportó: “Hicieron muchas piruetas pero ninguno se cayó, ¡eran de cartón!”.