Hace 23 años la conducción político-religiosa de Irán emitió una condena a muerte contra el escritor indio-británico Salman Rushdie, acompañada de una recompensa de 2,8 millones de dólares a quien fuera capaz de ejecutarla. Aunque una década después los cambios en el gobierno iraní dejaron sin efecto la condena, permitiendo al novelista abandonar la clandestinidad, diversos grupos religiosos siguieron reclamando la validez de la sentencia emitida por el ayatolá Jomeini en 1989. El domingo, el director de una entidad religiosa estatal iraní agregó medio millón de dólares a quien asesine a Rushdie por las ofensas causadas al Islam en su obra "Los versos satánicos".

“Si las órdenes del imán se hubieran cumplido, no hubieran tenido lugar los posteriores insultos en forma de caricaturas, artículos y films”, dijo Hassan Sanei, director de la fundación 15 Khordad, a la agencia Isna, en referencia a los episodios de las caricaturas danesas de 2006 y, especialmente, a la actual controversia por la película conocida como "La inocencia de los musulmanes". En el mismo acto, Sanei anunció que agregaba 500.000 dólares a la recompensa por matar a Rushdie, y aseguró que quien lo logre “recibirá el total 
inmediatamente”.

Paradójicamente, el multilaureado Rushdie está promocionando el lanzamiento de una novela en la que repasa su vida durante los años de clandestinidad. El título, "Joseph Anton" -que deriva de los nombres de pila de los escritores Conrad y Chéjov-, es el alias que usó Rush
die, siguiendo la recomendación de los servicios secretos ingleses de que era mejor optar por una identidad alternativa para evadir a posibles atacantes.

La clandestinidad de Rushdie no fue total: tuvo participación intermitente en actividades públicas -la más impactante fue su aparición en el estadio de Wembley con la banda U2 en 1993-, recibió considerable apoyo de sus colegas -no tanto de los gobernantes occidentales de entonces: para el presidente estadounidense Ronald Reagan la condena iraní era reprobable, pero el escritor había provocado a los musulmanes- y se convirtió en una figura que excedía a la del gran novelista que se había consagrado en 1981 gracias a "Los hijos de la medianoche" (1983), libro en el que cuenta en clave alegórica la historia reciente de India.

En los 90 Rushdie sobrevivió a por lo menos un intento serio de asesinato, pero hacia el fin de la década el ascenso político de corrientes laicas en Irán y las gestiones de la diplomacia británica despojaron de carácter oficial a la fatwa emitida en 1989, pese a lo cual diversos grupos religiosos siguieron proclamando su validez. Pero para 2005 habían cambiado tanto la política de Estados Unidos y Reino Unido hacia el mundo islámico como la situación interna de Irán, y Ali Khameini, actual ayatolá, renovó la condena de su antecesor.

Nada inocentes

Aunque el aumento de la recompensa por la muerte de Rushdie parece íntimamente relacionado con las convulsiones causadas por la película “La inocencia de los musulmanes”, el escritor se separa claramente del mensaje del film. “No tengo ninguna simpatía por los responsables de la película. La crearon para crear una respuesta y la están obteniendo de forma excesiva. Hicieron algo malintencionado y eso es bastante distinto a escribir una novela seria”, dijo en el programa televisivo estadounidense Today, al que concurrió para promover “Joseph Anton”.

Conviene recordar que “Los versos satánicos” contiene alusiones a la vida de Mahoma, pero, aunque el título de la novela se refiere a pasajes apócrifos del Corán, el tema central es el problemático cruce entre identidad personal y cultural que experimentan al migrar los ciudadanos de ex colonias del imperio británico.