El puerto de aguas profundas, emprendimiento que implica una inversión de 800.000.000 de dólares, fue considerado por Pimentel “estratégico” para la “integración regional”, tanto para Brasil como para Argentina y Paraguay. “Lo que Brasil pueda hacer lo va a hacer” por viabilizar su construcción, señaló el ministro brasileño. Si bien explicó que no se ha definido cómo participará su país, adelantó: “Vamos a invitar a las empresas brasileñas para hacer los primeros estudios” y podrán presentarse en la consulta pública. A la convocatoria de empresas con “experiencia en construcción de este tipo de obra y de operación” se sumará el trabajo de un “equipo” del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), que colaborará en la “ingeniería financiera” del proyecto, confirmó.

En tanto, para la instalación del Polo Industrial Naval, que determinará que Uruguay sea considerado un astillero brasileño a los efectos de las condiciones impositivas y acceso a préstamos del BNDES, ambos países deberán adaptar sus legislaciones. Por un lado, Uruguay está “avanzando en la legislación de las industrias navales del Estado”, confirmó Kreimerman; por el otro, Brasil procura establecer en su normativa que se considere “la producción uruguaya dentro de las reglas de contenido nacional”. El país norteño demandará de 600 a 700 barcazas en los próximos cinco años, una inversión de 100.000.000 de dólares. Si bien no es seguro que se fabriquen en su totalidad en territorio uruguayo, el acuerdo genera “muy buenas” condiciones, declaró Kreimerman.

Ambos ministros también avanzaron ayer en el acuerdo de financiamiento entre UTE y Eletrobras para la instalación de un parque de energía eólica en Uruguay del orden de los 100 megavatios. En el área de comunicación e información, donde el país adoptó la norma brasileño-japonesa de televisión digital, se dieron las condiciones para implementar “el centro de desarrollo de contenidos” así como para la creación “del software y las aplicaciones” y la elaboración del “marco regulatorio para la promoción del sistema ginga de interactividad”, anticipó el secretario de Estado uruguayo.

Baja para subir

Pimentel confirmó que la semana próxima su gobierno reducirá las tarifas de energía eléctrica. La determinación de la presidenta Dilma Rousseff tiene por objetivo “dar más competitividad a nuestra industria” para “recuperar espacio” y “tornarnos [los países de la región] exportadores de productos”, explicó el ministro. En este sentido dijo que la industria de Brasil “tiene dificultades”, al punto de que no vaticinó el porcentaje de crecimiento para este año, aunque mencionó que será “positivo” y “mucho mayor que el año anterior”, aunque “la crisis en Europa no pasó y va a continuar el próximo año. Hacer una previsión ahora sería extremadamente arriesgado”, enfatizó.

La medida, según el presidente de la Cámara de Industrias de Uruguay (CIU), Washington Burghi, “va a perjudicar” la competitividad de la industria nacional, que “poco a poco” la está “perdiendo” tanto con Brasil, “nuestro primer mercado exportador”, como con “el mundo y el mercado interno”, advirtió. Si bien “casi todos los sectores” se verán afectados con la medida del país norteño, las industrias “siderúrgica, de alimentos, plástica y metalúrgica” serán las más sensibles. En oposición, “nosotros subimos 5% o 7% las tarifas” eléctricas: “Tenemos un estado caro” y las “pautas fijadas por el Poder Ejecutivo son absolutamente injustas para la industria nacional”, se quejó el empresario. Por otro lado, las exportaciones con Argentina siguen “trancadas” y existen algunos “problemas” con Brasil -en la industria: automotriz, autopartes y textil- que se “están negociando” y “esperamos que tengan éxito”, reconoció el presidente de la CIU.

Para el presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS), Marcelo Lombardi, la medida responde al “menor crecimiento” económico que experimenta el país norteño. La baja de los costos de la energía en Brasil se suma, según Lombardi, a las resoluciones adoptadas la semana pasada con relación al tipo de cambio, que también tendrían un efecto negativo en la competitividad de la economía uruguaya. “Brasil precisa crecer más”, por lo que “toda medida que impulse su competitividad”, “impacta a nivel nacional”, asintió el presidente de la CNCS.

Por otro lado, el crecimiento de Brasil también podrá impactar positivamente porque “alienta a una mejor competencia del sector exportador”, consignó Lombardi. El viernes la CNCS tendrá una reunión con autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores para analizar cómo afectarán estas medidas.