El hombre nunca pasa desapercibido: todavía no pasaron dos semanas del estreno en Estados Unidos de la última película de Quentin Tarantino, Django Unchained (“Django desencadenado” o “Django: Sin cadenas”, dependiendo del país) y ya aparecieron un par de polémicas en torno a la cinta. Ubicada en el sur del Estados Unidos previo a la Guerra Civil, la sucesora de “Bastardos sin gloria” (según el director, ambas forman parte de una trilogía) cuenta la historia de Django (Jamie Foxx), un esclavo que es liberado por el cazarrecompensas alemán King Schultz
(Christoph Waltz, que encarnó al enorme y detestable cazador de judíos Hans Landa, en “Bastardos sin gloria”), con quien se alía para cruzar el país en busca de su esposa (Kerry Washington), que fue comprada por el psicopático latifundista Calvin Candie (Leonardo di Caprio).

En tono de spaghetti western (de hecho, la idea se le ocurrió a Tarantino al darse cuenta de cómo la cinematografía del género evadía subrepticiamente la temática de la esclavitud, fenómeno que considera “un aspecto importante de la historia estadounidense”), la película no ahorra en diálogos filosos, disparos y sangre, o al menos eso consigna la prensa internacional. Acá aún no deberíamos saberlo: igual que en Europa, “Django” se estrena en nuestro país el 18 de enero. Como previa, TNU tiene previsto emitir el 12 y 18 de enero (a las 21.00 y a las 23.00, respectivamente) el especial “Tarantino: Director sin cadenas”, conducido por Christian Font, que incluirá entrevistas a Foxx, Waltz, Washington y el mismísimo Tarantino, además de aportes de críticos locales como Diego Faraone, Rodolfo Santullo y Gonzalo Palermo.

“No puedo hablar de ella porque no la voy a ver”, declaró el director Spike Lee al sitio web Vibe, pero luego habló: “Sólo voy a decir que es irrespetuosa con mis ancestros”, agregó el hombre detrás de películas como “Malcolm X” y “Milagro en Santa Ana”. “La esclavitud en Estados Unidos no fue un spaghetti western de Sergio Leone: fue un Holocausto”, agregó más tarde en su cuenta de Twitter el cineasta, autoproclamado defensor de la lucha por los derechos de los afrodescendientes estadounidenses hasta el punto de haber declarado que Barack Obama es “el Jesús negro”. No es la primera vez que Lee le cae a Tarantino por cuestiones raciales: en 1997, tras el estreno de Jackie Brown, ocupó los medios para quejarse del uso excesivo de la palabra nigger en la película, que consideró más grave por venir de un director blanco. Al término, que generalmente se sustituye eufemísticamente por the n-word (“la palabra con ene”), suele atribuírsele un tenor despectivo cuando aparece en boca de alguien “por fuera de la comunidad”. Al parecer la cuestión es también cuantitativa: a lo largo del metraje, la palabra con ene aparece unas 100 veces.

Las respuestas no demoraron: el crítico de cine Sam Fulwood III fue consultado acerca del tema (por ser negro) por el portal de la ciudad de Cleveland y se mostró menos desprejuiciado que su congénere: “Es una película rara, pero no es un documental sobre la esclavitud. Esto no es 'Raíces'”, comentó, en referencia a la legendaria miniserie de 1977 que narra la vida de un joven africano esclavo durante la Norteamérica colonial del siglo XVIII. Los fanáticos del director de “Pulp Fiction” también inundaron los portales de cine con ácido y enojo. Era de esperarse, considerando lo ridículo que es exigirle rigurosidad histórica al director y guionista que, menos interesado en apegarse a los hechos que en divertirse, se tomó la libertad de incluir en “Bastardos sin gloria” una escena en la que el mismo Hitler muere acribillado en un teatro francés en 1944 (un año antes de su suicidio en nuestro mundo, que tuvo lugar en Berlín).

La postura de Lee tampoco fue compartida por los espectadores: según informó Hollywood Reporter, 42% del público inicial es negro. Por su parte, Tarantino optó por ignorar las declaraciones de su colega, aunque durante la gira de presentación de “Django Unchained” se refirió al tema de costado, reflexionando de paso -y con el lenguaje que lo caracteriza- sobre las limitaciones del cine: “No importan las cosas horribles que pasen en la película; lo que pasó en la realidad es un montón de mierda mucho peor”.

Más polémica: el estreno de “Django Unchained” en Connecticut fue cancelado (junto a la programación de “Padre de familia”) tras el tiroteo ocurrido a mediados de diciembre en una escuela de Newtown, que dejó más de 20 muertos. Consultado sobre el tema en National Public Radio, el director opinó que el problema no está en el cine sino más bien en cuestiones del control de las armas en la población. Parece que la insistencia de la prensa sobre el tema fue minando su paciencia; en una entrevista posterior con la BBC su respuesta fue menos sutil: “Es un western, no me jodan”.