El Informe de Política Monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU), correspondiente al cuarto trimestre de 2012, destaca en el apartado sobre inflación que ésta “descendió más de un punto” en el último trimestre del año -se ubicó en 7,5% al cierre de 2012- y que la cifra “resultó inferior al [valor] observado el año anterior”. Destaca también, sin embargo, que se mantiene “fuera del rango meta fijado por el Comité de Coordinación Macroeconómica”.

Al analizar las razones del descenso de la inflación del último trimestre, el informe explica que se dio por la evolución de los precios de los bienes transables (aquellos que se comercializan con el resto del mundo), sin tomar en cuenta las frutas y verduras que “revirtieron la aceleración” del tercer trimestre. Lo anterior se produjo, dice el BCU, como resultado de la caída que tuvo el tipo de cambio nominal, “junto a precios internacionales estables”, y reducciones de precios de algunos rubros específicos como consecuencia del acuerdo de precios del gobierno con las grandes superficies.

Su contracara fueron los bienes no transables, cuyo ritmo de crecimiento fue elevado como consecuencia del dinamismo de la demanda interna y de tratarse de un sector “que no está expuesto a la competencia internacional”. La inercia inflacionaria de este tipo de bienes y servicios “se da en un contexto de un nivel de actividad que estaría por encima de su capacidad productiva”, agregándose que en este marco también se desarrollaron las negociaciones de convenios colectivos de la Ronda 2012, lo que “constituye una preocupación en el diagnóstico inflacionario”.

Señala además que la inflación subyacente se mantuvo al cierre del año por encima del IPC, con una variación de 8,5%, pero “un valor de un punto por debajo al del informe anterior”. Agrega que “los precios administrados” se desaceleraron, cerrando en su conjunto con un “moderado aumento” de 1,6%, en buena medida como consecuencia del plan UTE Premia de diciembre. Destacan el efecto inverso que tuvieron los precios de frutas y verduras (que variaron 23,5% en el año), como consecuencia de “shocks de oferta”.

Preocupados

El BCU prevé que el contexto de bajas tasas de interés internacional continuará en los próximos meses, como consecuencia de la “pérdida de impulsos de las economías avanzadas”. La importancia de este factor reside en que, en combinación con el dinamismo de la economía local y las altas tasas de interés internas, puede acelerar el proceso de ingreso de capitales y así presionar aún más al dólar a la baja. Además, la autoridad monetaria no visualiza “signos claros de mejoras” en las economías de la región y, sin embargo, tanto en Argentina como en Brasil, se observan “presiones alcistas sobre la inflación y el tipo de cambio”.

El informe del BCU indica que el gasto doméstico continuó creciendo por encima del nivel de actividad, impulsado sobre todo por el consumo privado, y destaca que si este hecho genera presiones de demanda por encima de la capacidad productiva del país “constituye una preocupación en el diagnóstico inflacionario”. Se destaca también que, pese al contexto internacional, el gobierno y el BCU no tuvieron problemas para colocar deuda, “lo que refleja una percepción de bajo riesgo soberano” del país.

El informe enfatiza en las medidas que se tomaron para evitar la entrada de capitales de corto plazo al país, “pese a lo cual” se dieron presiones a la baja en el dólar.

“La inflación se encuentra en el centro del mapa de riesgos”, señala el informe, y agrega que para el BCU constituye una preocupación que tanto la inflación efectiva como la expectativa estén por encima del rango meta.

Por último, señala que a nivel operativo y buscando “mantener la señal de política”, el BCU continuará gestionando la cantidad de dinero a diario, de modo que la tasa de interés de mercado se ubique en el entorno de la Tasa de Política Monetaria (TPM). Para ello, se recurrirá a instrumentos como la emisión de Letras de Regulación Monetaria y Notas a distintos plazos.