-¿Qué significa para ustedes tocar en Sudamérica?

-Es terriblemente emocionante. Los integrantes de Blur nos hemos dedicado a hacer cosas distintas por separado desde 2003. Desde entonces he estado en una granja, viviendo una vida muy tranquila, haciendo quesos y teniendo hijos, y que Blur volviera a la vida inesperadamente ha sido... Yo me había olvidado de cuánto extrañaba esto. Había estado un poco absorto y preocupado aquí en la granja; estaba en lo mío. De pronto, Blur volvió y me voló la cabeza completamente. Es maravilloso poder ver algo de mundo otra vez, luego de vivir esta existencia tranquila y solitaria. Estoy muy entusiasmado con este regreso a Sudamérica; nunca estuvimos en Uruguay, pero sí en Argentina y Brasil en 1999, hace ya 14 años, así que es una buena oportunidad para decirles “gracias por su paciencia y por apoyarnos tanto” a todo el mundo. Ha sido una gran fuente de alegría para mí saber que nuestra música sigue siendo disfrutada y que sigue encontrando nuevas audiencias después de tanto tiempo. Fijate que estamos cumpliendo 25 años esta semana. Es maravilloso pensar que nuestra música sigue resonando alrededor del mundo; estoy muy emocionado. La respuesta corta sería: “Es lo mejor que me haya pasado nunca”. Estar rockeando de vuelta con la banda después de todos estos años...

-Blur siempre fue una banda muy ecléctica, ¿alguna vez se interesaron en la música latinoamericana?

-Me parece que lo que es todo un fenómeno y que está llegando a una gran audiencia es la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela; son increíbles. También está Santana... Tengo una gran expectativa de ir y ver qué está pasando musicalmente en Uruguay. Yo sólo reconozco tres tipos de música: la gran música, la música indiferente y la música de porquería, y los tres existen en todos los géneros y países. Hay grandes discos de rock, de pop, de blues, de música clásica... Nuestro gusto musical ha evolucionado desde que nos conocimos; creo que eso es lo bueno de Blur, que escuchamos tipos completamente distintos de música.

-Estaban trabajando en un disco nuevo pero interrumpieron las grabaciones. ¿Es algo definitivo o piensan retomarlo después de la gira?

-Bueno, eso no es del todo así. Fuimos a hacer un show en Hong Kong a principios de este año e íbamos a ir a Tokio, pero a último momento hubo un cambio de plan, por lo que nos quedamos en Hong Kong juntos durante una semana y dijimos: “Ey, vamos al estudio a hacer algunas grabaciones”. Fue una cosa momentánea, una oportunidad, y la tomamos. Y fue brillante; siempre está bueno tener una oportunidad de tocar juntos. Pero fue absolutamente brillante; improvisamos durante una semana y produjimos un montón de material. Fue hace un par de meses y no he podido escuchar nada de eso aún, porque hemos estado realmente concentrados en preparar los shows lo mejor posible. Así que realmente no sé qué es lo que va a pasar luego, tan sólo disfruto cada show como si fuera el último y trato de disfrutar cada minuto. La respuesta más honesta es que no sé qué vamos a hacer después.

-Pasaron más de dos décadas desde la famosa “batalla del britpop” con Oasis. Ahora las bandas no se pelean tanto. ¿Cómo lo ves a la distancia?

-Es verdad. Ahora las bandas son la gente más educada que existe. Hay mucho menos actitud combativa en estos días, y me parece realmente una pena, porque en este tipo de escena se supone que tenés que ser arrogante, vanidoso y descerebrado: sin eso no funciona. Ahora se está volviendo al modelo de músico anterior al rock’n’roll, es como cabaret. Son empresarios y mánagers y maniquíes; no es divertido. Está todo bien, me encanta Lady Gaga y un montón de las cosas que están sonando, pero creo que los tiempos cambiaron mucho. Lo de Blur y Oasis fue un momento; la música era el foco de la cultura. Creo que ahora es la celebridad el foco de la cultura. Es fácil olvidarse de lo importante. La música era todo lo que teníamos. Ahora hay un montón de opciones para ser una celebridad, para que los jóvenes hagan una carrera. Para mí la música no era una carrera, era la negación de todo, era la única forma de escapar de una vida sin sentido... De cualquier forma, fue muy divertido, y lo que es maravilloso es que con el tiempo nos hemos hecho buenos amigos. Es algo con final feliz. Sí, las bandas se han vuelto muy bien educadas en estos días, y es una pena.

-¿Alguna vez te sentiste cómodo con el término “britpop”?

-Buena pregunta. Gracias. Creo que lo bueno de Blur es que siempre fuimos difíciles de clasificar. El año pasado remasterizamos todos nuestros discos para hacer un box set con todo lo que habíamos grabado alguna vez. Una de las cosas que encontramos fue el casete de nuestro primer ensayo, que Graham [Coxon, guitarrista] se había llevado y que yo no había escuchado desde entonces. Ahí hay una sección de 15 minutos en la que estamos componiendo “She’s so High” -compusimos “She’s so High” en nuestro primer ensayo-, y no podría ser ninguna otra banda en el mundo excepto Blur. Desde el primer momento en que estuvimos juntos en ese cuarto sonábamos como Blur. Yo no podría estar en ninguna otra banda. Fuimos muy afortunados en generar esa química juntos; no sé cómo ocurrió, pero fue así. Así que, como te decía hoy, no creo en los géneros musicales sino en que hay buena música, hay música común y música de mierda. “Britpop”... supongo que describe razonablemente uno o dos discos, pero para mí realmente es “blurpop”.

-13 (1999) pareció un punto de quiebre entre lo que venían haciendo y lo que harían después. ¿Cómo ves a tus discos anteriores?

-Creo que todos los discos fueron un punto de quiebre. Es eso de la química de la banda: crear un diamante desde todas las direcciones. Yo con el bajo apoyando las melodías más altas... Pienso que lo de 13 tuvo que ver con el cambio de productores, y eso fue bueno en aquel punto, pero yo me siento orgulloso al escuchar los primeros discos; algunos de ellos son mis favoritos. Modern Life is Rubbish [1993] posiblemente sea mi disco favorito de Blur, si tengo que elegir, pero es como tratar de elegir entre mis hijos: los amo a todos por distintas razones. Pero creo que en Modern Life is Rubbish fue cuando descubrimos quiénes éramos realmente.

-¿Qué te parece la escena musical inglesa actual? ¿Creés que hay algo equivalente a lo que eran ustedes en los 90?

-Escucho mucha música pop con mis hijos, pero no es que esté yendo a ver bandas todas las noches. Pero voy a hacer un festival de música en mi granja, un festival de música y comida, y tengo que elegir las bandas que van. Llamé a los Basement Jaxx y a otras bandas que me gustan mucho, pero no sé si hay bandas como nosotros. En los 90 estábamos bastante a la vanguardia y nunca se sabía si íbamos a pelearnos unos con otros, o a darle una trompada al entrevistador, o a pararnos e irnos. Creo que las bandas de hoy en día son mucho menos escudriñadas y pueden hacer lo que quieran. El mundo cambió mucho. Realmente no sé, tendría que pensarlo... 2013... Pero nosotros ya dejamos atrás los 90. Creo que todo el mundo lo hizo. Yo estoy escuchando muchas cosas, internet ha hecho que uno acceda a música que antes era muy difícil de conseguir. Escucho muchos bluseros de los años 40... Leadbelly, realmente amo a Leadbelly. Posiblemente sea mi favorito.

-Fueron una banda sensación hace 20 años y ahora son de las bandas establecidas más conocidas del mundo. ¿Te parece que les queda algo que demostrar?

-Creo que uno de los motivos por los que nos juntamos de nuevo fue justamente que no teníamos nada que demostrar. Lo hicimos porque nos encantaba. Es algo totalmente regocijante y es la forma en la que siempre debería ser. ¿Me queda algo que probar? Bueno, escribí un par de canciones el año pasado y son tan buenas como cualquier cosa que haya hecho antes. Y pienso que no podés hacer música si no creés que tenés algo que demostrar. Todavía nos queda algo de nafta en el tanque.