La Red Latinoamericana de Ciencias Biológicas (Relab) fue creada por científicos de la región en 1975, con el objetivo principal de ir hacia la integración mediante la colaboración en el entrenamiento de jóvenes científicos que pertenecen a los países que la integran. En 1994 Relab obtuvo existencia legal mediante la creación de la Corporación Relab, un organismo sin fines de lucro con estatuto legal otorgado por el gobierno de Chile.

Durante los días que duró el simposio, los aportes fueron variados. Algunos ejemplos: la doctora Gabriela Bedó, de la sección Genética de la Facultad de Ciencias, expuso sobre “¿Qué quiere y qué ‘debería’ aprender el estudiante de hoy?”. Su planteo se basa principalmente en la motivación y en definir quiénes son los estudiantes de Biología en secundaria y qué perspectiva tienen hacia el futuro.

Bedó afirmó que en esa etapa hay estudiantes con intereses muy diversos, por lo que la enseñanza debe dirigirse a todos ellos. Esto implica, por una parte, concentrar un enorme esfuerzo en el tema de la motivación.

El doctor Rodrigo Iturriaga, de Chile, expuso sobre “El rendimiento y retención de alumnos de Biología en los primeros años de Universidad”.

Desde Panamá, la doctora Marisa Talavera habló sobre “El Club de Ciencia como herramienta para motivar y sostener vocaciones científicas”.

La costarricense Sonia Ramírez, magíster en Ciencias, habló de la “Experiencia de los Colegios Científicos en Costa Rica”.

Otro ejemplo es el que plantea el doctor Luis José Delaye, de México, que propone que todo alumno de secundaria y pregrado universitario debe tener una visión científica del mundo natural. Para eso propone que el conocimiento biológico se organice en tres ejes principales: histórico, ambiental y funcional. “En su eje temporal, los alumnos deben saber que la vida comenzó en la Tierra hace poco menos de 4.000 millones de años debido a un proceso físico-químico. En su eje espacial, los alumnos deben comprender que vivimos en una red de interacciones. Deben entender el ciclo del agua y del carbono en la biosfera, principalmente porque está relacionado con el calentamiento global. En su eje funcional, los alumnos deberán aprender lo relacionado con el funcionamiento de nuestro cuerpo. Todos estos conocimientos deben darse varias veces, en secundaria y en el preuniversitario, con distintos grados de profundidad”.

México también planteó su experiencia en el programa “Experimenta: viví la ciencia desde adentro”, del doctor Francisco Fernández de Miguel. Entre sus objetivos está que se adquiera un nivel de comprensión general acerca de cómo se genera el conocimiento científico y de su impacto en la vida cotidiana, y además, reforzar la noción de que el pensamiento científico permite el desarrollo de buenas ideas, la erradicación de las malas y el pensamiento irracional.

La propuesta dio sus frutos, ya que se pudo comprobar que en una semana los asistentes al programa mejoraron sus capacidades de plantear preguntas, formular hipótesis, detectar variables, obtener resultados cuantitativos y presentarlos. Experimenta ya ha recibido a más de 17.000 personas, principalmente estudiantes de bachillerato, pero también niños de escuelas primarias.