La encuesta agrícola tuvo como principal objetivo estimar el área sembrada y la producción obtenida en la zafra 2012-2013 para los cultivos de verano de grano seco, es decir, soja, maíz, sorgo y girasol. Asimismo, se procuró recoger la intención de siembra para los cultivos de invierno y anticipar la del verano próximo.
La superficie sembrada con cultivos de verano viene creciendo desde hace al menos diez años. En particular, la siembra de esta zafra se estimó en 1,22 millones de hectáreas, un área 11% mayor a la sembrada por los productores la zafra anterior. Aunque el dato era previsible, se destaca que la soja acaparó los suelos en esta campaña, con más de un millón de hectáreas cultivadas (86% del total), que se tradujo en una producción estimada de 2,8 millones de toneladas, lo que fue calificado por Rincón como “un máximo histórico”. El rendimiento medio del cultivo a nivel nacional fue estimado por la encuesta en 2.634 kilogramos por hectárea sembrada (kg/ha).
La soja cultivada en Uruguay es de dos calidades. Según contó Rincón, por primera vez en la historia “se revirtió la tendencia” de siembra: la superficie sembrada con soja “de primera calidad” fue mayor que la “de segunda”, y se obtuvieron rendimientos superiores en el primer caso aunque “significativos en el segundo también”: 2.788 y 2.437 kg/ha, respectivamente.
Luego de crecer por siete años consecutivos, la siembra de maíz fue estable respecto de la zafra pasada, aunque a ambas Rincón las calificó como “las más altas del último decenio”. Por otro lado, luego de crecer en área durante siete años consecutivos, la siembra de sorgo tuvo una “fuerte reducción” con respecto al año pasado, aunque sin “diferencias importantes de rendimiento entre ambas campañas”. El área sembrada de girasol, por su parte, se ubicó “en el nivel más bajo de los últimos años”. Las áreas sembradas por estos tres cultivos representaron 10%, 4% y una superficie que no llega a 1% del total, con rendimientos de 5.648, 4.262 y 1.083 kg/ha sembrada, respectivamente.
Cuando se les preguntó sobre el destino de sus chacras luego de la cosecha de verano, 44% de los productores respondió que las dedicará a cultivos de invierno, 22% a cultivos protectores -Rincón explicó que se trata de “raigrás y avena”-, y 21% dejarán descansar sus suelos hasta el próximo verano.
Intenciones de invierno
La muestra procuró recoger la intención de siembra de los cultivos de invierno para la próxima zafra, aunque Rincón destacó que “en el 99% de los casos la siembra ya estaba concretada” al momento de la encuesta.
La estimación del MGAP indica que se pretende sembrar 589.000 hectáreas, una superficie “muy similar a la sembrada en la zafra anterior”, según recordó Rincón. Pero al distinguir por cultivo no se aprecia en todos la misma estabilidad: el trigo, que representa 80% del área, registra un aumento de 22.000 hectáreas respecto de la zafra pasada; la avena un incremento de 11.000 hectáreas; la colza se mantiene en un área similar; y la cebada cervecera, en contrapartida, experimenta una reducción de 62% en la superficie sembrada.
Y verano otra vez...
La mayoría de los productores respondió que ya tenía definido su plan de siembra para la próxima campaña. En este sentido, un escenario probable es el de un área cultivada total de 1,1 millón de hectáreas, una cifra 7% inferior a la de la zafra que termina. Además, se estima que 80% será destinada a la siembra de soja.
Si bien una gran parte de los productores tenía la intención de sembrar, algunos (cuyas tierras comprenden unas 52.000 hectáreas) aún no habían definido el cultivo, pero Rincón entiende que “muy probablemente se inclinen por la soja”. De todos modos, reiteró que estas estimaciones son “preliminares” y que la información definitiva será recabada en la próxima encuesta agrícola.