Las bocas de tormenta ubicadas en las calles de Montevideo fueron intervenidas por estudiantes de la Facultad de Bellas Artes y de las universidades de arte miembros de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo, argentinas de Córdoba, Rosario y Santa Fe, junto a la brasileña de Santa María, como una forma de celebrar el centenario del saneamiento capitalino (servicio que pasó a ser público a mediados de 1913).

Esta actividad se realizó durante el 8, 9 y 10 de noviembre y tuvo como objetivo incorporar el arte a la vida cotidiana de la sociedad, al tiempo que posibilitó que el proceso creativo de los estudiantes pudiera tener un contacto directo con el medio social. Las actividades estuvieron a cargo de los propios docentes, con el fin de promover la integración e interrelación entre éstos y estudiantes de la región. Fernando Vasco Irazábal, profesor de Taller de los Fenómenos de la Percepción y coordinador del proyecto, contó a la diaria que la idea surgió como iniciativa de la Intendencia de Montevideo (IM), inspirada en algunos artistas paulistas que habían pintado bocas de tormenta (como obra del colectivo 6emeia). La versión local contó con la participación de 40 estudiantes extranjeros y 250 uruguayos, además de sus docentes.

Irazábal explicó que los primeros pasos consistieron en ver qué tipos de pintura podían utilizar, ya que debía ser una resistente para aplicar en el pavimento o la vereda, además de tratarse de bocas de tormenta, por las que circula mucha agua. La segunda instancia se centró en el armado de los diseños, que “debían ser fáciles de reproducir en las bocas”, aclara el docente, dado que se intervinieron 320. Se eligió la técnica del esténcil, para que el momento de ejecución no implicara necesariamente al diseñador. “Esto se planteó desde el momento inicial para todas las universidades, que ya vinieron con el material pronto; cada facultad eligió sus diseños. La nuestra optó por los estudiantes de primer año para la ejecución, mientras que los diseños estuvieron a cargo mayormente de los docentes y estudiantes del segundo período”, explicó Irázabal. Ellos se encargaron de 32 de los diseños de esténciles y luego definieron el cronograma de los ocho municipios que intervendrían.

El coordinador destacó la integración de las universidades de arte del Mercosur como uno de los mayores logros de esta actividad, ya que en general no mantienen un contacto fluido. Agregó que “la experiencia fue muy rica para todos, no sólo para nosotros sino también para las delegaciones extranjeras”.

El proceso implicó una convivencia diaria que generó varias anécdotas. Irazábal se refirió a lo impactados que quedaron los cordobeses cuando el grupo llegó a pintar la rambla; además, habló de los tripulantes de barcos coreanos y niños interesados en sumarse a la actividad, “manteniendo de este modo una interacción directa con la comunidad”.

El profesor dijo que Bellas Artes mantiene una rica experiencia de extensión universitaria desde la década del 60, años en los que comenzaron a hacer pinturas murales en diferentes departamentos del país y distintos barrios capitalinos, como Barrio Sur y Reus; además de esculturas, como es el caso del Parque Rivera, donde el año pasado comenzaron dos, que hoy están en proceso de finalización. A mediados de diciembre alumnos y docentes viajarán a Piriápolis para intervenir con grabados el murallón que está frente al puerto.