El viernes 22 fue un día de luto para la cultura nacional y la sociedad uruguaya entera, ya que es posible que no haya bibliotecas liceales o barriales que no cuenten con al menos un ejemplar de Lectores de Banda Oriental, al fallecer el crítico, editor y fundador de la editorial Banda Oriental, Heber Raviolo.

Una vez destituido de su labor docente por la última dictadura, Raviolo -oriundo del Cerrito de la Victoria- se dedicó de lleno al trabajo editorial. Antes, como especifica Pablo Rocca en Nuevo diccionario de literatura uruguaya, había dirigido las páginas literarias de Época y las del semanario Marcha -en sus últimos cuatro números-, y fue crítico literario en revistas como El cuidadano y Asir. En 1961 fundó Ediciones de la Banda Oriental, sello del que fue director general, y en 1978 creó “Lectores de Banda Oriental”, la clásica colección mensual por suscripción, que continuó de manera ininterrumpida hasta la actualidad. Raviolo fue un impulsor constante de las letras uruguayas y latinoamericanas -más que nada de la narrativa criollista y regional-, especializado en autores como Líber Falco, Juan José Morosoli, Anderssen Banchero, Julio C Da Rosa y Héctor Galmés. La editorial emitió un comunicado oficial el viernes en el que destacó el gran legado y la importante trayectoria profesional de Raviolo, por su carácter de director de Banda Oriental y porque “fue el responsable de una tarea editorial que se refleja en más de 3.000 títulos publicados; obras que recogen el pensamiento, la sociedad y la literatura de nuestro país. En su carácter de investigador, Heber Raviolo realizó una importante tarea de investigación, estudio y recopilación, que se concreta en la Colección Biblioteca Ciudad de Montevideo”.

En una entrevista realizada por Alejandro Gortázar para la diaria en 2008 Raviolo cuenta el comienzo de “Lectores”: “En realidad surgió en un momento complicado para la editorial en particular y para el libro y la literatura en general. En plena dictadura, en el año 78, sacamos, como se acostumbraba, dos libros juntos al precio de uno. Uno fue Celín, una novelita corta de Benito Pérez Galdós, poco conocida, y el número dos fue Tiempo y tiempo, de Líber Falco”. Reflexionando sobre los inicios de la editorial, Raviolo decía que había un gran interés por todo lo nacional, pero el problema era que “no había cómo leer cosas sobre Uruguay, salvo títulos muy puntuales en historia”. A la vez, consideraba que en aquel entonces (2008) se estaba dando un fenómeno “raro”: “Nunca se ha escrito tanto, nunca se ha publicado tanto, pero al mismo tiempo bajan las tiradas, sobre todo en narrativa”. Raviolo continuó el análisis asegurando que antes había un interés generalizado sobre los autores nacionales, mientras que ahora ese mismo interés se mostraba mucho más difuso.

La muerte de Raviolo, a los 81 años, deja a Uruguay sin el que tal vez fue el impulsor más tenaz de una parte de la literatura nacional.