El gobernador del Banco de Japón (BJ), Haruhiko Kuroda, dijo que la inflación excederá el 1% en el primer semestre del próximo año y eso mismo ayudará al organismo monetario a alcanzar su meta de cambiar la percepción del público de que persistirá la inflación. Según indica la agencia Reuters, en los últimos 15 años la economía de Japón ha vivido en un estado de “equilibrio de deflación”, en el que empresas y familias postergan la inversión y el consumo bajo el supuesto de que los precios no crecerán, dijo ayer Kuroda.
El BJ busca justamente romper ese equilibrio por medio de una agresiva política de estímulo monetario, para que las empresas y los hogares gasten más ahora por las expectativas de que los precios subirán más adelante, sostuvo Kuroda. “La política monetaria del BJ difiere de la de otros bancos centrales en el sentido de que se enfoca en cambiar las expectativas públicas [sobre los precios]”, dijo en un discurso citado por Reuters en un encuentro con la federación de empresas de Japón. “Estamos viendo amplias mejoras en la economía, los mercados, la sensación del público. Ésta es la mejor oportunidad para poner fin a la deflación”, dijo Kuroda haciendo énfasis en que la resolución del banco de mantener su política expansiva busca elevar el ritmo de crecimiento de los precios hasta que alcance a 2%. La autoridad monetaria de Japón sorprendió a los mercados cuando en abril aplicó un gran estímulo monetario, buscando acelerar la inflación a 2% en dos años por medio de agresivas compras de activos en un país estancado en una prolongada deflación. Si bien la inflación subyacente al consumidor se acercó a 1% debido al aumento de los costos de las importaciones, muchos inversores y analistas dudan de que los precios suban lo suficientemente rápido como para que el organismo monetario cumpla su meta de precios en el cronograma de dos años que había prometido. Algunos expertos y ex responsables del BJ expresaron dudas de que sea posible que Japón apunte a una inflación de 2%, un ritmo que no ha visto ni siquiera cuando la economía experimentó una burbuja de precios de activos a fines de la década de 1980.