Luego de varios anuncios, la Reserva Federal (FED, por su nombre en inglés) anunció la noche del miércoles que decidió a partir de enero de 2014 comenzar a reducir los estímulos monetarios que estaban vigentes. Tras dos días de reuniones, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por su siglas en inglés) de la Reserva Federal, emitió un extenso comunicado en el que señala su decisión de “reducir modestamente” el ritmo de compras de activos a partir del 1º de enero de 2014. La autoridad monetaria estadounidense bajará el ritmo de compra de bonos a un máximo de 75.000 millones de dólares al año, lo que significa que reducirá en 10.000 millones de dólares su demanda de papeles.

Según el comunicado, desde la anterior reunión del FOMC, los números indican que la actividad económica muestra una expansión a un ritmo moderado, y a pesar de que “la tasa de desempleo sigue siendo alta”, está declinando. Además, se menciona que el gasto de los hogares y la inversión de las empresas “ha avanzado”, la inflación continúa por debajo “del objetivo a largo plazo del Comité” y las expectativas de largo plazo se mantenienen estables, concluyendo que “los riesgos para el panorama económico y para el mercado laboral se encuentran más equilibrados”.

De todas formas, la FED advierte que “vigilará de cerca” los datos económicos y los eventos financieros en los meses venideros y destaca que “si la información futura apoya [...] las expectativas del Comité” posiblemente se reduzca aún más el ritmo de compras de activos en los próximos meses. De todas maneras, consciente de los efectos globales de sus decisiones, la FED prefiere ser cautelosa y destaca que cuando decida empezar a retirar su política monetaria “ultraexpansiva”, tomará un “enfoque equilibrado”.

Además, el recorte decidido es más bien bajo y, en todo caso, simbólico. Según diversos analistas, la decisión no afectará el apoyo a la economía, ya que la tasa de interés seguirá situada en torno a 0%.

La política monetaria expansiva vigente en los últimos años en Estados Unidos determinó que los países “emergentes” recibieran capitales que buscaban mejores retornos. La decisión que comenzará a implementarse en enero, y, más que eso, la tendencia a reducir los estímulos en el mediano plazo de manera definitiva genera el temor a que esos capitales emprendan el camino de vuelta. Los anuncios de la proximidad de retiros hechos en mayo y setiembre generaron cierta reversión de los flujos de capitales.

Pegale con efecto

Las bolsas de valores de todo el mundo, que esperaban esta decisión desde hacía meses, luego de los sucesivos anuncios de la FED reaccionaron con alzas en las cotizaciones de las empresas. Wall Street y Tokio cerraron con subas de 2% en promedio, el índice Eurostoxx50 -de los principales valores europeos- creció 1,3%.

Además, muchos referentes de las políticas económicas de los países latinoamericanos destacaron que la decisión no afectará la marcha de las economías de la región. Ayer, el presidente del Banco Central del Uruguay, Mario Bergara, valoró positivamente el efecto de la decisión sobre los mercados internacionales, e indicó que se trata de un “camino a la normalización”. Manifestó que si bien aguarda un “dólar más fuerte” y tasas de interés más altas, “es mejor tomar decisiones y diseñar políticas en contextos de normalidad”. Bergara destacó que Uruguay “se prefinanció adecuadamente” y aprovechó la afluencia de capitales a bajas tasas de interés. “Ahora estamos en buena posición para afrontar este proceso de normalización”, dijo.