Los Certificados de Participación son de 10.000 dólares, para “darles posibilidad a todos los que quieren entrar” y para activar el mercado secundario, explicó a la diaria el portavoz de FMS, Carlos Saint-Upéry. Sin embargo, desde el mercado financiero, se minimizan las posibilidades de que estos instrumentos dinamicen el mercado secundario, entre otras causas por la presencia de las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP) que “compran el papel para tenerlo hasta el final” y “juegan en bloque”, señaló la fuente. En tanto, la directora de República AFAP, Jimena Pardo, confirmó que existen cerca de diez fideicomisos de estas dimensiones que aún esperan aprobación por parte del Banco Central del Uruguay (BCU), y aclaró que “se estudia caso a caso” la inversión que se realizará.

El fondo, para el que deberán captar ofertas de interés por arriba de los 20 millones de dólares, está abierto a operadores e instituciones tanto públicas como privadas. FMS tiene “experiencia” en la administración de campos forestales para fondos de pensión extranjeros, y por eso se planteó generar un mecanismo similar para el mercado uruguayo, relató Saint-Upéry. Las actividades productivas que albergarían, de ser adquiridas las tierras, serían ganadería, agricultura, ganadería, agrícolas y arroz. “Está dirigido a gente que está viendo que hay buenas perspectivas en el sector agropecuario”, afirmó el empresario. Consultado sobre por qué la inversión en tierras para arrendamiento puede dar buenos dividendos, el portavoz de FMS comentó que “es la forma más segura que uno puede sacar beneficios, [ya que] para producir hay otros riesgos como el clima y el mercado”. Además “en el mundo la tierra es un bien que se está valorando, y en Uruguay, si bien hubo un aumento del precio, estamos lejos del techo, no será para siempre, pero en 40 o 50 años” seguirá en aumento, vaticinó el empresario.

El mecanismo implica que los inversores obtendrán dividendos anuales durante 12 años, sin perjuicio de la posibilidad de extinción anticipada del fideicomiso o la extensión del plazo, por hasta un máximo de tres años en ambos casos (es decir, extinción anticipada a los nueve años o prórroga hasta los 15 años). Esta cláusula se incorporó para dar un margen de acción y no estar atados a “malvender” llegado el cumplimiento del plazo, anticipó Saint-Upéry. La administradora, que hace de nexo entre inversores y productores, confía en que se llegue al monto propuesto para el fondo, con lo que se efectuará la compra de 25.000 hectáreas. Llevamos una lista de los campos que están disponibles en el mercado y que son un buen negocio y nos permiten salir rápido del mercado”, confirmó el vocero. La dimensión de la compra de tierras, que se realizará en un máximo de seis meses, “tampoco es tanto” en el mercado uruguayo, dado que el promedio en los últimos diez años fue de 28.000 hectáreas por mes, verificó. Según datos aportados ayer por la Dirección de Estadísticas Agropecuarias del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, en el último semestre de 2012 se vendieron más de 31.000 hectáreas en promedio por mes.

La propuesta admite que al finalizar el fideicomiso se estudie la posibilidad de que los productores que arrienden estos campos puedan tener la oportunidad de participar en un futuro fideicomiso para comprar esas fracciones. El nuevo fideicomiso daría la posibilidad de que un productor “compre un campo con un instrumento de largo plazo”. En la actualidad en Uruguay “no existe posibilidad de financiar la compra de tierra”, recalcó.

Secundaria incompleta

Si bien los Certificados de Participación tienen un valor de 10.000 dólares, los interesados podrán ofertar en múltiplos de diez la cantidad que estimen pertinente. “Al final del día en las ofertas de interés, todos van a ser considerados”, lo que intenta subsanar la situación que ya se ha verificado de que “los grandes inversionistas públicos se quedan con todo”. De esta forma, como no es por “precio”, si un operador ofertó por el mínimo, se lleva su certificado. “Lo que sí esperamos es que teniendo un volumen importante de pequeños [compradores] se genere un mercado secundario”; en otras palabras, que “alguien quiera vender y otro comprar y que el producto cotice en bolsa por arriba de la par; nosotros queremos que eso pase, darle liquidez a este instrumento”, concluyó el vocero de FMS.

En tanto, fuentes del mercado financiero se mostraron poco optimistas de que este fondo coopere con dinamizar el mercado secundario. Por un lado, porque “generalmente” este tipo de instrumentos llegan a la bolsa para su expresión de interés luego de una larga consulta a instituciones compradoras. “Apuntan a que compren las AFAP”, por tanto “no sé si van a tener esa suerte”, declaró la fuente. Las cuatro AFAP, según el especialista, “compran el papel para tenerlo hasta el final y eso mata el mercado secundario”, afirmó. El mercado secundario se “abriría” si puede participar “gente común” lo que “va dando un valor al papel” y se puede monitorear el precio; en caso contrario “no sabés si el precio sube o baja”, dictaminó el especialista. “Lamentablemente, no hay mercado secundario, la gente compra el papel y se sienta arriba de él”, graficó. Según la fuente calificada, de esta emisión del Fondo de Tierras Uruguay “va a salir el 100%”. Entre los participantes, para el especialista, estarán las AFAP, ya que éstas “juegan en bloque” porque “su referencia son las otras tres” y “si se separan del pelotón” se arriesgan, argumentó.

Afapable

Por su parte, para la directora de República AFAP, “no es tan clara” la participación de las administradoras en este tipo de fondos. Si bien “muchos nos interesan”, se realiza un estudio “caso a caso” y se examina “cómo atenuar los riesgos” de inversión. Por la mesa de trabajo de Pardo han pasado recientemente al menos diez proyectos que están en trámite con diferentes propósitos, desde lechería hasta inversiones inmobiliarias y logísticas relacionadas con la participación público-privada, y también dentro de los ya ejecutados se examinaron iniciativas sobre salud con las principales mutualistas del país como destinos de inversión. “Nosotros los estudiamos” y se seleccionan los proyectos “afapables” (término que usan en la jerga administrativa), es decir, que tengan “adecuada rentabilidad y bajo riesgo” entre otras características que mencionó.

Si bien el sistema de inversiones aún “está joven” las administradoras cuentan con un importante caudal de fondos, “hoy el sistema tiene 9.000 millones de dólares en el fondo total administrado -18 % del PIB- y sólo República AFAP tiene 50%”, constató. Sobre las AFAP, Pardo señaló: “Nosotros no sacamos clientes al mercado financiero” e incluso en ocasiones “consolidamos un monto de forma que la licitación salga”. Por otro lado existen formas de asegurar la participación de pequeños inversores, como la participación por porcentajes o dejar una parte fuera del alcance de los inversores institucionales, describió. “Nosotros somos los más interesados en que esos instrumentos tengan un precio de mercado”, explicó.