El vicepresidente de la República, Danilo Astori, participó ayer en Cali, Colombia, en la VII Cumbre de la Alianza del Pacífico, de la que Uruguay es miembro observador, al igual que el resto de los países del Mercosur. Astori se refirió a la oportunidad como una “de importancia absolutamente estratégica” por la “potencia integracionista” que tienen los cuatro países miembros (México, Colombia, Chile y Perú). Destacó también que con este viaje se abre una “diversidad de oportunidades de comercio e inversión”, no sólo con estos países, “sino, y sobre todo, con Asia Pacífico”, y agregó que esta subregión “ya constituye un lugar comercialmente muy importante para Uruguay”.

El miércoles, previo a la inauguración de la cumbre, se produjo una reunión de los representantes de las cancillerías, tanto de los países miembro como de los observadores. Astori destacó que Uruguay iba a la cumbre a “demostrar su interés” como observador y a manifestar que “está dispuesto a llegar a los máximos niveles de cooperación que permita este estatus”. También hizo hincapié en el interés de “seguir explorando la posibilidad de ser candidato a miembro pleno”. Según el vicepresidente, los antecedentes de Uruguay “son excelentes” y las condiciones para ser miembro pleno “ya las cumplimos”, en referencia al hecho de que Uruguay tiene acuerdos de libre comercio con los cuatro países de la alianza: con México, un tratado bilateral de libre comercio, de protección y promoción de inversiones; con los otros tres, acuerdos de libre comercio por intermedio del Mercosur. “Estamos en las mejores condiciones para seguir adelante con esta experiencia, y por eso estamos aquí haciendo presencia en la región e integrando las reuniones bilaterales con los diferentes participantes”, sostuvo Astori.

Para el vicepresidente, el rol de observador habilita a Uruguay a “profundizar acuerdos” y hasta “lograr operaciones comerciales y de inversión”, particularmente en cadenas de valor que son importantes para Uruguay. De tener éxito, estas oportunidades estarían amparadas en los tratados ya firmados con estos países. “Tenemos que observar la incorporación de nuevos miembros y ver las posibilidades específicas que se abren”, sugirió.

La Alianza del Pacífico reúne a México, Colombia, Chile y Perú, además de otros países, en calidad de observadores. Luego de haberse comprometido a liberalizar 90% de su comercio, los gobiernos de estos países buscan avanzar en la integración económica de toda América Latina. La reunión del bloque se produce en un momento de avance en el ritmo de liberalización comercial, cuando el proceso de integración en el Mercosur parece atravesar su peor etapa y en el momento en que desde Estados Unidos se impulsan negociaciones para alcanzar el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, en sus siglas en inglés), para lograr posiciones comunes en foros internacionales, tales como la Organización Mundial de Comercio (OMC). La población de los países de la Alianza del Pacífico asciende a 210 millones, lo que la ubica como la quinta subregión más poblada del mundo por encima de Brasil. Asimismo, el Producto Interno Bruto (PIB) de los países de la Alianza representa 35% del total de América Latina y el Caribe. La comparación con Brasil que los medios reproducen emerge de las propias palabras de algunos presidentes de estos países, que plantearon desde el inicio la referencia con Brasil y el Mercosur.

La Alianza supone el logro de una zona de libre comercio, además de libre circulación de bienes, capitales, servicios y personas, con la mira puesta en los mercados de Asia.

Según Luis de la Calle, subsecretario de Comercio Exterior del ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, la Alianza es “un cambio de paradigma”. “En el pasado los procesos de integración en América Latina eran diálogos de sordos, acuerdos comerciales entre economías cerradas. La Alianza apuesta por la estabilidad y una apertura conjunta completa, en la que se eliminan aranceles, restricciones a las inversiones y al movimiento de personas. El Mercosur no sólo no funciona, sino que además sus miembros se cierran al comercio entre ellos y a terceros”. Según El País de Madrid, fuentes del actual gobierno mexicano señalaron que el “Mercosur camina en dirección opuesta. Lleva décadas anquilosado y es retrógrado en términos comerciales” y se mostraron orgullosas de la ofensiva comercial de su país. En este sentido, apuntan, “no es fortuita” la visita que el presidente chino, Xi Jinping, realizará a México en la primera semana de junio. “Será una gran oportunidad para destrabar una relación interrumpida hace 12 años”, indicaron.

Las disputas entre Brasil y México tienen como antecedente la lucha por la presidencia de la OMC entre el candidato de ese país, Roberto Azevêdo -quien finalmente resultó electo-, y el ex ministro mexicano de Comercio Herminio Blanco, de perfil liberal y apoyado por la Unión Europea. Además de las pretensiones hegemónicas desde el punto de vista político, México busca con la Alianza reducir el déficit comercial que tiene con China y otros países como Singapur y Corea del Sur, y la Alianza del Pacífico es vista como un buen instrumento para conseguir ese fin.

Los medios internacionales destacan que es probable que a la nueva zona de libre comercio se sumen Costa Rica y más adelante Panamá e incluso Uruguay, que asisten como observadores a la cumbre de Cali. “Pese a ser parte del Mercosur y tener un gobierno de izquierda”, aseguró De la Calle, “Uruguay es ya observador y tiene interés en entrar en la Alianza del Pacífico porque no tiene confianza ni en Argentina ni en Brasil. Si la Alianza tiene éxito va a ser un reto para Brasil”.

Consultado por la diaria respecto de la relación del país con la Alianza del Pacífico, el canciller Luis Almagro señaló que “se está en el mismo punto que cuando Uruguay decidió ser observador, no ha habido cambios” y agregó que “es falso que el país no tenga confianza en los países del Mercosur” y consideró que no tenerla sería además “estratégicamente inconveniente”.