Roberto Carvalho de Azevêdo será el próximo presidente de la Organización Mundial del Comercio (OMC) luego de imponerse al mexicano Herminio Blanco, constituyéndose así en el primer latinoamericano en dirigir la organización en sus 60 años de historia (si en ésta se incluye a la etapa del predecesor GATT). Azevêdo tenía como principal contrincante al ex ministro mexicano de comercio Herminio Blanco, que contó con el apoyo en bloque de los países de la Unión Europea (UE).

Azevêdo, que sustituirá al francés Pascal Lamy, tiene 65 años, es diplomático de carrera y representante brasileño en la OMC desde 2008. Ingresó al servicio exterior en 1984, sirvió en las embajadas de su país en Washington (entre 1988 y 1991) y Montevideo (entre 1992 y 1994). Posteriormente prestó servicios en la misión permanente de Brasil en Ginebra y a partir de 2001 participó en la creación de la Coordinación General de Contenciosos del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE), que a su vez dirigió cuando se produjeron los contenciosos de su país con Estados Unidos por el tema de los subsidios al algodón, y con la UE por el diferendo relacionado con el azúcar. En el primer gobierno del Partido de los Trabajadores fue nombrado director del Departamento Económico del MRE y de la delegación brasileña en la Ronda de Doha.

Según El País de Madrid, Azevêdo contó con el apoyo de 93 países, entre ellos el de las “potencias emergentes” que integra el grupo de los BRIC (iniciales de Brasil, Rusia, India y China), lo que además revela el peso creciente de estos países en la esfera internacional. Según medios internacionales, el conocimiento de cómo funcionan los resortes de la OMC llevó a Azevêdo a presentarse como el candidato de los países del sur frente a los del norte, que se veían más reflejados en el perfil de Blanco. El mexicano es considerado uno de los arquitectos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) y se le vincula más a los intereses del sector privado y a las posiciones liberales.

Entre los temas de agenda del próximo director general de la OMC está evitar que la organización pierda toda relevancia como árbitro del comercio internacional, dada la proliferación de acuerdos bilaterales regionales -como las negociaciones entre la UE y Estados Unidos y entre los países del Pacífico- cuyas reglas podrían quedar al margen de la OMC. Asimismo, Azevêdo buscará revivir las negociaciones comerciales de la Ronda de Doha, que colapsaron en 2008 por la negativa de los países emergentes a desarmar sus aranceles industriales, en tanto el acuerdo no incluía la exigencia para los países desarrollados de reducir las normas de homologación comercial.

Los países esperan que el brasileño asuma los riesgos e impulse a la organización desde el primer momento, dejando de lado -como él mismo prometió- un “enfoque único” sobre la manera como los países en desarrollo deben incorporarse al mercado global. Asimismo, Azevêdo anunció que de ganar transformaría a la OMC en una entidad capaz de ofrecer a cada miembro un enfoque adecuado a cada necesidad.

Los aspirantes eran nueve. Corea del Sur presentó a su ministro de Relaciones Exteriores y Comercio, Taheo Bark; el gobierno neozelandés a su titular de Comercio y Cambio Climático, Tim Groser; Jordania presentó a un ex ministro de Industria y Comercio; y junto a ellos la diplomática keniana Amina Mohamed; la ministra indonesa de Turismo e Industrias Creativas, Mari Pangestu; el ex ministro de Comercio ghanés, Alan John Kwadwo Kyerematen; y tres candidatos latinoamericanos: la ministra costarricense de Comercio Exterior, Anabel González, Blanco y Azevêdo.

El canciller brasileño, Antonio Patriota, destacó que la elección de Azevêdo “es un resultado muy importante que refleja un orden internacional en transformación que es de países emergentes que demuestran liderazgo”. Patriota valoró que al tramo final de la elección hayan llegado dos candidatos latinoamericanos y expresó su “reconocimiento a México por la competencia profesional” y la “buena convivencia” en el proceso de elección.

A última hora de ayer, la presidenta Dilma Rousseff dijo en un comunicado de prensa que “será responsabilidad de la OMC en los próximos años dar un nuevo, equilibrado y vigoroso impulso al comercio mundial, fundamental para que la economía global entre en un nuevo período de crecimiento y justicia social”.

Agregó que al presentar el nombre de Azevêdo, Brasil tenía claro que “por su excelencia y compromiso, él podría conducir la OMC en la dirección de un ordenamiento económico mundial más dinámico y justo”. En el comunicado Rousseff indica que “este mensaje fue entendido por una expresiva mayoría y, por esta razón, agradezco el apoyo que nuestro candidato recibió de gobiernos en todo el mundo [...] esta no es una victoria de Brasil ni de un grupo de países, sino de la Organización Mundial del Comercio”, sentenció.