El informe se denomina “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina”, y en conversación con la diaria, una de sus autoras, la economista argentina María Ana Lugo, del grupo Pobreza, Género y Equidad para América Latina del BM, explicó las motivaciones de la investigación, su metodología y adelantó algunas de sus conclusiones.
“La pobreza sigue siendo un tema importante en América Latina: 30% de la población está en esa situación. Pero queríamos ver qué implicaban estas nuevas dinámicas y los nuevos grupos en la sociedad. Sin dejar de lado la lucha contra la pobreza, el mensaje que queremos transmitir es el de que los problemas no se resuelven cuando las personas salen de la pobreza. Hay que asegurar que frente a un posible shock posible no vuelva a caer en la pobreza”, indicó la economista cuando se le preguntó acerca del interés del BM en el tema, tras años de concentrarse en diagnosticar los niveles de pobreza y en posibles medidas para revertirlos.
Para realizar la investigación fue necesario definir qué significa ser de clase media. Lugo aclaró que el concepto usado es el de seguridad económica. “Una persona de clase media es aquella que ante un shock en la economía puede mantener su calidad de vida sin cambiar sus gastos diarios. Sin sacar a los chicos de la escuela. El hogar con una seguridad económica es el que tiene cierta estabilidad”.
Sobre la metodología para medirla precisó que “está basada en un trabajo de Luis Felipe López Calva, que lo que hace es tratar de ver la probabilidad que tienen las personas de caer en la pobreza. Se ve cuál es el nivel de ingreso que necesita ese hogar para que esa probabilidad sea pequeña, menor a 10%”. Así, la investigación estimó cuál es el ingreso típico de esas personas y se determinó un umbral inferior para pertenecer a la clase media, que se situó en diez dólares diarios por persona. También se estimó un umbral superior (unos 50 dólares diarios por persona) para considerarse dentro de la clase media. Los datos se determinaron en dólares de 2005, medidos en paridad de poder adquisitivo, lo que permite la comparación entre países.
Porciones
El informe del BM establece que en la última década se redujo considerablemente la pobreza y la desigualdad en la región, lo que se tradujo en un aumento en la cantidad de personas que se encuentran en la clase media, que pasó de 100 millones de personas a 150 millones, aproximadamente, es decir, un aumento de 50%. En este sentido, remarcó que “no sólo nos interesa resaltar el aumento en el número de personas que pertenecen a la clase media, sino también qué ha sucedido con las personas que están entre los pobres y esa clase media, que llamamos “vulnerables”. Este grupo tiene ingresos superiores a los de los pobres, pero tiene una gran vulnerabilidad y probabilidad elevada de caer en la pobreza. En América Latina este grupo es el más importante: abarca a 40% de los latinoamericanos. La región se está transformando en una de clase media, pero la proporción de personas más alta es la de vulnerables”.
Con respecto a Uruguay, la funcionaria del BM dijo que “con esta metodología y usando datos oficiales de 2011, hay 63% de personas en la clase media y esto significa un crecimiento muy importante desde la crisis de 2001-2002. Uruguay es uno de los países con menor desigualdad en la región, uno de los que tienen menor nivel de pobreza, y es sin dudas el de mayor proporción de personas de clase media”. La especialista destacó además que el grupo de “vulnerables” en Uruguay es bastante menor al promedio regional y está en el entorno de 16%, “aproximadamente medio millón de uruguayos”.
El informe a ser presentado mañana por parte del Banco Mundial destaca la necesidad de tener políticas específicas para este grupo y evitar su caída en situación de pobreza ante algún shock eventual. “El crecimiento y las políticas sociales de transferencias contribuyeron a que haya movilidad entre esas clases, pero hoy en día ese grupo de vulnerables necesitaría otro tipo de instrumentos. Lo fundamental es que se practiquen políticas de inclusión económica para este grupo y que sostengan un nivel económico más seguro”, dijo Lugo.
En la mayor parte de los países, la clase media es la que más contribuye a los recursos fiscales. Sin embargo, en el pasado, por el contrario, era la que “sacaba más” del Estado, “la que hacía mayor uso de los servicios”. Las reformas recientes en la mayoría de los países tuvieron como consecuencia que la clase media, que ahora tiene mayor poder adquisitivo que antes, también contribuye en mayor medida al sostenimiento del gasto”, remarcó. La economista señaló también que “se observa una caída en la calidad de algunos servicios” y en función de ello “esta clase media está decidiendo ir hacia servicios privados y así se corre el riesgo de una fragmentación del contrato social y que la clase media pierda el interés en seguir aportando”.