La Comisión de Educación Sexual se creó a comienzos de 2006 con el fin de elaborar un proyecto programático; a fines de ese mismo año, el Consejo Directivo Central (Codicen) aprobó lo propuesto por la comisión y puso en marcha el Programa Nacional de Educación Sexual, primero con financiamiento externo y luego con recursos propios del sistema. En primaria se incorporó la temático en toda la currícula. En secundaria se creó la figura del docente referente, y en educación técnica profesional se dictan, hasta tercer año, talleres curriculares de educación sexual de dos horas semanales.

El maestro Diego Rossi, coordinador del Programa de Educación Sexual de la ANEP, dijo en diálogo con la diaria que cada subsistema eligió la forma en que aplicaría el programa: “Lo que nosotros hacemos es asegurar que sus principios, la filosofía y los contenidos se cumplan de acuerdo a como lo estableció el Codicen, pero respetando las autonomías”. Agregó que el “gran desafío que tenemos por delante es la formación docente”.

Desde 2009, los estudiantes del Instituto de Profesores Artigas tienen un seminario obligatorio sobre educación sexual. Además, el programa dicta un curso básico en modalidad online, de 120 horas, y otro de profundización en temáticas específicas (comunicación y sexualidad, diversidad sexual, antropología y género, entre otras). Ninguno de estos cursos es obligatorio, pero según afirmó Rossi, “egresan entre 400 y 500 docentes por año”. Contó, también, que se dictará en el Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores un curso presencial de especialización en educación sexual. Algunos docentes cuentan también con algunos talleres aprobados en instituciones privadas. El programa tiene centros de referencia y documentación en todas las capitales departamentales, “con materiales y recursos para trabajar sobre educación sexual”. Cada centro tiene un docente a cargo que se ocupa también de coordinar los distintos grupos departamentales. Éstos, según explicó Rossi, están integrados por representantes de todos los subsistemas, por el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Desarrollo Social, y otros organismos que se consideren necesarios, dependiendo del funcionamiento de cada departamento.

Se realizan encuentros en los que participan estos colectivos. Allí concurren representantes de los subsistemas: docentes, referentes de los organismos que intervienen y hasta puede integrarse la Policía Comunitaria o el Poder Judicial, según sea el caso. Se realizan en las capitales departamentales, donde se encuentran ubicados los centros.

En estas reuniones se construyen agendas locales para tratar temas específicos relevando las propuestas de cada grupo.

En el Área de Producción del Conocimiento se realiza investigación y actualmente cuentan con tres publicaciones, la última realizada el año pasado sobre sexualidad y discapacidad. En cuanto a la cobertura del programa, Rossi dijo: “Empezamos en 180 liceos y ahora tenemos el 100% de los centros cubiertos y también los de UTU”.

El programa de secundaria abarca un amplio abanico de temáticas que exceden las estrictamente biológicas: “Hay cuestiones que hacen a los temas tradicionalmente abordados, pero hay otra cantidad que tienen que ver con la comunicación, la capacidad de decidir, la violencia, los vínculos, la diversidad, los derechos”, dijo Rossi. A su vez, aseguró que “lo importante es que de este tema ahora se habla, y se habla en el centro educativo. Antes también se daba, porque no hablar de educación sexual es dar educación sexual. Ahora el docente es consciente de que aunque no hable de eso, está hablando”.

Con respecto a la respuesta que han tenido de las familias, Rossi dijo que, al contrario de lo que se pensó inicialmente, “no ha habido resistencia de parte de los padres y, si en algún momento no hubo educación sexual, hemos recibido el reclamo de que hubiera”. Esto se ha debido, en su opinión, a que el programa siempre respetó las creencias de cada una de las familias. La idea es promover el diálogo al interior de las familias, “porque la educación sexual es una responsabilidad de la familia, lo que nosotros hacemos es acompañar el proceso”, indicó.

Docentes referentes

En 2006 la comisión recorrió todo el país y se entrevistó con estudiantes e integrantes de las comunidades educativas en general, con el fin de recoger datos para armar la propuesta y el programa. Yannine Benítez, coordinadora de la Comisión de Educación Sexual por Secundaria, contó en diálogo con la diaria que “lo que más nos llamó la atención desde el principio es cómo les interesaban a los chiquilines todos los temas relacionados a los vínculos”. Y agregó que “entre la violencia, las adicciones, el embarazo adolescente o los problemas con los vínculos, el gran ausente es el placer, o el erotismo, entendido como aquello que me permite disfrutar del placer”. El docente referente, figura exclusiva de secundaria, destina diez horas de trabajo semanales por centro educativo y, según informó Benítez, “se está tratando de que sean 20 horas para aquellos liceos que tengan más de 15 grupos cursando en ciclo básico”. El referente tiene que “trabajar en forma coordinada con los equipos directivos, con los docentes, adscriptos y administrativos, y con los demás integrantes de esa comunidad educativa, planificando talleres u otras actividades”. Según dijo, “65% de los referentes son egresados de Biología y el resto proviene de otras asignaturas”. Si bien curricularmente el programa abarca el ciclo básico y primer año de bachillerato, los referentes pueden proponer algunas actividades puntuales para los quintos y sextos años, dependiendo de la demanda que exista.

“Lo otro muy novedoso en educación sexual en secundaria, tiene que ver con que es la primera vez que los estudiantes califican con nota a sus docentes”, dijo la coordinadora. En las evaluaciones de los alumnos, las apreciaciones van desde “Ahora soy yo el que sé” o “Está bueno para reflexionar sobre nuestras actitudes en temas que no tenía claros”, hasta otras más negativas como “No me gusta hablar de este tema con nadie, ni con mis padres” o “Siempre enseñan lo mismo”. La idea es que el referente continúe en el mismo liceo, pero para ello debe contar, además de con un informe favorable de la dirección del centro, con una evaluación positiva de parte de los estudiantes que también son consultados por el desempeño. Si ésta es negativa, el docente no puede ser ratificado en ese liceo y deberá elegir otro.

En la práctica

María Clara Goday es profesora de Biología, tiene 53 años y hace cinco que trabaja como docente referente en educación sexual. Durante tres ejerció el cargo en Sarandí del Yí, departamento de Durazno, y éste es el segundo que ejerce en los liceos Nº 1 de Ciudad Vieja y Nº 5 de Parque Rodó en Montevideo, ambos de ciclo básico. Según contó a la diaria, después de presentar un programa anual de trabajo a la dirección, hace una presentación del tema a los alumnos, indaga qué cosas quieren saber o les preocupan, y sobre esa base realiza un encuentro con los padres de los alumnos de primer año, para intercambiar información. Pero según dijo, a pesar de intentar involucrarlos, no le ha sucedido que los padres vuelvan a acercarse al centro de estudio.

En primer año “trabajamos lo referente a qué es la sexualidad, la genitalidad, el cuerpo humano, qué cosas les gustan de su cuerpo y qué cosas no, los cambios físicos, la primera menstruación, la amistad, el amor”. En segundo año se vuelven a tocar estos temas pero más en profundidad. Y en tercero, como el tema está incluido en Biología, “trabajo con la docente de la asignatura, por ejemplo, sobre métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual. El año pasado empezamos a proponer que los alumnos de tercero repliquen lo aprendido a los de primero y segundo año, y ha dado muy buenos resultados, porque se escuchan más entre pares”, dijo Goday.

Destacó, a su vez, la importancia de “trabajar transversalmente con los docentes de las otras asignaturas”. Sin embargo, la coordinación con los profesores para que la referente “entre en sus clases” no es fácil: algunos están abiertos y otros, según dijo, tienen resistencias ya sea “porque tienen su programa del año armado y no quieren cambiarlo”, o porque les da “mucho prurito tratar el tema de la sexualidad”. En estos casos suele pasar que el docente cede su hora a la referente, pero no trabajan en conjunto, cuando lo ideal, según opinó, es hacerlo en equipo.

Si se logra la coordinación, el referente y el docente de la asignatura preparan y dan el tema, incorporando la perspectiva de la sexualidad. “Ahora estoy trabajando con el profesor de Geografía desde lo demográfico, las iniciaciones sexuales en determinados lugares, las tasas de natalidad y mortalidad. Con la profesora de Literatura hemos trabajado los roles de género, y el año pasado con la profesora de Inglés, el bullying, sobre todo la violencia en el noviazgo y, en relación a eso, lo relativo a autoestima, autonomía y autocuidado”.

Además de trabajar con los docentes, Goday también lo hace con el psicólogo del liceo, con la educadora social y con los adscriptos. Los alumnos consultan también a la referente, pidiendo entrevistas personales para tratar determinados temas que les preocupan. En opinión de Goday, “es excelente haber hecho esta apertura tan brutal en los liceos, que se pueda trabajar estos temas tan abiertamente, poder darles herramientas a los chiquilines para salir a la vida y, también, aprender nosotros de ellos”.