Según un informe publicado ayer por la Organización Mundial del Comercio (OMC), las cadenas de valor internacionales, el aumento de las nuevas formas de regionalismo y la participación creciente de determinadas economías emergentes serán claves en el comercio mundial a corto y mediano plazo.

Brillante sobre el BRICS

El recientemente electo director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Carvalho de Azevêdo, dijo en la presentación del informe que la crisis mundial de 2008 elevó la importancia de los países emergentes, principalmente de los que integran el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Azevêdo resaltó que esta crisis aumentó las responsabilidades de estos países para el desarrollo y la cooperación con otras naciones emergentes. También, que los grandes países en desarrollo ya no se ven como “necesitados de ayuda”, sino como “polos que contribuyen al crecimiento global”. Aun así, consideró que el grupo económico aún no está preparado para actuar en todos los foros de la gobernanza global. “El BRICS es un grupo que no está maduro para, de manera ágil y rápida, actuar en todos los foros de gobernanza global. Precisa conversar más”, opinó el brasileño, que, por cierto, asumirá el cargo en setiembre.
Respecto de su país natal, comentó que, en cualquier foro mundial, las negociaciones entre los países desarrollados y Brasil ocurren “entre pares”, y que “los pedidos de esfuerzos [al país] serán cada vez mayores”. Por ese motivo, explicó, las alianzas del país sudamericano con otros países en desarrollo son “más importantes de lo que eran antes de la crisis de 2008”, lo que implica cooperación técnica y política.

El Informe mundial sobre comercio, una publicación anual del organismo que ahonda en las tendencias del comercio, las decisiones de política comercial y el sistema multilateral de comercio, sostiene que “durante los últimos años, el comercio mundial ha crecido, en promedio, casi el doble de rápido que la producción mundial”, lo que refleja el “creciente predominio” de las cadenas de valor internacional y, por tanto, sugiere medir el comercio “en términos de valor agregado”.

El informe también señaló la importancia de promover las inversiones en infraestructura física para reforzar estas cadenas, facilitando de esta manera la integración de “nuevos jugadores”. “La acumulación de capital, el refuerzo del conocimiento y la tecnología asociada con inversión (particularmente, inversión extranjera directa) pueden permitir a los países mejorar la cadena de valor al alterar sus ventajas comparativas”, sugirió el informe.

La OMC subraya la importancia del grupo que denominó los “próximos once”, conformado por Bangladesh, Corea del Sur, Egipto, Filipinas, Indonesia, Irán, México, Nigeria, Pakistán, Turquía y Vietnam, que “vienen empujando desde atrás y podrían llegar a ser actores importantes en el siglo XXI”.

Sobre las economías en desarrollo señaló que, entre 1980 y 2011, han aumentado su participación en las exportaciones mundiales en mayor proporción que las importaciones, en un 34% y 29%, respectivamente. Además estima, según “varias simulaciones”, que “en un ambiente de comercio abierto y economía dinámica, los países en desarrollo superarán a los desarrollados, tanto en exportaciones como en crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)”. Pero, ante un escenario de proteccionismo y pesimismo económico, el crecimiento de su PIB sería “menos de la mitad”, y el aumento de las exportaciones sería “menor que el de los países desarrollados”. Esta conclusión se basa en que las piezas y componentes del comercio mundial dependen de múltiples fronteras, donde “las tendencias antiproteccionistas han pasado a ser dominantes”.

Por otro lado, para varios países la inercia de las negociaciones comerciales que se desarrollan en el marco de la OMC “representa una carga cada vez mayor”. Ante esta realidad, sugirió que los gobiernos “deberían llevar a cabo el programa existente abordando con la misma determinación las condiciones de acceso a los mercados para las mercancías y para los servicios, así como otros costos del comercio contemplados en las negociaciones sobre la facilitación de comercio”.

Otro determinante para el comercio económico y, por ende, para el comercio son los cambios demográficos. En particular, se señaló como una variable positiva y fundamental el crecimiento de la población, sea natural o a través de la inmigración. El informe también estableció que el envejecimiento de la población, la migración, las mejoras educativas y la mayor participación de la mujer en la fuerza laboral jugarán un rol muy importante en los próximos años, como también lo hará el constante aumento de una clase media mundial.

Consideró, además, que en las economías en desarrollo ricas en mano de obra, la política educativa influirá de forma decisiva en las “cuantificaciones [de los trabajadores], sus posibilidades de integrarse en la fuerza de trabajo y su capacidad para asimilar nuevas tecnologías”.