-Demoraron cinco años entre el disco debut y Paladar negro. Es mucho para una banda joven y activa...

Camila G Jettar: -Nos colgamos de las palmeras...

Mariana Gascue: -Además, nos fuimos de gira y la parte de componer canciones nuevas la dejamos de lado.

-Ustedes han tenido una actividad más fuerte en el exterior que acá. Incluso la mayoría de las notas sobre la banda que hay en la web son de medios extranjeros...

Federico Molinari: -Ni siquiera fue por línea nuestra: en el exterior se interesaron más inmediatamente.

-Pero cuando ustedes empezaron, hace unos siete años, había una movida de bandas nuevas muy enérgica, y casi de inmediato se empezó a desinflar.

CGJ: -Perdimos un poco la manada. En el principio estaban los Culpables, Motosierra -que llevaba un poco la batuta de esa movida-, Santacruz -que dejó de tocar-, y quedamos los que estamos. Falta un poco tener otras bandas con las que compartir eso, y uno hace ese camino solo. En nuestro caso también estaba el asunto de la necesidad de tener un mánager, alguien externo que le diera un poco de motor a la banda, pero nunca lo pudimos encontrar. Y siempre está el reproche al que lleva la batuta, al que arma los toques, porque es cansador, porque nadie lo quiere hacer y porque hacer autobombo es difícil.

FM: -Sí, pero si bien nos interesa ese lado, también nos interesa hacer las cosas como queremos nosotros.

CGJ: -Más o menos, creo que en eso Mariana y yo diferimos contigo, como siempre...

-Pero él tiene que tocar en una banda que se llama Guachass...

FM: -Eso: se llama “Guachass”, no “Guachoss”, así que ustedes me tienen que hacer la prensa...

-¿Cómo ha sido el rol del Oui Oui Records [sello argentino especializado en artistas independientes como Los Natas, Pequeña Orquesta Reincidentes y Gabo Ferro] en este nuevo disco?

CGJ: -Tenemos una relación muy buena porque es un sello muy familiar, y Román, que es el dueño, un francés, tiene una relación muy paternal con nosotros. Ahora viene el viernes para firmar el contrato, y va a ser con una cena de por medio, con champagne, todo muy a lo grande... Él también tiene la esperanza de que la peguemos.

-Ahora que mencionaban el champagne... Por un lado, tocan un género -el stoner- que es medio reo y barrial, pero la banda también tiene una cosa glamorosa...

CGJ: -Es el límite; es como el jugueteo entre esos dos mundos que están presentes. Yo soy un poco más figura pública, pero Fede te abre la puerta de su casa de Jacinto Vera y está con sus zapatos de cocodrilo que se acaba de comprar en la feria de Piedras Blancas. Y los usa para hacer los mandados.

FM: -Es algo que rotulamos “charfa chic”...

CGJ: -Ah, ellos [Federico y Nicolás] son amigos desde hace mucho y tienen su léxico en particular, y en eso está ese juego entre glamoroso y plancha...

-Vos, Nicolás, fuiste el último en entrar a la banda. ¿Cómo te convenció tu amigo?

Nicolás Taparauskas: -Me dijeron: “En dos meses nos vamos a Europa...”.

FM: -Él tocaba conmigo en Vellocets, se lo planteamos y al toque...

NT: -Yo era guitarrista, no tenía ni bajo...

FM: -Hicimos una llave así que decía: “charfa chic-Europa”, y él dijo “yes”.

CGJ: -Nico era lo que le faltaba a la banda para redondear todo. La energía se equilibró y se armonizó todo. A Fede le faltaba un aliado.

-Dejaron de ser una banda “de chicas”, cosa que a ustedes nunca les gustó...

CGJ: -Dejamos de ser una banda de minas, algo que a Mariana y a mí nos tenía podridas...

MG: -Nos aburrió eso de que fuera siempre el tema. Por más que éramos una banda de chicas, éramos músicos.

CGJ: -No estábamos vendiendo humo ni nos subíamos al escenario sólo porque éramos chicas; éramos una banda como cualquier otra, que ensayaba tres veces por semana.

-Ahora hicieron un disco que está lleno de referencias a Montevideo. ¿Hubo un descubrimiento de la música uruguaya en el medio?

FM: -Creo que fue algo de todos. El hecho de que pasen cinco años entre un disco y otro hace que los cambios entre los dos sean más fuertes y parezcan más repentinos. Pero el cambio de nosotros como personas fue día a día. En esos años vivimos muchas cosas y cambiamos mucho.

CGJ: -Dejamos de ser unos pendejos y empezamos a convertirnos en unas personas con una identidad y a hacernos cargo de eso. Dimos un salto a lo que somos realmente. Tenemos mucho orgullo de eso. La pifiamos arriba del escenario y nos miramos entre nosotros y está todo liso: el viaje es nuestro y después con los demás.

MG: -Pero no pifiamos...

NT: -Son arreglos que los demás no entienden...

-El nuevo disco es, además de más lento y en castellano, menos hostil, amable en relación a las letras. ¿Estaban contentos? ¿Están medio hippies?

MG: -Nosotros seguimos siendo más punk que otra cosa...

FM: -Yo creo que el disco es más melancólico, es un poco oscuro, romántico, seguro...

CGJ: -Somos “romántico-stoner” a full.

-¿“Romántico-stoner-internacional”?

FM: -Romántico-stoner-internacionalcharfa- chic...

CGJ: -Cuando escribí las letras me salió el impulso de escribir cosas “malas” pero me frené; me cansé de lo negativo. Para mí es un viaje leerlas y ver todo tan expuesto, porque son cosas muy personales de mi vida.

-Ustedes, los varones de la banda, ¿ya se acostumbraron a ser integrantes de una banda llamada “Guachass”?

NT: -Para mí ya es sólo un nombre. Conozco la banda desde que arrancó, no me choca en absoluto.

FM: -Con el tiempo le agarrás cariño. En un principio era algo que estimulaba lo que a ellas les molestaba, que era que siempre las relacionaran con el rock femenino. Pero es parte de todo, ya está... Es un yin-yang de rock’n’roll.

CGJ: -Igual se sabe que las que mandamos somos las fundadoras mujeres de la banda. Queremos que sean mejores hombres para sus mujeres...

-Pero, hablando en serio, ¿tuvieron problemas por ser una banda liderada por mujeres en un subgénero tan masculino del rock?

CGJ: -Creo que aprovechamos eso a la perfección. Fuimos unas buenas zorras y sobrevivimos porque fuimos para adelante y no quisimos quedarnos en la chiquita. No nos iban a sacar de la línea porque nos vinieran a patotear o porque pensaran que en mi lugar tenía que haber un hombre. Pero no voy a dejar de disfrutar de mi femineidad por eso ni me voy a poner una tanga para que me asome afuera del vaquero ni me voy a dejar de poner tacos para subir al escenario si eso me hace sentir bien. Creo que siempre estuvimos cómodas con eso.