Dueño de los pómulos más prominentes que se hayan visto desde los tiempos de Katherine Hepburn, el cantante Peter Murphy es un auténtico ícono del lado más elegante y mórbido del rock. Calificado por algunos como “el padrino gótico”, el delgado pero enérgico Murphy es la encarnación física y vocal de ese ideal en parte romántico, en parte punk, que se asocia con lo que en algún momento se denominaba dark y ahora es simplemente lo gótico. Como frontman de la banda Bauhaus, Murphy delineó una estética en el escenario que ha sido imitada hasta la saciedad, aunque un repaso de su carrera lo muestra como un artista más ecléctico e inclasificable de lo que se puede pensar a primeras. Ante su primera visita a Montevideo, vale la pena recordar un poco la obra de este músico culto, a veces pomposo y siempre fascinante.
Men in black
Considerado casi unánimemente como “el primer grupo gótico”, no deja de sorprender al escuchar a Bauhaus hoy en día lo poco que la banda tenía en común con esta corriente estético-musical: poco y nada de música electrónica o industrial, mucho de glam rock y de protopunk a lo Stooges y, sobre todo, una evidente pasión por el dub, indudable en cada línea de bajo que el bajista David J compuso, que, si no fuera por las sombrías vocalizaciones de Murphy, podrían pertenecer perfectamente al material de los Clash tardíos, al de The Slits o a cualquiera de las bandas inglesas fascinadas por la música jamaiquina. En realidad, la música de Bauhaus tenía más que ver con un movimiento experimental y sin fronteras precisas, como lo fue el after-punk británico, que con un género ya definido como el de la música gótica, pero lo cierto es que al ver las fotos de Murphy y los suyos vestidos de estricto negro y maquillados como habitantes de Transilvania (así como la voz de barítono de Murphy, empleada generalmente en su registro más grave), la conexión con los góticos actuales es evidente. Sin embargo, al repasar su discografía se descubre a un grupo extremadamente dúctil, especializado en suplir sus carencias técnicas con imaginación, y no siempre tan oscuro como parece. Su primer simple fue el clásico “Bela Lugosi’s Dead”, en el cual Peter Murphy reflexionaba sobre los últimos días del actor Bela Lugosi, conocido por haber sido el primer Drácula de Hollywood, y lo describía senil y convencido de que era un vampiro. La temática era más bien tétrica, pero la base musical era esencialmente un dub en el que, sobre una densa base del bajista David J, el guitarrista Daniel Ash y el baterista Kevin Haskins se dedicaban a explorar las posibilidades del reverb en sus respectivos instrumentos.
El disco debut de Bauhaus, In the Flat Field (1980), es su disco más violento, árido y oscuro (en ese sentido el más pregótico), pero también su obra menos atractiva, sobre todo si se la compara con los simples que venían editando simultáneamente: “Dark Entries”, “Terror Couple Kill Colonel”, una versión del “Telegraph Sam” de T-Rex, todos temas más logrados que el material de In the Flat Field, no obstante lo cual el disco fue un gran éxito en el circuito independiente. El segundo disco, Mask (1981), los presentaba más variados y personales, con un Murphy más seguro en su estilo vocal (mitad el David Bowie más baladístico y solemne, mitad el Iggy Pop más berreador y salvaje), David J clavado en sus bajos gordos de dub y Daniel Ash arrastrando la púa por las cuerdas en busca de nuevos sonidos (un estilo que sería muy influyente en el rock uruguayo posdictadura, para el que Bauhaus fue una influencia clave), además de introducir timbres nuevos de teclados y guitarras acústicas. El disco contenía algunos clásicos de la banda como “Kick in the Eye” o “The Passion of Lovers”, y es considerado por muchos como su obra esencial.
The Sky’s Gone Out (1982) profundizaba su faceta experimental, apelando a collages de canciones, covers inesperados (una versión arrolladora de “Third Uncle”, de Brian Eno) y presentando el que tal vez sea el tema emblemático de Bauhaus, “Spirit”, pero también los mostraba -como si fuera una miniversión poco luminosa del White Album de los Beatles- algo disgregados como grupo y más interesados en demostrar sus personalidades solistas. Esto se agravó durante la siguiente grabación de la banda, el disco Burning from the Inside (1983), que no contó con Murphy -entonces aquejado de una neumonía- en muchas de las sesiones, lo que hizo que David J y Daniel Ash asumieran los roles vocales en varios temas. La incompatibilidad entre las visiones del cantante -que basaba sus textos en referencias al Teatro de la Crueldad y el lado más negativo de las vanguardias- y el resto de la banda -de temperamento más espiritual y relajado- se hizo cada vez más evidente, y, antes de que el disco saliera a la calle, Bauhaus se había disuelto.
Prima Donna
Bauhaus era en cierta forma una banda de tres músicos más un cantante (con el cantante en un compartimiento algo estanco), y tras experimentar en varios proyectos solistas, los ex Bauhaus decidieron reformarse en 1985, pero Murphy no acudió a la cita, por lo que los otros terminaron formando Love & Rockets, una agrupación mucho menos oscura y mucho más exitosa en Estados Unidos de lo que había sido Bauhaus. Pero Murphy tampoco se quedó cruzado de brazos; luego de un proyecto junto con el bajista de Japan, Mick Kern, que se llamó Dalis Car -que no llegó a entusiasmar mucho a nadie-, el cantante decidió reformularse en una versión un poco más pop (y más cercana a lo que estaba haciendo en ese entonces su ídolo David Bowie). Sus primeros discos no consiguieron reproducir el entusiasmo que había despertado su antigua banda, pero el algo más violento Deep (1989) consiguió sintonizar con la generación estadounidense del grunge, que lo descubrió como un ídolo británico independiente del que, misteriosamente, no tenían idea.
Pero Murphy no disfrutó mucho de este éxito: una reconversión religiosa lo aproximó al sufismo y a las teorías esotéricas de GI Gurdjieff, por lo que decidió emigrar a Turquía y apartarse del mundo rockero británico. Personaje recluido, Murphy ha vivido en Turquía durante los últimos 20 años, con escaso o nulo contacto con su antiguo entorno, no obstante lo cual se sumó a una reunión de Bauhaus en 1999. La reunión fue muy puntual, pero en 2005 los cuatro hombres de negro decidieron darse una segunda chance y reformar el grupo para cosechar el éxito mundial que no habían recogido en su momento. La reunión fue bien recibida y llegó a plasmar un disco, Go Away White (2008), pero durante la grabación de éste la volátil relación entre los integrantes de Bauhaus volvió a explotar -con Peter, Murphy como eje del disgusto, una vez más-, y la banda volvió a disolverse sin presentar el disco (aunque, curiosamente, haciendo declaraciones bastante medidas con respecto a los motivos de la refriega). Desde entonces Murphy ha vuelto a su carrera solista, con particular énfasis en hacer versiones de canciones de otros artistas. Si bien la obra solista de Murphy es en general apreciable y contiene algunas cosas memorables (una versión de “Final Solution” de Pere Ubu, inferior a la original pero más bailable, el disco Love Hysteria en general de 1988, el formidable simple “Cuts You Deep” de 1990), no hay dudas de que la mayoría de sus fans vernáculos, los que jamás llegaron a verlo en vivo, estarán esperando más que nada el repaso de las canciones de su primer grupo, y estos pueden estar más que tranquilos: la gira que lo trae a Montevideo se llama Mr Moonlight Tour, en homenaje a la hermosa balada “Who Killed Mr. Moonlight?”, que cerraba la cara A del disco Burning from the Inside. En consecuencia, el repertorio que interpretará Murphy en el escenario de La Trastienda estará compuesto casi en su totalidad por temas de Bauhaus, con algún lugar para sus conocidos covers o alguno de sus hits como solista. Para quienes están buscando una buena ocasión para utilizar un lápiz de labios realmente oscuro, el próximo martes es la noche perfecta.