Cientos de personas se reunieron ayer para respaldar al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi y protestar por la condena ratificada la semana pasada por el Tribunal Supremo de cuatro años de cárcel por evasión de impuestos.

“Yo estoy aquí. Me quedo aquí. No abandono”, aseguró el tres veces primer ministro italiano, que ya había despejado las dudas sobre si se retiraría de la política tras el fallo adverso de la Justicia. Ante sus seguidores, Berlusconi criticó a los jueces italianos, a los que calificó de “ideologizados y politizados”, y llamó a continuar con una batalla “de democracia y libertad” contra los magistrados.

Il Cavaliere se calificó como un perseguido por los jueces: “Sobre mis espaldas tengo 41 procesos judiciales”, recordó, antes de señalar que los últimos fueron los años “más duros” de su vida.

En el acto, convocado por Pueblo de la Libertad, que lidera Berlusconi, se veían carteles con los mensajes: “Basta con la justicia política”, “Silvio, mártir por la libertad”, “Fuerza Silvio, fuerza Italia”, este último en referencia al primer partido que fundó Berlusconi y que ahora considera relanzar, reseñó la agencia de noticias Efe.

En el acto estuvieron presentes varios dirigentes de Pueblo de la Libertad, pero no quienes integran el gabinete que lidera el primer ministro, Enrico Letta, para evitar que la manifestación fuera vinculada con el gobierno.

Berlusconi reiteró que el gobierno debe continuar y resaltó que su partido actuará conforme a su “sentido de la responsabilidad”, en un mensaje que puede funcionar para bajar los ánimos de los legisladores de la formación, que amenazaron con renunciar a sus cargos -y por tanto dejar al gobierno sin la mayoría necesaria para continuar- si el presidente italiano, Giorgio Napolitano, no indulta a Berlusconi. También el coordinador del partido, Sandro Bondi, lanzó duras palabras sobre qué podría pasar si el tres veces primer ministro es excluido: “O bien la política es capaz de encontrar soluciones para restablecer un equilibrio normal entre los poderes del Estado y hacer posible la actuación política del líder del mayor partido italiano, o Italia corre el riesgo de registrar una forma de guerra civil de resultados imprevisibles”.