Subir la cuesta no es trabajo sencillo. Desde arriba se ve enorme, abajo, el Parque Posadas. La cuchilla es notoria. Antolín Torre está sentado en una silla en la puerta de su casa sobre la calle Costa Brava, que corta el predio en dos. Está de espaldas al terreno vacío, de frente al Centro Cultural Espacio de las Duranas y de costado a los aparatos de gimnasia que colocó la Intendencia de Montevideo (IM) y que en este momento utilizan algunas jóvenes del barrio: mientras unas matean y miran a los niños jugar, otras aprovechan, meta ejercicio. Torre cuenta que vive en esa casa desde 1957 y conoce el barrio y su historia. Al vernos llegar se levanta con dificultad, se acerca, saluda. “¿Quieren hablar con más gente de la comisión de vecinos?”, pregunta. Cuenta que el pórtico de estancia que tiene el predio, en el que se localiza el terreno que ahora pisamos, fue bautizado como Portero de Juanicó. Zulma, una vecina del lugar que pasea a su perro, también se acerca. Agustín Stagno, un joven que integra la comisión de vecinos, cuenta con mucho rigor los pasos que se han dado. Han sido bastantes desde que, tal como repasan los allí reunidos, en marzo, “uno de nuestros vecinos, Gonzalo Machado, vio a unos agrimensores de la IM en el predio vacío. Se acercó y les preguntó sobre qué estaban haciendo. Ellos le dijeron que ahí se iban a construir viviendas para realojar a 15 familias del asentamiento que está en Pedro Trápani y la margen del arroyo. Así nos enteramos todos”, comentó Zulma.

La noticia corrió rápidamente y el 25 de abril la incipiente comisión de vecinos creada para “la defensa del espacio verde, cultural y recreativo” -que comprende los padrones 80.356, 80.357 y 80.358- presentó una carta con 800 firmas a la Dirección de Tierras y Hábitat de la IM, solicitando una entrevista para conocer la situación. Al día siguiente los vecinos enviaron una nota a la secretaría de la Comisión Especial Permanente del Prado.

Los primeros días de mayo el grupo fue recibido por la alcaldesa del Municipio C, Miriam Rodríguez, que, de acuerdo al relato de algunos integrantes de la comisión, “no aportó mayor información”, ya que desconocía “la situación jurídica de los padrones involucrados”. Rodríguez aclaró a la diaria que los padrones tenían que ser considerados por la Junta Departamental luego de evaluar el proyecto de la IM para desafectar ese predio, y permitir la construcción de viviendas para realojar el asentamiento, y que por eso dio esa respuesta en su momento.

En el marco del Presupuesto Participativo la comisión de vecinos presentó en mayo una propuesta de espacio verde, cultural e integrado (“social y etariamente”, aclaran los redactores). En la descripción del proyecto se contemplaba la creación de espacios de uso común y parquización nativa, además de la inclusión de juegos y la colocación de bancos rústicos.

A fines de mayo la comisión solicitó una entrevista con la directora del Departamento de Acondicionamiento Urbano de la IM, Eleonora Bianchi, quien -según contaron los vecinos- les comentó la idea de la comuna y les dijo que la situación del realojo “estaba laudada”, respuesta que motivó el enojo de los concurrentes. Ésos solicitaron luego una entrevista en la Junta Departamental con ediles de los partidos Colorado, Nacional y Frente Amplio (FA), en la que, según la comitiva de vecinos que concurrió a la reunión, los ediles desconocían el tema.

El 29 de junio se realizó una asamblea de vecinos con la participación de 200 interesados, en la que Bianchi se hizo presente y recomendó a los concurrentes que se organizaran en una pequeña comitiva como interlocutores del proceso con las autoridades.

Consultado el edil del FA Pablo González, presidente de la Comisión de Planeamiento Urbano, Vivienda, Obras y Servicios de la Junta Departamental que discutió el asunto, dijo que todo nació por el uso de terrenos que eran de Elías Regules desde 1895 y fueron canjeados a la comuna por el predio que está en avenida Bolivia. Esos padrones fueron desafectados en la sesión del 22 de agosto de la Junta Departamental y habilitados para la edificación de viviendas.

Según relataron los vecinos que concurrieron a la sesión de ese día, se llevó a cabo en un tono agresivo y hubo intercambio de gritos entre ediles y espectadores, lo que motivó que las barras fueran desalojadas. Algunos de los miembros de la comisión de vecinos fueron empujados hasta la puerta del edificio por “funcionarios o secretarios de la Junta”. Consultados sobre si habían efuectuado la denuncia por este tema, dijeron que desestimaron la idea porque haberlo hecho habría sido “agregar leña al fuego”.

“Los vecinos dijeron que querían seguir teniendo ese espacio de recreación pero no podemos pensar que es más importante que respetar el derecho a la vivienda de esos otros vecinos, inclusive hablaban de que los realojos podían atentar contra la integración. No compartimos ese planteo porque creemos que tienen que convivir con ellos y no estamos de acuerdo con la concepción de guetos como sucedió en un tiempo con Cerro Norte y Marconi, sino que apostamos a la integración. El Estado amontonó personas en un barrio donde la integración social se planteaba como una dificultad”, sostuvo el edil del FA.

¡Salga de ahí!

En las fachadas de las casas de la calle Pedro Trápani se ven carteles verdes con una leyenda en blanco: “Sí al espacio verde y cultural”. Ahora a la charla de vecinos se suma Julio Tabárez, quien forma parte de la comisión y cuenta que tiene su casa en el terreno lindero al predio donde se construirán las nuevas viviendas. “Estamos viendo de iniciar acciones legales. Algunos vecinos ya están averiguando si estas nuevas afectaciones en los padrones les modifican el valor de su vivienda”, comentó. Consultados sobre sus preocupaciones puntuales, los vecinos cuentan que no quieren perder el espacio verde de recreación. Sin embargo, coexisten diversas miradas sobre el asunto. Torre dijo: “Yo no estoy preocupado por los vecinos sino por aquellos que los visiten a ellos”. La conversación siguió en ronda. Sin interrumpir, esperando su turno, Stagno dijo: “En la intendencia nos dijeron que están trabajando en recuperar el arroyo Miguelete y que este realojo sería como cambiar un espacio verde por otro. Es un poco ridículo”. Sobre los nuevos habitantes que tendrá el predio, comentó: “Son nuestros vecinos. Tenemos interacción diaria con ellos y hace unos años nos juntábamos con algunos. Hacemos hincapié en que este espacio es funcional y venimos trabajando desde hace años para acondicionarlo. No es en contra de nadie”.

Tabárez interrumpió para preguntar: “¿Qué es este espacio? Se hacen eventos de carnaval, de heavy metal, en el teatro de verano que tiene capacidad para 500 personas”, en referencia al Espacio Cultural “La Criolla-Paso de las Duranas”. “Es Patrimonio Cultural y este realojo estaría invalidando la vista del lugar. Además de dejar sin estacionamiento a la gente que concurre al espacio”. “Para la administración le ha sido más fácil sacar esto del espacio verde y decir que no queremos convivir, y eso está lejos del tema. Eso es más sensible para el tratamiento del asunto, porque dicen que tú no querés convivir con el pobre. Queremos defender esto que usan los nietos para remontar la cometa. Es más fácil si te quito argumentos... Esto ha sido planteado como una lucha entre pobres y burgueses, y no es el tema en discusión. No es la verdad. No es problema de que vengan acá los vecinos del asentamiento, sino que queremos que esto sea utilizado por los niños. No podemos tomar por asalto el terreno”, expresó.

Zulma, que vuelve a la conversación después de pasear a su perro, aportó: “Yo conozco a una vecina que vive ahí y es muy bien. Consiguió una vivienda lejos y me dijo que tenían plazo para irse del asentamiento”. “Nadie tendría que vivir en las condiciones que hay en un asentamiento. Sacamos 15 familias que van a ser integradas a la sociedad que está viviendo acá y el resto va para otro lado. ¿Eso es jerarquizar el tema?”, insistió Tabárez.

Por la calle Pedro Trápani, a no más de ocho cuadras, se encuentra el asentamiento donde viven los vecinos que serán realojados. Las construcciones son variadas; las hay de chapa, algunas de bloques, todas sobre la margen del arroyo. Enfrente, las casas del barrio que dan al arroyo lucen rejas altas en los retiros. Una de ellas se encuentra detrás de una cerca eléctrica.

“No dice en ningún lado que hay que avisar antes a los vecinos para desafectar un predio y construir viviendas. Los vecinos que se mudarán son del barrio, jardineros, verduleros, y ya están integrados. Acá se parte de una premisa errónea y es que algunos asocian a la gente de asentamientos con el tema de la inseguridad. Es de larga data el tema de la convivencia; pobres contra pobres, donde se generan focos que no apuntan a integrar la sociedad”, concluyó el edil González.

Por su parte, la alcaldesa Rodríguez dijo que considera que se llegará a un acuerdo entre todos porque el fin último es generar un espacio de inclusión.