Iban llegando con un diario doblado que regalaban en la entrada, con una libreta y una birome. Los hombres y mujeres formalmente vestidos esquivaban los cables y eludían cámaras y mozas presurosas. En la mesa esperaban otros invitados, además de platos con donuts, medialunas, brownies y jugo. Muchos se conocían. Otros se presentaban adjuntando a su nombre el de la empresa que representaban. Elegían té o café. Un locutor anunció sorteos y dio la bienvenida al evento organizado por Somos Uruguay al que denominaron “desayunos útiles”.

Lorenzo fue el único orador. Comenzó diciendo que no se puede pensar en un proceso de transformaciones profundas sin que el sistema financiero las viva. Destacó que “no es pensable” un Uruguay que duplique su nivel de ingreso per cápita con un sistema financiero que mantenga las mismas características y las condiciones de eficiencia de años anteriores. Reclamó elevar los cambios de la economía “a la categoría de cambios estructurales” y pidió que los proyectos estratégicos que se han venido implementando (y los que están en curso) no se evalúen de forma parcial ni “en términos de caricatura”.

Lorenzo recordó que en los últimos años hay una orientación estratégica que busca ampliar el horizonte de derechos de las personas para que puedan “proyectarse a futuro”. “Se ha logrado remover obstáculos que mantenían a la inversión privada en niveles bajos”, dijo, y recordó que años atrás esa inversión era “efímera y débil en sus fundamentos”.

“Hubo que generar un enfoque multidimensional, porque la débil inversión no dependía de una sola variable”, explicó. Afirmó que antes se decía que la estabilidad era la variable clave “y cuando hubo estabilidad, la inversión siguió siendo baja”. Recordó que en otro momento se cambió la idea y se recurría a la necesidad de una apertura para que aumentara la inversión. “Eso también se hizo y la inversión no despegó”, sostuvo. “Luego se destacaban las restricciones financieras y cuando se mejoró el acceso al crédito tampoco despegó la inversión. Hubo que tomar acciones en muchos frentes para que, de una vez por todas, la inversión creciera”, afirmó.

Puso como ejemplo de este enfoque multidimensional el proyecto de fomento del uso de medios electrónicos de pagos y la inclusión financiera, que, según el jerarca, tuvo un diagnóstico inicial en el que había excluidos en el acceso, “de hecho y de derecho”. Aclaró que no fue redactado para incrementar “el número de clientes de los bancos”, pero dijo que eso “esperamos que ocurra”. Para Lorenzo, el proyecto tampoco es solamente una modificación legal que permita implementar la disminución de alícuotas del Impuesto al Valor Agregado (IVA) ni fomentar el ahorro entre los jóvenes. Tampoco busca disminuir la informalidad o bajar la evasión. “Pero es verdad que esperamos que provoque avances en todos esos frentes a la vez”, apuntó. Recordó que la elaboración del proyecto “llevó más tiempo que lo que hubiéramos deseado” y dijo que habría sido más facil si el proyecto hubiera tenido un solo objetivo. “Si hubiera tenido la visión estrecha de implementar la rebaja de los dos puntos del IVA, esto habría sido mucho más fácil”, dijo.

El ministro señaló que el proyecto de ley persigue la universalización del acceso a los servicios financieros de las familias de menores ingresos y de las micro y pequeñas empresas, así como pretende desincentivar el uso de dinero en efectivo y ampliar, mediante estímulos, el uso de los medios electrónicos de pago. Aseguró que existe una relación inversa entre el uso de éstos y la economía informal, y resaltó que la disponibilidad de tecnologías adecuadas posibilita asociar la modernización de los sistemas de pago con la mejora de las capacidades del Estado para controlar la informalidad y la evasión. “Ello se debe a que se obtiene mayor información sobre el origen y el destino de cada transacción”, aclaró.

Considera que el proyecto es posible porque hay aspectos de la realidad que permiten avances. Mencionó que en la elaboración se tuvieron en cuenta “las realidades de las estructuras de mercados en las que este proyecto se inserta”. “Hay que entender los obstáculos que existen para la competencia en los mercados uruguayos”, señaló, y ante un nutrido foro de empresarios destacó: “Permítanme decir que cuando las condiciones de competitividad se transforman en grandes temas de discusión, la ineficiencia y la falta de competencia en algunos mercados de la economía es parte de esa falta de competitividad. Cuando ella no ocurre [la competencia], hay que estimularla”.

Además, destacó que la rebaja de dos puntos de IVA en transacciones electrónicas con tarjeta de débito o mecanismos similares, incluida en la propuesta del Poder Ejecutivo, asegura que el beneficio llegará efectivamente a los consumidores. Recordó que en anteriores rebajas de impuestos al consumo la discusión pública se había orientado a si las rebajas habían beneficiado a la población o habían sido absorbidas en etapas de comercialización.

Como respuesta a una pregunta formulada al final de la exposición, fue enfático al señalar que “no es un proyeco para bancarizar, tiene otras motivaciones”. “El proyecto trata la incentivar la inclusión financiera, es un objetivo que busca la igualdad en el acceso, como en otros servicios que todos consideramos importantes”, concluyó.