Luego de una temporada signada por el mal clima y las constantes cancelaciones de los espectáculos, durante la madrugada del domingo se dieron a conocer los ganadores del concurso oficial del Carnaval 2014. Los primeros premios fueron para la murga Don Timoteo, los parodistas Zíngaros, los humoristas Sociedad Anónima, la comparsa Yambo Kenia y la revista Tabú.
En la categoría Murgas, el segundo puesto fue para Momolandia y el tercero para A Contramano. Luego, le siguieron el resto de las murgas que participaron en la Liguilla: La Trasnochada, Garufa, Cayó la Cabra, Diablos Verdes, Curtidores de Hongos, La Gran Siete, La Buchaca, y, por último, La Gran Muñeca.
En Parodistas, categoría en la que el conjunto de Ariel Pinocho Sosa se llevó el primer premio con 1.544 puntos, el segundo puesto fue para Momosapiens (1.511) y el tercero para Los Muchachos(1.509). En el rubro Humoristas, a Sociedad Anónima le siguieron Cyranos y Los Carlitos (que no participó en la liguilla), mientras que en Lubolos el segundo puesto fue para Sarabanda y el tercero para C1080. La categoría Revistas fue la que menos puntajes obtuvo: la ganadora fue Tabú (con 1.411 puntos), la segunda, La Compañía (con 1.363) y la tercera, Madame Gótica (que no participó en la Liguilla), con 500.
En cuanto a las menciones especiales, la figura de oro del carnaval fue para César Pintos, de Sarabanda, mientras que la figura máxima del carnaval fue para Walter Cucuzú Brilka, de los parodistas Los Muchachos. La revelación fue para Ernesto Pérez, de la ganadora Yambo Kenia, y el mejor espectáculo lo protagonizaron los parodistas Zíngaros, ganadores además en su categoría.
El día después
Diego Bello, cupletero de Don Timoteo, dijo a la diaria que la noticia del premio la recibieron cansados, ya que había sido una jornada muy larga y de mucho trabajo (en la noche del sábado se presentaron en seis escenarios), pero que estaban “muy contentos”. Si bien reconoció que la noche de los fallos siempre se hace muy larga, la cantidad de público “termina motivándote para seguir y mantenerte en pie”, reconoció.
“Expectativas teníamos, como casi todos los carnavaleros, pero sobre todo por la hinchada de la gente, que nos veía en ese lugar durante la jornada del sábado. Había mucha energía en ese sentido; por más que no quieras hacerte mucho la película, es inevitable” dijo, al ser consultado por si ya se había imaginado en ese lugar.
Bello consideró que este año fue complicado, porque la murga iba a salir con el nombre Asaltantes con Patente, y por un inconveniente con los derechos, “tuvimos que salir prácticamente a buscar un título para no quedarnos sin carnaval”. También sufrieron la ausencia de uno de sus integrantes, Rafa Cotelo (por una enfermedad de su hija), lo que generó varios cambios y la necesidad de presentarse sin él en las dos primeras rondas del Teatro de Verano. El cupletero describió a la temporada como complicada, aunque terminó bien. “Lo que generó realmente el tema del clima fue apretar mucho el trabajo. Porque si bien al principio llovió muchos días, después se estabilizó y hubo muchísimo trabajo concentrado en estos últimos diez o 12 días, así que llegamos con los restos”, confesó.
Piensa que el carnaval tiene muchas cuestiones lindas, y si bien cree que vivió de una manera muy intensa las últimas dos temporadas, aconseja tratar de llevar la balanza lo más equilibrada posible, “porque si no se produce un gran desgaste”.
Detrás de cámara
“La sensación que tengo es que nunca se armó clima de carnaval”, dijo el conductor de la tercera temporada de Salú Carnaval -de Televisión Nacional de Uruguay-, Álvaro Carballo. Comentó que cuando empieza el concurso y todo lo que lo rodea, si uno va a los tablados “ve a la gente enroscada mientras se va diciendo que gana Fulano o Mengano. Se va produciendo un fermento entre la gente que está en la vuelta carnavalera. De este modo los tablados, por ejemplo, siempre están llenos”. Dice que por las lluvias de este año, en las primeras semanas los tablados estaban al 50%: “Probablemente, la gente iba menos por miedo a que se le suspendiera el espectáculo a la mitad de la noche por lluvia. Esto cambió el clima para todos, porque incluso los conjuntos actuaron menos”, explicó.
Carballo reflexionó sobre la temporada teniendo en cuenta la realidad de los conjuntos, que ensayan más o menos desde julio, dos o tres veces por semana, luego deben rendir una prueba de admisión y desde diciembre comienzan a ensayar diariamente y sin descanso, cobrando 300 o 400 pesos por tablado. Contó que hubo un conjunto que de las 40 actuaciones que le habían contratado en las primeras semanas, pudo hacer sólo siete. Dijo que frente a esto, los propios conjuntos comienzan a cambiar el componente. Además, aquellos que quisieron montar un negocio de comida en un tablado (pagando al dueño un monto en comisión) que después no abrió no saben qué hacer. “Imaginate si el tipo compró 200 panes de pancho hoy y no pudo abrir, los lleva mañana y vende pan viejo, pero ya pasado no le sirve. Y la gente, a su vez, dirá que los panchos del tablado son una mierda. Todas estas cuestiones conspiraron con que el clima no haya sido ni súper alegre ni festivo. Me parece que esto es lo que va a quedar como saldo de este 2014, el año que vivimos el peligro”.
El conductor contó que vio tablados muy lindos en lugares que no se imaginaba, como el Parque de los Fogones, ubicado entre Nuevo París y Sayago, “en medio de un cante, creo que por María Orticochea, calle que suena más a policiales que a otra cosa”, ironizó. Explicó que por un camino de tierra se llega a un anfiteatro con capacidad para 300 o 400 personas, muy prolijo y cuidado por los vecinos. De hecho, este tablado -“que debe ser de los más humildes”- ganó una de las menciones a la decoración que organiza el Museo del Carnaval.
Según Carballo, en ese tablado se generaban cosas “muy lindas entre vecinos”, quienes organizaron, por ejemplo, la Miss del Tablado, con niñas de entre tres y 12 años, que fue un juego más que una competencia de belleza. El comunicador dijo que en esta interesante movida vio “cosas muy lindas, distintas a lo que se vive en los tablados comerciales, que tienen otro tipo de público y que, en algún punto, se va más a ver un espectáculo: en los intervalos saben que alguien les va a vender un bingo, hay animadores que buscan que el público se mantenga entrenido... es una impronta más industrial, digamos; pero en los tablados populares hay una cuestión de fiesta un poquito más integrada a la gente”.
Haciendo la salvedad de que vio los espectáculos en los tablados y no en el Teatro de Verano, donde compiten y muchas veces llevan otra infraestructura, y guiándose por lo que dijeron los colegas especialistas en comentar espectáculos, dijo que lo único que le llamó la atención fue el triunfo de Sociedad Anónima sobre Cyranos: “Para la prensa especializada, eso fue lo llamativo; de hecho, la diferencia fue de un punto en 1.468”. Confesó que a él, Don Timoteo le pareció el segundo mejor espectáculo en la categoría Murgas, pero por las formas que sigue el concurso de Carnaval, “es indiscutible y un ganador muy justo”, aseguró, antes de afirmar que el espectáculo que más le gustó fue Cayó la Cabra (que quedó en el sexto puesto), conjunto que viene de Murga Joven “y que armó un buen espectáculo, porque cada vez que se veía a las cabras, uno le encontraba otra vuelta a lo que se decía. Tenían algunos planteos con un tono que podía ser un poco adolescente, pero cuestionaban muchas cosas, como la relación del ser humano con el trabajo, que me resultaron interesantes”.
Las puntas (despedida) de Don Timoteo las escribió Pinocho Routin, “que es un tipo de tremendo oficio y de gran llegada, con un vuelo poético muy carnavalero”, aseguró, y agregó que los medios (el resto del espectáculo), escritos por Carlos Tanco, “tienen una carga conceptual importantísima. Incluían un cuplé que era una crítica a los parásitos del Estado, que terminaba hablando de la función del Estado y demás, que fue muy interesante, sobre todo siguiendo un análisis político”, concluyó.
El jueves 20 de marzo se realizará la ceremonia de entrega de las menciones especiales, en la Intendencia de Montevideo.