Galemire, Bordoni y Ulivi son tres conocidos músicos locales con vastas carreras solistas dentro de la música popular y el pop, que no necesitan mayor presentación. La novedad radica en su reciente agrupación bajo el sugestivo título de Marte para los Marcianos, con la que conformaron un espectáculo que se presenta todos los sábado de marzo y abril a las 21.30 en el Teatro Victoria (Río Negro 1479). Un espectáculo de canciones en el que los cantautores aseguran haber encontrado un cuarto elemento unificador, con el que expondrán nuevas creaciones y coautorías preparadas para la ocasión. Los tres marcianos nos cuentan de qué se trata todo esto.

-Cuando en la escena se percibe una tendencia a la individualidad y de la disolución de una banda se generan varios proyectos solistas, ustedes se juntan, ¿por qué?

Galemire: -Justamente lo que más nos impulsó luego de ponernos a ensayar es que esto se transformaba en un cuarto personaje, ya que tres tipos muy distintos en sus criterios para componer et al se juntan y resulta que sale una especie de común denominador, que a veces va por el lado de las voces, otras por el lado de los arreglos. Tampoco perdemos la cosa personal; tocando ahí somos un grupo, realmente, y cuando nos juntamos aparece esa cuestión unitaria.

Ulivi: -Que dio laburo, porque llevó meses...

-Las primeras interrogantes que me planteé al enterarme del proyecto Marciano fueron: ¿qué toca cada uno?, ¿armaron una banda soporte o se cambian de instrumentos según la ocasión?

Ulivi: -Dependiendo de la canción tocamos lo que ésta requiere, por ejemplo, dos guitarras y bajo, tres guitarras, una guitarra, guitarra y percusión, teclado y guitarra, y así. Lo que unifica más es el tema de las voces, con un buen trabajo de arreglo de voces.

Bordoni: -Somos nosotros tres, cosa que al principio -mayo/junio de 2013- no estaba tan claro y dudábamos si convocar, por ejemplo, a un baterista y un bajista, para así armar una banda. Finalmente optamos por esto.

Galemire: -Porque no es solamente la parte de instrumentación, eso es lo menos relevante con tal de que dé resultado, y de hecho lo da; el asunto son las composiciones y la intervención que hacemos cada uno de nosotros en la canción del otro. Por ejemplo, hemos compuesto dos canciones con Bordoni para este espectáculo y ya teníamos compuesta una canción -que prácticamente la estamos estrenando- con Fernando.

-En tu último trabajo, Trigo y Plata, ya había una coautoría de ambos.

Ulivi: -Si, ésa no está incluida en este espectáculo, hay una que hicimos después y nunca tocamos en vivo.

Bordoni: -A su vez, en mi disco La cifra infinita también hay dos coautorías con Galemire, que tienen su música. Ahora sumamos dos más para este espectáculo.

Ulivi: -Hay una de Bordoni y mía también. Interactuamos bastante, eso fue lo que buscamos y al final logramos.

Galemire: -Ellos desde el principio rechazaron la idea de ser tres “cansautores” que van cada uno por su lado. Buscamos unificar, no dar ese tipo de información solista en la que cada uno presenta los temas de sus últimos trabajos, sino que la información sea la parte estética, ya sea por las voces, los arreglos, los nuevos temas compuestos, los nuevos arreglos para los temas que ya estaban, para así generar una cosa personal. No ser tres, cada uno con su pequeño ego diciendo. Primero, nos planteamos qué podíamos ofrecer juntos, y luego de un año de discusiones y trabajo está el resultado. Pensamos que debíamos tener una puesta en escena, cuidar el sonido, cuidar las luces, y en eso nos empeñamos. Está Fernando Toja, que nos dio una gran ayuda en lo que tiene que ver con la puesta en escena, involucrándose muchísimo en el espectáculo.

-¿Incluyeron algunos textos entre canciones?

Ulivi: -Sí, hay textos nuestros y alguno de Toja también.

Bordoni: -Vale la salvedad: ni es esto una obra de teatro ni nosotros somos actores. Además, creo que en general los músicos uruguayos en lo escénico somos bastante troncos, salvo excepciones, como Rada. Por eso buscamos a Toja.

-Podría coincidir en eso si nos referimos a la canción popular, en la que generalmente se toca sentado. Quizá ya en el rock sea otro el cantar...

Galemire: -Sin llegar a eso y sin querer entrar en una definición de cada uno, el más roquero es él [señala a Bordoni], que tiene una impronta mas dylaniana, más darkie, más... qué sé yo… Ulivi tiene una influencia brasileña bastante importante, igual que yo, que por más viejo he bebido de varias fuentes. Será por eso. El asunto es que partiendo de cosas un poco diferentes fue maravilloso ver que todo se volvía una sola cosa. Entonces esto nos gustó, cómo es posible interactuar entre gente tan distinta, incluso en la edad. Ellos son menores que yo; sin embargo, se pudo. Ulivi viene de una actividad teatral muy importante que de repente la gente no tiene muy clara. La casa está llena de Florencios y afines.

-A propósito, Ulivi abandonó un poco el terreno de la música popular -editó por última vez en 2003, con Por donde pasa el tren (Perro Andaluz)- por la música de teatro. ¿Por qué?

Ulivi: -Bueno, por unos años dejé de componer canciones para mí. Entré en una crisis y dejé de hacerlo. Compuse por encargo canciones para teatro, en el que está delineado por el interesado por dónde debe ir la canción, pero para mí dejé de hacerlo hace mucho tiempo. Cuando Bordoni -que fue el de la idea inicial de juntarnos- me propuso esta idea, yo venía intentando hacer nuevas canciones y con ganas de salir a tocar de vuelta. .

-Partamos de la base de que el trabajo de ustedes tres funciona individualmente, entonces volvamos a la pregunta inicial: ¿por qué se juntan?

Galemire: -No creas que fue fácil la decisión. Primero, a los tres nos gusta la música del otro, a priori existe una especie de respeto y reconocimiento, pero después: ¿cómo hacemos para que funcione esto? ¿Cómo hacemos para justificar una reunión? No existe una teoría previa, nos pusimos a laburar y vimos que funcionábamos a pesar de ser distintos. No vamos por más; vamos por otra cosa, haciendo algo distinto.

Bordoni: -Siempre digo que en materia artística la matemática pura no aplica. Nos juntamos nosotros dos a hacer una cosa y uno más uno nunca da dos, siempre da otra cosa. A mí en lo personal siempre me rinde. Por un lado participé en Los Kafkarudos, que tuvo este tipo de laburo. En mi último disco de diez canciones, seis son coautoría; por lo tanto, laburar así a nivel compositivo siempre me ha llevado a hacer cosas que solo no hubiera hecho.

Ulivi: -Había un antecedente entre Galemire y yo también, cuando nos presentamos en un espectáculo juntos con una banda por 2005, que se llamó “Marte para los marcianos, primer viaje”, por eso éste es el segundo viaje.

-Al ver este tipo de espectáculos es interesante notar la interacción, que hay un trabajo previo y no una pose para la foto, que se percibe la mezcla.

Ulivi: -Claro. Con el agregado de que aquí aparecieron nuevas composiciones en coautoría. Cuando comenzamos a ensayar tocábamos dos o tres canciones y seguíamos repitiéndolas una y otra vez, porque lo que buscábamos no era que saliera sino de qué forma hacerla. Después de que se encontró ese personaje de quiénes somos nosotros y qué queremos ser, de qué forma vestimos las canciones, las sacamos en dos minutos. Ése es el cuarto personaje.

-Una vez definido el cuarto integrante, ¿qué rol jugó el público en la concepción de este espectáculo?

Ulivi: -Ninguno. Era lo que nos gustaba a nosotros.

Galemire: -No se puede trabajar de esa forma, lo mejor es tener una ética de trabajo, de hacer las cosas en serio y con honestidad, con la esperanza de que le guste a la gente. En general surte efecto. Cuando ofrecés una cosa en la que confiás y creés que tiene calidad, la gente empieza a responder.

Ulivi: -Nos preocupamos, sí, por el fluir energético del espectáculo. Eso de “aquí pongamos una canción un poco más para arriba, después otra más tranquila”, pero por el fluir estético, no por si a la gente le va a gustar o no.

Galemire: -Yo lo que hago es dejarme ir, y me parece que lo que suena es lindo, las tres tendencias se unifican, funcionan. Hay una intención de salir de uno mismo, de dejar de mirarse el ombligo. Nos gusta hacer esto. La honradez también vende, estoy convencido de eso.