“Silvio Rodríguez habla de ‘causas y azares’. Nosotros llegamos a la edición de libros de casualidad”, dice Xosé Ballesteros. De esta forma resume el trayecto de Kalandraka: “El objetivo estaba claro. Lo que no nos podíamos imaginar era que la idea de crear un pequeño sello editorial se iba a convertir en este proyecto, en el que ahora estamos 20 personas. Han soplado los vientos a favor. Ha habido tormentas y hemos sabido mantener la calma buscando una línea y las estrellas que nos han trazado una ruta. La concentración editorial en el mundo es real: es un enorme muro, pero hay pequeñas grietas en las que es posible anidar y ver que un poquito más allá está el nido de otro. Como nuestro objetivo no es otro que vivir con dignidad de nuestro trabajo, parece que la fórmula se ha conseguido y es posible”.

-Kalandraka surge el 2 de abril de 1998 ante una realidad: la inexistencia de álbumes ilustrados para niños en gallego. ¿Cuál es el estatuto de esa lengua en la actualidad?

Xosé Ballesteros: -Cuando el gallego se convierte en materia curricular, después de la dictadura de Franco, una serie de editoriales publican en gallego, sobre todo libros escolares. En ese momento surgen escritores en lengua gallega, mayormente profesores asociados a los movimientos de renovación pedagógica. Ése es el inicio. Cuando nació Kalandraka, el mercado del álbum ilustrado era muy incipiente. En Galicia se consumían fundamentalmente libros en castellano y algunas pocas cosas traducidas. Nuestro interés parte de que queríamos que en gallego existiesen libros de los grandes ilustradores, y nos ponemos a hacerlo sin más objetivo que contribuir a la normalización de nuestra lengua. Hoy en día se da una paradoja: hay una producción enorme de libros en gallego, pero la lengua cada vez se habla menos. Forma parte del currículum, pero cada vez hay menos hablantes; la UNESCO dice que tiende a desaparecer como lengua hablada. Y todo tiene un porqué: una de las grandes aportaciones para que la lengua gallega cada vez se hable menos son las políticas lingüísticas de los distintos gobiernos que ha habido en Galicia.

-Anuncian para este año una atención especial en la obra de Maurice Sendak...

XB: -Nosotros habíamos publicado Donde viven los monstruos en gallego, catalán, euskera y portugués, y era el único libro de Sendak existente en español. En su momento, solicitamos los derechos de La cocina de noche a su nuevo agente (antes había que tratar directamente con Harper Collins, pero ahora tiene un agente, que es conocido como el Chacal). Nos dijo: “Estamos muy interesados en que ustedes publiquen ese libro, pero queremos que en cada lengua haya un editor que publique la mayor parte de la obra de Sendak; si ustedes aceptan publicar un número mayor de títulos, podemos llegar a un acuerdo”. Era un mínimo de 15 títulos, a publicar en dos años. Como resultado de largas negociaciones, entre 2014 y 2015 publicaremos 18 títulos de Maurice Sendak en todas las lenguas ibéricas.

MR: -La cuestión fue que cuando ellos nos comentaron eso y comenzamos a ver los libros de Sendak, pues claro... todos nos gustan. Al principio nos parecía que 15 iban a ser muchos, pero después se nos hizo difícil elegir. -La consigna del trabajo editorial de Kalandraka es “Libros para soñar”, toda una declaración de principios ...

XB: -Hay tres líneas que sustentan el proyecto de Kalandraka desde los inicios: la recuperación, en formato álbum, de los cuentos tradicionales, que en definitiva es la recuperación de la oralidad; la producción propia, es decir, de nuevos ilustradores que estaban surgiendo en todo el país; la edición de los grandes autores de literatura infantil. Se trata de libros que se habían ido descatalogando, y nosotros no podíamos comprender cómo podían no estar vivos: Historias de ratones, de Arnold Lobel, o Los tres bandidos, de Tomi Ungerer, o Frederick, de Leo Lionni… Son libros eternos, que tienen que estar en cualquier biblioteca, no sólo escolar, sino también pública y familiar. Recuperarlos fue nuestro objetivo cuando pusimos en marcha esa colección, que nos ha dado muchas satisfacciones: muchas veces íbamos como cazadores, a la espera de poder conseguir los derechos, tarea que a veces nos llevaba años.

-Acá hay cierto olvido de los clásicos, ¿cómo es en España?

MR: -Quizá la pregunta sea: “¿Cuáles son vuestros clásicos?”. ¿Los de los pueblos originarios? ¿Los clásicos de Andersen y Grimm?

XB: -Creo que lo que ha sucedido en España es que la dictadura barrió todo lo que era literatura infantil, y los cuentos de hadas no sólo los simplificó, sino que además los reescribió tanto que al final eran aquellos libros troquelados que yo leía de niño, cuentos de hadas muy edulcorados, muy color de rosa, que no tenían nada que ver con los originarios. Podríamos estar toda la tarde hablando sobre el cuento tradicional, las raíces históricas del cuento, los recopiladores, las distintas teorías psicoanalíticas que los interpretan; en definitiva, el “érase una vez” nos transporta a otro lugar y es lo que provoca también la fantasía.

-Desde hace varios años ustedes otorgan el premio Compostela, cuyos galardonados conforman una colección. Hay entre ellos obras de autores de procedencia diversa.

XB: -Se entrega el 23 de abril, en coincidencia con el Día Internacional del Libro. Existe a partir de una campaña de animación a la lectura que hacemos junto con el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, desde hace 14 años. Esta campaña se celebra anualmente en abril, en un espacio que durante un mes se convierte en un pequeño museo. En determinado momento le planteamos al Ayuntamiento la posibilidad de crear un premio de álbum ilustrado, y el Departamento de Educación recibió esta propuesta de forma entusiasta. Pese a la crisis, que continúa, y que podría haberlo puesto en peligro, se ha mantenido... Eso nos ha permitido una interrelación enorme con creadores 
latinoamericanos.

-Es interesante esa apertura, teniendo en cuenta que es una editorial relativamente pequeña.

XB: -Los libros de Kalandraka han llegado a América hace años, estaban en las librerías de Buenos Aires antes del corralito [de 2001]. Eso ha tenido como efecto que haya habido un seguimiento por parte de los ilustradores. Hace unos días, cuando participaba en un taller en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, nos preguntaban por la presencia de ilustradores latinoamericanos en nuestro catálogo y nosotros les decíamos que en Europa estamos viejos y cansados, agotados y deprimidos. No sólo vivimos una crisis económica, sino también existencial. En cambio, de este lado del Atlántico hay más sueños, más energía, más fuerza, más colorido. Eso se está notando en la producción de álbum ilustrado, que se nutre de imagen y color.

MG: -Por otra parte, en la editorial siempre hemos apostado por que los niños tuviesen libros diversos. En ese sentido, es interesante publicar trabajos de creadores de distintos lugares del mundo; es enriquecedor para todos no sólo publicar lo nuestro, sino también ver con los ojos de otro lugar.