Fue testigo directo de la opresión racial en su país, Sudáfrica, y la mayoría de sus trabajos rastrearon esa segregación en sus diversas marcas psicológicas y morales. Nadine Gordimer, la fundadora del Congreso Sudafricano de Escritores, que en 1974 ganó el premio Booker por El conservador, y en 1991 se convirtió en la primera mujer en 25 años en ganar el Nobel de Literatura, falleció este domingo en Johannesburgo, según informó su familia.

La activista y literata vino al mundo hace 91 años, en una Sudáfrica donde negros y blancos sólo se cruzaban en condiciones de servidumbre. Nació en 1923, en una familia blanca y de clase media, pero se convirtió en una de las voces más poderosas contra el apartheid, y sostuvo una indeclinable lucha “por devolver la dignidad a la población negra sudafricana”.

En una conferencia que dio en México en 2007, luego de referirse a la responsabilidad ética de los escritores, ironizaba: “¿Esto nos habla de una carencia o de una falta de libertad artística para nosotros? ¿Qué piensan ustedes que es un artista? ¿Un imbécil, que no es nada más que ojos; nada más que oídos si es un músico; un mentiroso si es poeta? No, un artista es también un ser político que está constantemente pendiente de lo que sucede en el mundo, ya sea amargo o dulce, y no puede evitar ser moldeado por esos acontecimientos, de la misma manera en que el arte va moldeando los acontecimientos exteriores”.

Como ya se ha dicho en varias ocasiones, África es la protagonista sangrienta y saqueada de la literatura de Gordimer, a la que se refiere por medio de conflictos sociales, diálogos, personajes y diversos sitios. Este mismo proceso sucede en algunas obras -como La edad de hierro- de su coterráneo, JM Coetzee. En ambos escritores es posible adivinar ciertos documentos históricos aludidos en sus narrativas, que posibilitan fantasear con una historia más allá de la ficción.

La favorita de Mandela

La vocación literaria de Gordimer emergió en su adolescencia, y con apenas 15 años publicó su primer cuento en una revista local. Posteriormente, se editó su primera novela, The Lying Days (1953), que sorpresivamente contó con un gran reconocimento crítico nacional e internacional. A partir de entonces publicó más de una veintena de obras, entre las que se encuentran La huella del viernes (1960), La hija de Burger (1979), Something Out There (1984), Un capricho de la naturaleza (1987), Nadie que me acompañe (1994) y The Pickup (2001).

La obra de Gordimer ha variado de forma considerable a lo largo de su vida, desplazándose del realismo social a una narrativa modernista. Esta última se vuelve constatable en El conservador (1974), novela que describe a un industrial blanco y conservador que fue abandonado por su propia familia por no soportar la violencia que ejercía sobre sus empleados negros. A partir del entorno del apartheid, delineado sutilmente en sus trabajos, la sudafricana explora temáticas como el mal, el poder, la violencia y el colonialismo, en sus distintas formas.

Gordimer recibió variadas distinciones, entre las que se encuentran el premio WH Smith de Literatura (1961), el Booker McConnell a la mejor novela inglesa (1974), el Thomas Pring de la Academia Inglesa Sudafricana (1975) y el premio CNA de Literatura (1975, 1979 y 1981). Además, recibió más de 15 doctorados Honoris Causa de numerosas universidades, como Yale, Harvard, Columbia, Cambridge, Leuven y Ciudad del Cabo.

La Fundación Nelson Mandela rindió homenaje a la narradora, expresando su “profunda tristeza por la pérdida de la gran dama de la literatura de Sudáfrica [...] Hemos perdido una gran escritora, una patriota y una voz fuerte por la igualdad y la democracia en el mundo”. Al héroe nacional Nelson Mandela le habían acercado un ejemplar de su novela La hija de Burger mientras se encontraba en la prisión Robben Island. Y según reproduce El País de España, en la autobiografía que relata sus 27 años de prisión, el líder político confesó: “He leído todas las novelas no prohibidas de Nadine Gordimer y he aprendido mucho sobre la sensibilidad de los blancos liberales”.

Durante la Feria del Libro de Guadalajara, en 2006, Carlos Fuentes definió a Gordimer como la “abanderada de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica”. En ese mismo país, ella concluyó una conferencia reflexionando sobre la realidad y la obra artística, asegurando que la “imaginación no es irrealidad sino una realidad más profunda. No hay torres de marfil. No existen torres de marfil que puedan sostener víctimas, que puedan sostener el acoso de la oleada interminable de la realidad”.