En los tiempos que corren, el melómano perezoso que ya ni se molesta en adentrarse en la espesa selva de la piratería y la bajada de música tiene una opción estrella: la música por streaming, online y a un click. Para hacerlo, el software más utilizado en estos momentos es Spotify, pero no todos los músicos se prestan para la fiesta en la nube. Según consigna la Rolling Stone, Taylor Swift, la actual reina del country-pop, directamente, “odia Spotify”: “No estoy dispuesta a ceder mi trabajo a un experimento que no creo que compense justamente a los compositores, productores, artistas y creadores de la música”, dijo la joven blonda. Spotify ni se inmutó y sigue como si nada. Por otro lado, Prince se niega a que su música apenas se asome por YouTube (quizá el sitio más popular para escuchar música actualmente); aunque por esa plataforma difunde videos inéditos de sus shows, prohibió la difusión de casi todos sus discos.

Pete Townshend, el violero con brazo inquieto de The Who, se niega a que la música que cultivó como solista aparezca en cualquier sistema de streaming, e incluso osó meterse con una de las minas de oro de la manzanita: “iTunes es un vampiro digital”, afirmó. Sin embargo, la música de su banda sí está disponible. Pero resulta una verdadera desgracia que ese gran disco solista de Townshend, Empty Glass (1980) no esté volando en la nube, con temazos como “Let My Love Open the Door”.

Thom Yorke, el líder de Radiohead, tampoco está muy a gusto con Spotify, y se refirió a la conocida plataforma de una manera un tanto escatológica: “El último pedo desesperado de un cuerpo moribundo”. Pero no todo es rebeldía, ya que los discos de su banda que Yorke no puede controlar -la gran mayoría, según explica Rolling Stone- están disponibles para ser escuchados a placer.

Grandes bandas, como Led Zeppelin y Pink Floyd, en su momento se mostraron reticentes, pero al final dieron el brazo a torcer; sin embargo, la más grande de todas, The Beatles, todavía no se puede escuchar en la mayoría de los sitios de música por streaming (-legales; por YouTube siempre se cuela algún fan que sube parte de la obra de los fab four sin permiso-), y no se sabe el motivo. Quizá sea porque es una banda que ya no necesita ningún empujoncito para hacerse popular, pero el motivo esencial que ha distanciado a los grandes vendedores de discos de medios como Spotify o iTunes es, simplemente, el ridículo monto que pagan las compañias de streaming.