El rechazo del premio Nobel de Literatura por parte del filósofo existencialista francés Jean-Paul Sartre (quien cultivó obras claves como El ser y la nada, La náusea, entre otras) es el más famoso de la historia. La Academia Sueca, encargada de otorgar el galardón, lo premió subrayando sus méritos: “Su trabajo, rico en ideas y repleto del espíritu de la libertad y la búsqueda de la verdad, ha producido una influencia de muy amplio calado sobre nuestra era”. Sin embargo, el francés se negó a recibir la distinción, alegando que “las instituciones no deberían ser intermediarias de la cultura”.

Más de 50 años después, la Academia Sueca abrió su archivo y se supo, según señala el diario sueco Svenska Dagbladet, que Sartre había enviado una carta a la Academia para advertir que no quería ser incluido en la lista de candidatos al Premio Nobel, ni ese año, ni en el futuro. La misiva llegó el 14 de octubre de 1964; un mes tarde, ya que, en setiembre del mismo año, la élite académica ya lo había elegido ganador de entre 76 candidatos. De todas maneras, Sartre aún mantiene un “honor” único: es el único literato galardonado con el Nobel que declinó el premio voluntariamente. El escritor ruso Boris Pasternak inicialmente aceptó el premio en 1958 (un año después de publicar la novela Doctor Zhivago), pero, según señala el diario inglés The Guardian, luego lo rechazó por la coerción ejercida por las autoridades de su país, así que no cuenta.

El rumor de que Sartre había enviado la carta y no había llegado en tiempo y forma -era el correo de 1964, vamos, ¿qué se podía esperar?- estuvo corriendo durante varios años, pero no era necesario que la Academia Sueca abriera sus secretísimos archivos para saber que al más famoso de los existencialistas franceses no le gustaba la idea de recibir el premio. El mismo año en el que lo recibió, expresó su inconformidad por la cantidad de dinero que representaba el premio (250.000 coronas -la moneda sueca-): “Hay dos opciones, o uno acepta el premio y con el dinero ayuda a organizaciones o movimientos que considera importantes (pienso en el Comité anti Apartheid de Londres), o lo rechaza y priva a tal movimiento de la ayuda que necesita”.