A principios de los 90 y con Quentin Tarantino como publicista honorario, el director chino John Woo fue fugazmente uno de los más prestigiosos de la cinematografía mundial gracias a sus elegantes tomas de cuerpos volando y disparando simultáneamente, con las que probó ser un esteta de la violencia como no se había visto desde Sam Peckinpah. La estrella de Woo decayó en este siglo, cuando se vio que si bien es un gran coreógrafo de escenas de acción, también es un narrador bastante limitado, como mostró en varias películas tan espectaculares como elementales, hasta que decidió volver al Lejano Oriente para realizar films épicos sobre episodios y leyendas de su país.

En pleno auge de la televisión como medio más creativo que el cine, Woo puso sus ojos en este otrora despreciado formato, para ofrecerle a Netflix una producción que regresa a los orígenes de la carrera del director y a la obsesión por los dobles opuestos. Cognition es una serie sobre un detective con cáncer que viaja a Shanghái para someterse a un tratamiento experimental que opera sobre lo psicológico, considerando que sufre una somatización debida a que no logró resolver el terrible caso de un asesino en serie de Los Ángeles. En la ciudad asiática, descubre que crímenes muy similares ocurren de nuevo a su alrededor.

La dirección queda en manos del inglés Alex García, realizador de dos series de culto como Utopia y Misfits, y Woo figurará exclusivamente como productor, en el primer lanzamiento importante de la productora Catalyst, de la que es socio. Esto, por supuesto, no quiere decir gran cosa para quienes conocen el concepto de “producción” de Woo, que relega al director casi a una tarea de camarógrafo.